COLUMNISTAS
gruñidos

La mejor respuesta

16-4-2023-Logo Perfil
. | CEDOC PERFIL

Hace algunos años, no recuerdo cuántos exactamente, fui a visitar a Ernesto, mi abuelo paterno. Pocos días antes, Ernesto había salido bien de una operación complicada. Fui a verlo a su casa y lo encontré en el patio, sentado sobre una silla al modo en que solía, con las piernas abiertas sobre la silla y los brazos apoyados sobre el respaldo, llamémoslo en posición invertida. 

Mi abuelo estaba sentado así, en el patio modesto, el patio donde crecía una higuera y se criaban gallinas, limitado con la casa del vecino con cañas altas. De esas cañas, mi hermana Claudia y yo sacábamos unas hojitas finas y enrolladas y sobre las que soplábamos. Con los soplidos, brotaba un zumbido parecido al de las moscas. Mi hermana y yo nos acercábamos a las paredes de ladrillos sin revocar y soplábamos sobre las hojitas y con ese zumbido hacíamos salir cada tanto alguna que otra araña de los huecos de las paredes. Eran prudentes, las arañas. Apenas asomaban y se ocultaban enseguida. Mi abuela, creo recordar, nos había prohibido ese juego, porque en su propia infancia nuestro tío Coco jugaba a lo mismo y una araña saltó sobre su cara y lo picó y la cara se le hinchó y se le volvió morada y casi que no se le veían los ojos.

Entonces me acerqué a mi abuelo, sentado así, y le pregunté en qué pensaba. Se lo pregunté así porque no sabía bien de qué hablar con él y le tenía un poco de miedo.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Mi abuelo era adusto y en general no hablaba, gruñía. Y mi abuelo pareció molestarse con mi pregunta pero me contestó: “Hay sol, salí de la operación, estoy vivo. ¿Qué más hace falta?”.