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Evaluaciones

Impotencia deseada

twitter 20210114
Twitter | shutterstock

“Abrite una cuenta de Twitter para potenciarte”, aconseja un colega de esos que tienen la fe puesta en “tener visibilidad”. Generoso, me explica “lo hay que hacer”. Habla de retuitear y favear a los “que tengan poder”, es decir seguidores, pero no a cualquier poderoso, sino a los que “vayan por el lado de lo que vos vendés”, es decir, que más o menos coincidan con mis ideas. Advierte que me jugará en contra no pararme en ningún lado de la grieta para plantear “temas” pero que, aun así, con diaria dedicación, podré alcanzar cierto éxito. 
Apunta que hay que desarrollar un “estilo” de escritura “personal” y ejemplifica con tuits de gente célebre de esa red que, a causa de mi “ostracismo”, no conozco: una docente que usa palabras como “gónadas” y “cajeta”, combinadas con referencias a Barthes y kirchnerismo hard core, un académico de ideas políticas más volátiles “que arma hilos de cosas culturales”, y una escritora de relatos entre anodinos y lastimeros con la que la palabra “estilo” no parece conciliar. 

Un colega, generoso, aconseja retuitear y favear a los “que tengan poder”

Añade que a una seguidilla de tuits “polémicos, pero, ojo, no mucho” hay que matizarla con algún tuit “que sirva para que vean un poco tu intimidad”, y que no me avergüence de dar a conocer alguna eventual angustia porque “mostrar un poco de vulnerabilidad siempre garpa”, ni de putear, ser agria o violenta porque “suma mucho picantear”. 

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Juzga “fundamental” tener una camarilla de aliados que me “salgan a bancar” en caso de shitstorms e insiste en que deberé “hacer mucha fuerza” para generar tuits virales, de esos que “son un lugar común, pero dicho con onda”. 

Habla de horarios para tuitear mejor, de estar atenta a la agenda del día, de mantener “un buen ritmo” y repite el verbo “potenciar” como contrapartida de estos esfuerzos comunicacionales que terminan por agotarme con su sola mención. Miento “lo voy a evaluar”, regocijándome interiormente al reconfirmar que mi impotencia es una elección cada día más firme.