¿Pensar pasó de moda? No parece haber mucho interés en hacerlo, como si fueran más rentables otro tipo de operaciones mentales: el cálculo, la especulación, incluso la memoria acumulativa. Ni que hablar de los arrebatos… Cortito, efectivo, y no más de 280 caracteres. Detalles inmediatos, como los que coleccionaba Funes el memorioso.
La era digital es al toque, y pensar lleva su tiempo. Siempre los impulsos nos han ganado la partida a nosotros los “demorados”, los “abstractos”, los pensamientos. Las señas nos van desalojando. Reinan los emoticones, los stickers, los likes. Sin embargo, aquí estamos, con ganas de mejorar el mundo. No es que los pensamientos desaparecimos de la historia; todos andan pensando, simplemente no nos tienen en cuenta, es como si pasáramos de largo por sus cabezas. Suben información a la nube y no se acuerdan de sus propios cielos, llenos de pájaros, paisajes remotos o futuristas. Además, somos la población más numerosa de la condición humana. Puedo asegurarlo. Hay más pensamientos que personas. Aunque nuestros índices de natalidad hayan descendido, seguimos estando. Recuerden la famosa frase del filósofo francés, “pienso, luego existo”, que bien podría decirse al revés, más en estos tiempos.
Es una lástima que nos descarten. Estamos al servicio de la comprensión. Extraño a Pascal, que nos convocaba diariamente para entender la humanidad y llegó a titular su libro, publicado en 1670, Pensamientos. Recuerdo uno en particular, aún vigente: “El hombre está siempre dispuesto a negar aquello que no comprende”. ¿Acaso el mundo se habrá vuelto incomprensible?
