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Dinamitadores. García Moritán sumó al “espíritu Milei” una demolición del edificio del Ministerio de Desarrollo Social, mientras Bullrich y Larreta, cada vez más cerca. | Captura video/télam

De derecha a izquierda: Milei, Macri, Bullrich, Larreta, Massa, Cristina, PO/trotskismo. De arriba a abajo: Milei, Macri, Bullrich, Larreta (burguesía); y Massa, Cristina, PO/trotskismo (proletariado). ¿Es así? ¿Siguen diciendo algo las categorías derecha e izquierda o burguesía y proletariado?

¿O dicen más las categorías estéticas como refinados y populares: Macri, Larreta, PO/trotskismo (prolijitos); Milei, Bullrich, Cristina (populares) y, atención: quizás sea un elemento muy sintomático en el plano político, en esta taxonomía Massa resulta inclasificable. La que se podría extremar, aunque ya no con candidatos a presidente, en educados y revoltosos donde personas que comparten posiciones ideológicas como López Murphy y García Moritán claramente se diferencian.

Halcones y palomas son un caso típico de “casi nosotros” donde se fabrican diferencias ilusorias

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Y esta semana García Moritán, con su video en el que se recrea una demolición del emblemático edificio donde funciona el Ministerio de Desarrollo Social, les quitó el protagonismo dinamitador a Milei, Macri y Bullrich.

A tres semanas de las PASO, es oportuno reflexionar sobre cuánto de las identidades públicas que construyeron los diferentes candidatos y gobernantes son solo representaciones, y ellos mismos, performers de los deseos de la audiencia para quienes dedican sus esfuerzos de seducción.

En lo más profundo y verdadero, el moderado Larreta puede estar a la derecha de Macri en materia económica, más alto en alcurnia (finalmente Macri es hijo de un inmigrante italiano) y termine siendo más duro, excluyente y prejuicioso en todos los planos que su exjefe.

O que su “conventillera” oponente en las PASO, la sheriff, la del todo o nada, Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, sea menos macrista que Larreta, más industrialista, antifinanciera y nacionalista en términos económicos que el jefe de Gobierno porteño, y no muy distinta en cuestiones de seguridad.

Otra altisonante declaración de esta semana fue la del diputado de Juntos por el Cambio/Coalición Cívica, Juan Manuel López, diciendo que un eventual gobierno de Bullrich podría terminar con violencia social como el de De la Rúa, una forma más de recordar parecidos, ya que también integraban ese gobierno Larreta (al frente de la Anses) y Carrió en la bancada oficialista de Diputados.

También esta semana resonó la acusación de Milei contra Bullrich, su exaliada conceptual. Le atribuye promover operaciones en contra de su candidatura ayudando a difundir denuncias de ventas de candidaturas en La Libertad Avanza, bajo la conjetura de la correlación entre una baja de votos de Milei y un aumento de votos a Bullrich en las PASO. 

La inclusión de Bullrich en el grupo de los “malignos” para Milei ubica las diferencias entre Larreta y Bullrich más aún en el campo de lo aparente que de lo real. Nuevamente el célebre axioma de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, valiendo recíprocamente para Larreta y Bullrich, quienes en otra señal de razonabilidad política podrían compartir búnker el 13 de agosto a la noche, cuando se conozca el resultado de las PASO y cuál de los dos será el ganador.

Esa noche, la categoría halcones y palomas pasaría a retiro por las necesidades de la real politik, pero, también, porque siempre fue artificiosa: 24 de los 32 intendentes radicales bonaerenses acompañan la fórmula de Bullrich y no la de Larreta, lo mismo que el moderado y progresista intendente de Rosario Pablo Javkin apoyó en las PASO de Santa Fe a los candidatos de Bullrich en la Provincia. 

Hay tantos o más halcones de verdadero peso específico en las filas de Larreta (Picheto, Espert) como moderados en la de Bullrich. Y es muy probable que a partir del lunes 14 vuelvan a caminar juntos por la misma vereda.

La posibilidad de compartir búnker la noche de las PASO anticipa un pacto Bullrich-Larreta

Tras “es todo o no es nada”, el nuevo spot de Bullrich ahora utiliza la esencia argumentativa de Larreta sobre que el ajuste ya se produjo y es la inflación; en el caso de Bullrich, para la violencia: “Lo que realmente es violento en la Argentina: la inflación, la inseguridad, la pobreza”. Previamente, los principales halcones del PRO le enviaron una carta a Larreta en la que reclamaban moderación argumentativa en el tramo final de la campaña. La misma confluencia hacia el posicionamiento de su oponente recorrió esta semana Larreta lanzando su plan de seguridad, el punto fuerte de Bullrich.

Sabiamente explicó Freud en sus diferentes ensayos sobre “el narcisismo de las pequeñas diferencias” las artificiosas formas con las que muchas veces se construye identidad y cómo cuando resulta necesario construir rivalidad entre vecinos, los “casi nosotros”, se apela a convertir en sagradas cuestiones secundarias y hasta a veces ínfimas.

Al igual que a Larreta, podría ser más fácil para Bullrich si llegara a la presidencia encontrar acuerdos parlamentarios con Schiaretti y el peronismo blanco que hoy apoya a Massa que con Milei. El líder de La Libertad Avanza cumplió el papel “rompehielos Almirante Irízar” (metáfora de Melconian) abriendo camino para ideas más a la derecha del Macri de 2015 con Marcos Peña y Duran Barba, pero termina habiendo más afinidad natural entre el panperonismo y el panradicalismo que entre cada uno de ellos con los libertarios o los trotskistas.