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Realidades y ficciones

El tiempo perdido

Reloj de arena 20221029
Tiempo | Unsplash / Aron Visuals

Definir el tiempo siempre ha sido un dilema. La idea de pasado, presente, futuro ha dado pie para numerosas disquisiciones.

Cada civilización tuvo su propia manera de medirlo, relojes de sol, de arena, clepsidras, la luna, las estrellas. San Agustín decía: “Sé lo que es el tiempo cuando no me preguntan pero cuando me lo preguntan ya no lo sé”.

Un concepto de origen oriental habla de un tiempo circular. La luna aparece y desaparece en ciclos. El sol es vida (luz), luego muerte (noche) y, otra vez vida, reiterándose en círculos.

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Para el judaísmo y el cristianismo hubo un principio del tiempo, posee un comienzo, pero no un final. Es lineal, con un punto de partida, pero sin marca de llegada. Continúa la línea hacia el infinito.

Para no lastimar nuestro orgullo nacional, nuestra idiosincrasia, podemos decir que los argentinos intentamos, permanentemente, modificar la medición del tiempo. Así, algunos se han quedado en los 50, otros en la infancia, otros pretenden convencernos de que el siglo XXI ya pasó, hasta el infinito vernáculo.

Los estudiosos y los religiosos, dijimos, tienen sus propias ideas sobre el tiempo. Agreguemos a los escritores y artistas que, también, especulan con lo temporal.

Acaso La máquina del tiempo de H. G. Wells sea uno de los libros emblemáticos del traslado al pasado y/o al futuro a través de un vehículo descrito sin muchas precisiones pero efectivo en su propósito literario. Fue un inicio novelesco de los viajes a través del tiempo, luego reiterado en otros escritos y argumentos.

Volver al futuro, un filme en el que un auto es el transporte temporal, el Vengador del futuro y tantas otras películas y series nos hacen imaginar tiempos pasados, nos invitan a pensar en tiempos venideros, nos advierten y, por qué no, nos entretienen en especulaciones curiosas.

Los argentinos, en el presente, hemos caído todos en la profundidad de la grieta, pero aun desde este fondo hostil, persistimos en discusiones políticas de divisiones con agresiones y fanatismos.

Los argentinos, en el presente, hemos caído todos en la profundidad de la grieta

La película Argentina 1985, más allá de sus plausibles méritos, puede aportarnos una nueva reflexión sobre el tiempo autóctono.

El año 1985, en el medio de la década de los 80, es, a la vez, un punto equidistante entre el inicio de la década de los 70 y el final de la de los 90.

Intentando una ficción basada en hechos reales, nos aventuraremos a elaborar una tesis por la cual la próxima elección de 2023, junto a sus posibles candidatos, se posiciona en alguna de estas décadas (70, 80, 90), con las claras variantes del presente, en lo social y lo económico.

De un lado están quienes, reivindicando subjetivamente los 70, nos llevan a debates acerca del peronismo, con sus antagónicas miradas, caminos (distintos métodos que entonces) y divisiones de aquellos tiempos.

En otro extremo asoman los noventosos que toman, con sus matices, como enemigo al Estado, a las presuntas prebendas de los trabajadores y endiosan un mercado salvador.

Los de los 80, intermedios y románticos, buscan un ideal motivador, entre tanto caos. Una quimera que nos una y nos marque la senda a seguir. Pecan de alguna ingenuidad abstracta y pueden perderse intentando definir ese ideal.

Ubíquese cada uno/a en esas décadas y coloque a su político amigo.

Mientras tanto es bueno darse cuenta que estamos a fines de 2022 con cifras que asustan por lo poco y por lo mucho. Que la mayoría tiene ingresos en donde el mes temporal no llega a treinta días porque el salario lo acortan en el bolsillo y lo alargan en la angustia.

No hay máquina del tiempo que nos lleve a un pasado que algunos creen mejor. No podemos volver, ni ir, al futuro porque la realidad siempre es presente.

Cada uno de nosotros/as, políticos, sindicalistas, estudiantes, empresarios, académicos, los dirigentes, vayamos a las acciones, no sea que la tortuga, que ya se nos escapó, nos termine atropellando. No perdamos el tiempo.

*Secretario general de la Asociación del Personal de los Organismos de Control (APOC) y miembro de la Mesa Convención Nacional UCR.