No me acuerdo si lo escribí aquí o lo charlé con mis amigos, lo que no es tan diferente, porque pienso a este espacio sabatino como una conversación entre amigos a los que nos gusta el fútbol. Me refiero a cierta insatisfacción, de malestar, incluso de pena, por ver a Messi terminar (creo) su carrera en un equipo como el Inter de Miami. Messi se merece algo más y mejor. No solo porque el nivel de la MLS es muy malo, sino que el propio Inter de Miami es un equipo desagradable. Alcanza con ver el currículum (por no decir el prontuario) de la familia Mas Canosa, propietaria del club (los invito en serio: entren a Google y vean, no se van a defraudar).
Se dirá, con razón, que otras ligas millonarias (hasta más ricas) como las de Medio Oriente (donde juega Cristiano Ronaldo, por ejemplo) tienen también un paupérrimo nivel futbolístico. Es cierto. El ocaso o, para ser más justo, el final de la carrera de los dioses del fútbol presenta una complejidad que, claramente, me supera. Solo que hay algo de Messi en Miami que me parece injusto hasta con él mismo, con su historia. Verlo perder por goleada una y otra vez, putearse con un referí en un partido de nivel casi amateur, y cosas por el estilo me resultan muy tristes. De hecho, esta semana leí unas declaraciones de él que me llamaron la atención. Decía no saber nada sobre la firma de la renovación del contrato. No confirmaba su continuidad. Extraño. ¿Hay algún problema entre Messi y el club? No lo sé. Sé, sí, que el equipo, desde que lo dirige Mascherano, empeoró claramente.
La relación entre Messi y Mascherano da para detenerse en ella. Por Mascherano, ¿Messi siente compañerismo? ¿Amistad? ¿Sumisión? Tampoco lo sé. Recordemos momentos de esa relación. Primero lo lleva al Barcelona, donde no logra jugar de 5 ni unos minutos, teniendo delante a Busquets (uno de los mejores de la historia en ese puesto). Pasa entonces a ser un defensor central ni fu ni fa, en un equipo al que no le llegaban prácticamente nunca. Luego le dio la jefatura de los reclamos de la selección a Sampaoli en el Mundial 2018, que desembocó en uno los papelones históricos de la selección (donde todos, jugadores y técnico, fueron responsables). Más tarde, le consiguió una changuita como director técnico de la selección juvenil argentina, con resultados muy malos (resultado malo no es solo perder, sino que el equipo nunca jugó bien y, sobre todo, no potenció a ningún juvenil para que dé el salto). Y ahora lo llevó a Miami, donde ganó uno de los últimos siete partidos y recibió 20 goles en contra. Evidentemente Messi es peor que Cristina Kirchner eligiendo candidatos.
Entre tanto, con Boca y River afuera (a River le dieron un penal dudosísimo en el minuto mil doscientos treinta y cuatro del segundo tiempo, para que lograra empatar… igual no alcanzó) no parece haber un candidato claro. Independiente, tal vez. Pero no me animo a afirmarlo fuertemente. Queda la posibilidad de una final San Lorenzo-Huracán. Hasta donde sé, sería la primera final entre ellos, siendo que nunca se enfrentaron en la B ni en copas internacionales, lo que le daría al campeonato argentino un toque de interés extra, que no estaría mal.