COLUMNISTAS
pacto constituyente

En el centro de la escena

Todo el edificio argumental y las reformas institucionales profundas que propone el Presidente se basan en la paciencia de los argentinos.

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La fuerzas de la gravedad, Javier Milei. | Pablo Temes

Un Javier Milei recargado abrió el 142° período de Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación. Sin ningún tipo de escándalo con la oposición, ni retirada de legisladores como algunos analistas habían previsto, el Presidente pudo desplegar con fanfarria, equipo antidrones y Granaderos a caballo incluidos en su discurso intenso, cuyo eje central fue declarar que la mayoría de la audiencia presente era la casta; que presentará en los próximos días un “paquete anticasta”, y –la sorpresa de la noche– un nuevo pacto. Así las cosas.

Gente de bien y del mal. Gran parte de la alocución la dedicó a explicar cómo los gobiernos populistas de los últimas décadas empobrecieron al país para beneficio propio. En este sentido, el destinatario central de su planteo fue la dirigencia política, empresaria y sindical que se habría enriquecido espuriamente generando miles de quioscos en estos años y como consecuencia empobreciendo al resto.

Entre sus menciones “amigas” planteó un nombre polémico en América Latina: el de Milton Friedman –padre del modelo chileno de Pinochet– también recuperó a Carlos Menem, y por supuesto recordó a Juan Bautista Alberdi.  No se privó de definir al Estado como “organización criminal” apuntando con nombre y apellido a los “jinetes del fracaso” que incluyó a Sergio Massa y a Cristina Kirchner dando respuesta a quienes plantean que ataca más a los radicales que al kirchnerismo.

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Milei también reconoció que su fuerza política es un emergente de una situación desesperante de gran parte de la sociedad –crisis de horizonte la llamó– y que él a pesar de no contar con estructura política es acompañado por una “mayoría silenciosa”. En esta lectura se puede leer una respuesta a quienes dicen que ya tiene que esperar a las elecciones de medio término para lograr tener un mayor volumen político. Para Milei todo es tiempo presente, su largo plazo es mayo. Se debe agregar como pie de página que el volumen de estas “mayorías” serán testeadas intensamente mediante encuestas de opinión. La adhesión al Presidente será tensada fuertemente en los próximos meses.

El dólar puede esperar. Quienes esperaban grandes anuncios en materia de política económica se fueron defraudados. En la semana corrieron varios rumores desde que el Presidente anunciaría la dolarización, una nueva convertibilidad mil a 1, o que al menos, anunciaría el fin al cepo cambiario. Nada de esto ocurrió. En cambio, sí anunció –al pasar– el cierre de la agencia de noticias Télam y más detalladamente dentro del “paquete anticasta” planteó nada menos que una Reforma Sindical, en principio, para supervisar las elecciones y limitar las reelecciones a dos mandatos de los secretarios generales de los sindicatos. También ofreció su versión de “ficha limpia” para que las personas con condena en segunda instancia no puedan presentarse a cargos políticos, la eliminación de las jubilaciones de privilegio para presidentes, una ley para transformar en delito penal a los funcionarios que provoquen emisión monetaria, una incógnita se abre sobre la intención de judicializar los actos de gobierno que sean perjudiciales para el país –recordar causas como dólar futuro–. En ese marco también sería punible para los funcionarios tomar deuda, ya que se trata de emisión futura –las deudas hay que pagarlas–. También planteó rápidamente la posibilidad de hacer convenios laborales por empresa por fuera de la rama de actividad –siempre una propuesta con muchas polémicas, incluso por parte de los empresarios–. Finalmente, y no menos polémico es el retiro de la financiación de los partidos políticos que ahora deberán buscar auspiciantes privados.    

Nuevo pacto. De los setenta minutos que ocupó el discurso, la sorpresa la arrojó en los últimos diez cuando planteó lo que llamó el Pacto de Mayo. En un momento el Presidente cambió en forma sorprendente el tono de su voz, para pasar de un género acusatorio a otro conciliador. Previamente había planteado que tiene claro que hasta ahora, sus estrategias fueron de confrontación –uno de los logros de su discurso– y que está preparado para el conflicto. En ese marco planteó un potencial pacto político, pero con la condición de que se vote la ley “Bases” y que no se bloquee el DNU. Un problema es que los puntos ya están escritos y en forma sintética son: 1) Inviolabilidad de la propiedad privada –ya asegurada por la CN–; 2) Equilibrio fiscal; 3) Reducción del gasto público al 25% del PBI; 4) Reforma tributaria que reduzca la presión impositiva; 5) Nueva ley de coparticipación federal; 6) Un compromiso de las provincias para avanzar en la explotación de los recursos naturales del país; 7) Reforma laboral; 8) Reforma previsional con el regreso del sistema privado de jubilación; 9) Reforma política; 10) Apertura al comercio internacional.

La referencia al Pacto deja varias cuestiones a dilucidar, por una parte, recuerda a los “pactos preexistentes” que nombra la CN en su Preámbulo, y también al de Olivos cuando Menem y Alfonsín acordaron la reforma del 94. Luego, si bien la invitación fue amplia, la sensación que quedó fue que les hablaba a los gobernadores y a uno en especial: Martín Llaryora que fue ponchado por las

cámaras insistentemente. Es que el pacto además de nombre ya tiene fecha y lugar: el 25 de Mayo en la provincia de Córdoba. ¿Ve el equipo político de Milei en Llaryora un posible contrincante de peso en los próximos tiempos? El gobernador en sus declaraciones –rápido de reflejos– abrió la cancha para incluir en la invitación a las organizaciones empresariales y las sindicales, además de diputados, senadores y líderes de los partidos políticos. Ya es posible imaginarse un encuentro que de base convocaría a más de trescientas personas. También quedó flotando la idea que a través de un acuerdo con los gobernadores se podrían destrabar las leyes en el Congreso, una idea que podría funcionar sólo en algunas situaciones.

Ganar tiempo. Como síntesis se puede decir que el Presidente mantiene con habilidad el centro de la escena pública y las conversaciones en redes sociales, pero sólo al final del

discurso levantó la mirada para hablarle a la sociedad y a la que le pidió paciencia y confianza. Todo el edificio argumental y las reformas instituciones profundas que propone se basa en la paciencia de los argentinos, especialmente de los votantes de LLA.

*Sociólogo.