Iba a ser la épica de la vacuna. Desde las usinas del kirchnerismo cerril se agitó esa bandera por meses. “Será la victoria del gobierno popular”, llegaron a decir en las redes algunos de los que veían en la vacunación la reencarnación de un accionar con aires de cruzada. El Presidente no fue ajeno a ese sentimiento cuando auguró millones y más millones de dosis de la vacuna Sputnik V, primero para diciembre, después para enero, luego para febrero y, ahora para no se sabe cuándo.
Hay que decirlo con todas las letras: la épica de la vacunación iba a ser el instrumento de campaña más poderoso del Gobierno de cara a las elecciones de octubre próximo. Esa táctica ha tenido certificado de defunción el viernes, cuando explotó la bomba del vacunatorio que se llevó puesto de un plumazo al ministro Ginés González García.
El vacunatorio VIP del ministerio no fue una “travesura” de un secretario, sino un eslabón de una cadena de hechos que dejan al desnudo la esencia del kirchnerismo, que es la apropiación para su beneficio de los recursos del Estado. Es una concepción monárquica que remite a la frase “el Estado soy yo”, erróneamente atribuida a Luis XIV.
La épica de la vacunación exigía adueñarse de las vacunas. Por eso en la provincia de Buenos Aires muchos municipios cuyos intendentes pertenecen a Juntos por el Cambio, las vacunas se almacenaron en lugares dependientes de la gobernación en vez de hacerlo en los vacunatorios municipales. Como consecuencia de ello en Olavarría, por caso, se perdieron cuatrocientas dosis.
Otro capítulo de ese plan fue la asignación de locales del Frente de Todos y de La Cámpora como centros a los que la gente debe recurrir para obtener información sobre cómo acceder a la vacuna y dónde registrarse.
Las ventajas de pertenecer. Desde hace varias semanas corría el rumor de que existía un sistema de vacunación para algunos pocos en el corazón del Ministerio de Salud de la Nación.
“Esto que pasó en el Ministerio de Salud al más alto nivel pasa también en los vacunatorios de la Provincia a menor escala”, se lamentó un ex director médico de un hospital del Conurbano.
La operatoria se realizó en total reserva pero con las inconsistencias y errores que la autopercepción de poder e impunidad deja al descubierto.
La elección del Hospital Posadas no fue casual. La rectoría de la salud pública en la Nación y en la provincia de Buenos Aires cuenta con un puñado de hospitales de administración nacional, ochenta hospitales administrados por la Provincia y unos cientos de hospitales municipales. Hay, además, un pequeño grupo de establecimientos de administración mixta. Entre ellos el más conocido es el prestigioso Hospital El Cruce-Néstor Kirchner de Florencio Varela. El Posadas es un hospital nacional que depende directamente del ministro de Salud Pública de la Nación.
“Un director de hospital sale inmediatamente eyectado de su cargo si se niega a cumplir con una orden emanada desde el Ministerio. Después deberá lidiar en su conciencia con el aspecto ético que la profesión le impone”, asegura un médico de carrera que conoce muy bien la función pública.
Lo que ocurrió no era ajeno a varios de los vacunatorios, hospitales y regiones sanitarias del país. De ahí que las denuncias públicas de los últimos días se venían multiplicando ante la actitud displicente tanto de González García como del ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán. Claro que al saberse que el hecho se había producido en el corazón del poder lo que siguió fue un verdadero tsunami político.
“El primer dato es que el Ministerio de Salud de la Nación no tiene vacunatorio ni un equipo de vacunadores propios. Tampoco cuenta con capacidad para almacenar o refrigerar vacunas. Las vacunas las trajeron refrigeradas desde el Hospital Posadas y la inoculación se hacía en una oficina del Ministerio. Todo de manera muy informal y poco profesional”. En eso coinciden las fuentes que conocen bien el edificio que se erige en la Avenida 9 de Julio.
“El grupo de vacunadores del Posadas subió por el ascensor del personal jerárquico que conduce, entre otras oficinas, al despacho del ministro”. Otro aspecto a tener en cuenta desde el punto de vista técnico-médico es que “la forma farmacéutica de los primeros cargamentos que llegaron de la Sputnik V eran multidosis que alcanzan para inocular a 5 personas. Por lo que, una vez abiertos, deben utilizarse en su totalidad ya que si no, lo que no se usa debe descartarse. Recién en el último envío desde Rusia llegaron las monodosis”, dijo una experta en inmunización que sigue de cerca el tema.
El kirchnerismo es ducho en perfeccionar los procesos de corrupción. Y este, lo es. En ese contexto, un especialista del ámbito académico que pasó por la función pública sentenció sin dudarlo: “Nada de lo que ocurría en torno a la inmunización es ajeno a Carla Vizzotti”. Es impensable imaginar que la flamante ministra nada supiese.
La bomba destruyó la credibilidad de una campaña que ya venía de capa caída. “Alberto se enteró de las filtraciones el jueves por la noche. El viernes iba a pedirle explicaciones a Ginés pero Horacio Verbitsky, que también sabía que el tema llegaría a los medios se adelantó”, confió una fuente de la Presidencia. En efecto, Verbitsky ya estaba anoticiado de la investigación de los colegas Federico Mayol e Ignacio Ortelli, por lo que seguramente prefirió decirlo él minutos antes de que se publicara la información destructiva para su reputación y la del Gobierno.
En la Casa Rosada la bronca es incontenible: “Queríamos dar un golpe de timón con la inauguración del Consejo Económico y Social, y esto nos hundió”. Aún ayer se preguntaban quién y por qué había filtrado la información. Parece mentira tanta ingenuidad ante una situación tan evidente. Se ve que la impunidad les hace perder contacto con la realidad de mucha gente que, tanto en el Ministerio como en el Posadas, sabía todos los detalles de esta operación y que estaba y está indignada por tan flagrante muestra de privilegios que, además, los dejan indefensos, porque esas vacunas VIP les fueron quitadas al personal del equipo de salud que desespera por una vacuna que los libere de la pesadilla de tener que enfrentarse con el covid-19 todos los días.
Ginés nunca tuvo el aval de CFK y del Instituto Patria. CFK decidió enviar a González García como embajador a Chile cuando fue electa presidenta. Luego del desplazamiento del ministro la apuesta del kirchnerismo duro era por Daniel Gollán. Vizzotti era la reemplazante natural por el diseño y seguimiento del plan de vacunación y las negociaciones con Rusia. Ahora en la pulseada entra en disputa el puesto de la ex secretaria de Acceso a la Salud que La Cámpora quiere para el viceministro del área en la Provincia, Nicolás Kreplak.
Dijo Cicerón: “Servirse de un cargo público para beneficio personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable”.
Producción periodística: Santiago Serra.