La acusación contra el Gobierno de Macri de promover el derrocamiento de Evo Morales tiene ribetes de comedia. Solo faltaría mostrar la agenda de Casa de Gobierno con el registro de una reunión entre Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Jorge Faurie para diagramar el golpe de Estado que terminara con los intentos de reelección indefinida de Morales. El cartón se completaría con Oscar Aguad que era Ministro de Defensa y un enviado especial del Presidente Trump, quizás de la CIA, por la importancia estratégica de Bolivia en la geopolítica de los Estados Unidos. El planteo coloca a los participantes en un nivel de conspiradores internacionales inimaginable al menos hasta hoy.
La carta de agradecimiento del entonces Comandante de la Fuerza Aérea, Gonzalo Tercero Lara, al Embajador argentino Alvarez García por el envío de “material bélico” tiene fecha 13 de noviembre. El Comandante Lara al igual que el resto de la cúpula militar presentó su renuncia el 12 de noviembre día en que asumió como Presidenta la Senadora Jeanine Añez. El Ministro de Defensa, Agustín Rossi, confirmó que el Hércules llevando personal de gendarmería para custodiar la Embajada, y una “carga” partió de El Palomar el 12 de noviembre a las 23.40 arribando a La Paz el 13 a las 4.40. La carta de Tercero Lara indica no solo la gratitud sino también su sentido protocolar a pesar de las horas críticas que se estaban viviendo en el país.
El Canciller Rogelio Mayta sostuvo que el “material” enviado por Argentina habría sido utilizado en las masacres de Sacaba y Senkata ocurridas el 15 y 19 de noviembre donde perecieron 22 personas. Los manifestantes fueron reprimidos por las fuerzas policiales cuando intentaban ingresar a la ciudad de Cochabamba y a las plantas de gas. Ahora, el General Johnny Aguilera anunció el día 14 que el “material” denominado de aquí en más pertrechos apareció en un depósito sin documentos.
Bolivia vivió una grave crisis desde las elecciones del 20 de octubre que culminaron con la renuncia de Evo Morales por sugerencia de las Fuerzas Armadas el 10 de noviembre. Ese período de 20 días estuvo signado por continuos enfrentamientos entre partidarios y opositores hasta su partida al exilio a México el día 12 después de enviar una carta al Congreso justificando su dimisión obligada. El Gobierno de Añez fue reconocido internacionalmente con el compromiso de convocar a elecciones libres que tuvieron lugar el 18 de octubre pasado donde triunfó la fórmula del MAS. En la actualidad se encuentra detenida desde marzo junto con miembros de su gabinete y de las fuerzas armadas.
El contexto se completa con la denuncia sobre un complot organizado por Fernández López, Ministro de Defensa en el Gobierno de Añez. El plan consistía en contratar 10 mil mercenarios en Miami que partirían de una base militar de los Estados Unidos para evitar que Arce asumiera después de su victoria en las elecciones del 18 de octubre. López afirmaba para convencer a sus interlocutores que el MAS reemplazaría a las fuerzas armadas bolivianas con militares de Venezuela y Cuba.
Todos estos ribetes sobre intervenciones para forzar cambios institucionales al margen de la democracia retrotraen la historia de América Latina a los años de la guerra fría que reflejaban el conflicto entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Esta supuesta intervención ha causado mucho más revuelo que la intromisión de asesore cubanos en Venezuela y Nicaragua.
No se trata sólo de discrepancias que pudieron existir entre Macri y Morales o las que actualmente afloran entre Lacalle y Fernández por sus visiones disímiles; la batalla está siendo llevada a un campo sin retorno que profundizará las diferencias ahogando todas posibilidades de diálogo. Embanderarse con el extremismo puede resultar atractivo para algunos que todavía permanecen en la adolescencia pero terminará con cualquier posibilidades de encontrar un consenso regional para encarar soluciones a los problemas que enfrenta América Latina.
*Diplomático.
Producción: Silvina Márquez