COLUMNISTAS
DEFENSORA DE GÉNERO

La diversidad de género en todos los aspectos

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Al frente, no. Escasa presencia femenima en la conducción de empresas, según varios estudios. | afp

El domingo, en 50/50, una nota sobre la diversidad de género en los equipos de trabajo, específicamente en las empresas, resalta la necesidad de asumir que la diversidad mejora el rendimiento y la productividad, incluso en términos económicos. Esto ha sido estudiado en otros países y también entre nosotros se registra. La participación más igualitaria de mujeres y hombres en la conducción y manejo de las empresas es cada vez más aceptada. Digamos que en parte puede ser para no quedar afuera de la “norma” de los tiempos, pero incluso cuando se llega no por buenos motivos, luego el impacto se nota y esto es lo importante. Algo similar ocurre en la política, aunque es allí aún más difícil porque el techo de cristal es más notorio. 

Pero la diversidad también implica la incorporación de personas del colectivo Lgbtqi+, donde vemos aún más dificultades. Como señala Marino en la nota en 50/50, es frente a esta diversidad que se necesitan más políticas públicas proactivas, para acabar las múltiples formas de las discriminaciones aún vigentes, y da el ejemplo de Francia, donde ya se avanzó en la diversidad de género y ahora falta la de nacionalidad y de origen socioeconómico. Estas no serán fáciles por la resistencia a les migrantes que existe en el mundo, pero especialmente en Europa desde hace décadas.

La reinserción laboral de mujeres aumentó al 76,5% en EE.UU.

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Reconozcamos que Argentina no está en la delantera ya que, como se señala en esa nota y que coincide con otros estudios, el realizado por Manpower demuestra que solo el 25% de las empresas tiene mujeres en los niveles de dirección y de liderazgo. En cuanto a la diversidad de género, estamos aún más atrasados. Algo muy similar se registra en el sector sindical, donde las representaciones y liderazgos femeninos son escasísimos y donde la ley de cupo no logró impactar. 

Frente a estas dificultades, las distintas vertientes del feminismo no son uniformes y esto es algo que cabe señalar. 

En ese sentido quiero aclarar algo frente a la carta de lectores que Graciela Tejero Coni envió y se publicó el domingo en el Correo respecto a la subrogación de vientres. Se objeta que cambié de posición frente a lo que en 2015 opiné ante la propuesta de sumarla en el Código Civil y Comercial. Recuerdo que me opuse a incorporar la propuesta como se planteaba porque no excluía el aspecto comercial y además no resguardaba la salud y el bienestar de las mujeres que se sometieran a esto. Y señalé que la situación de pobreza que existía en el país era un caldo de cultivo para que muchas mujeres fueran forzadas a someterse a esto, agravado por la falta de garantías suficientes para asegurar su salud. 

Dice la lectora que hubo otras “reconocidas voces que se opusieron”; aclaro que no fueron de feministas, todas fueron de sectores de la Iglesia Católica. En la carta se sostiene que las feministas se oponen; aclaro que en esas discusiones no se escuchó la voz de ninguna feminista sobre este tema. 

Como Tejero Coni me interpela porque ahora creo que es un momento para regular esto y no oponerme, como en 2015, reitero lo que dije en mi columna: “No regular no significa que algo no existe”. Por eso propongo enfrentar la discusión. ¿Es algo siempre malo? Para algunas sí, y por eso creen que se tiene que prohibir. Pero en la carta se reconoce que es algo que se hace y está incluso apoyado oficialmente en Ucrania porque es más barato y además se aseguran rasgos valorados en nuestra sociedad. 

Digo: siguen con la ilusión de que somos todos blancos, rubios y de ojos claros, aunque la gran mayoría de nuestra población es morocha, con ojos oscuros y tez morena. Si esto existe, se debe dar una respuesta que permita, en casos bien establecidos, eliminar lo comercial y garantizar la salud y la vida de las mujeres. Si así se hubiera planteado en 2015, hubiera apoyado la inclusión.