El 12 de enero del 2020 escribí para este medio una columna que titulé Tres presidentes en un centro de arte. Dos años después la historia vuelve a repetirse con cambios de circunstancias y de un protagonista pero con el mismo significado para la convivencia en una sociedad democrática.
Dos años atrás se ponía la piedra fundamental del hoy inaugurado Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry (MACA) en Manantiales, Punta del Este, Uruguay, hecho que sucedió en plena transición entre el gobierno saliente del Frente Amplio y el electo correspondiente a la denominada Coalición Multicolor, hoy en ejercicio del gobierno desde el 1ro. de marzo de 2020.
El Museo es un gran emprendimiento cultural de carácter privado fundado por el destacado escultor Pablo Atchugarry que excede en su propuesta la exhibición de una colección de obras de arte para convertirse en un centro multidisciplinario con vocación de convocar amplias franjas de público en un espacio de una belleza geográfica y arquitectónica única. Como muestra de esta intención al día siguiente de la inauguración oficial del Museo comenzó la primer edición de ARCA International Film Festival dedicado a la filmografía consagrada al arte, la fotografía, la arquitectura y el diseño.
Entre ambos actos el mundo se vió sacudido por la pandemia que nos sigue sorprendiendo todos los días pero que no impidió la conclusión de esta obra cultural de impacto no sólo en Uruguay sino en toda la región y que se eleva como ejemplo de cómo la voluntad humana puede superar los escollos más dramáticos e imprevistos.
El crecimiento de los contagios en las últimas semanas no desanimó al público que concurrió masivamente a la inauguración del nuevo museo. El acto contó nuevamente con la participación de tres presidentes de la República. En este caso se trató del actual mandatario, Luis Lacalle Pou, y de los ex presidentes y hoy senadores nacionales, Julio María Sanguinetti y José “Pepe” Mujica. Y creo que debo señalar que los tres pertenecen a diferentes partidos políticos, pues si bien Lacalle y Sanguinetti integran hoy la coalición gobernante sus partidos mantienen independencia y han sido históricos contrincantes. Los tres expresan modos diferentes para ejercer su liderazgo.
Una vez más Uruguay demuestra al mundo su capacidad para convivir en la diferencia, para destinar a los escenarios de la política las controversias en todas las materias y reservar espacios comunes para el encuentro. Esto no indica ausencia de lucha política. La confrontación entre gobierno y oposición es tan ardua como en cualquier otra democracia.
Pocas horas después de este acto se conoció el informe correspondiente al año 2021 elaborado por la organización World Justice Project que trabaja para promover el Estado de derecho. En ese ranking Uruguay aparece en el puesto veinticinco a nivel global, primero en América Latina y superando a los Estados Unidos de Norteamérica. Con este resultado confirma su persistencia en la adhesión al Estado de derecho pues sostiene el mismo rango desde el año 2015.
El informe valora distintos aspectos para elaborar este índice(ausencia de corrupción, restricciones a los poderes gubernamentales, justicia civil, entre otros) y el área en que Uruguay se encuentra mejor calificado es en derechos fundamentales. Precisamente la pluralidad de la que dio cuenta la inauguración del MACA revela el respeto de los derechos humanos indispensables para la existencia de una forma democrática de convivencia. Y no es un hecho menor que esta demostración de respeto se diera en la inauguración de un espacio cultural porque la diversidad es la marca que distingue a las democracias del siglo XXI momento histórico en el que pese a los discursos de odio el encuentro entre diferentes es posible.
*Profesor de Derecho Constitucional.