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toma de posición

Michel Houellebecq declaró su apoyo sin condiciones a Israel en la guerra a Hamas

Finalmente se hizo oír. Todos querían saber qué pensaba en el contexto actual. El escritor francés, autor de obras como “Sumisión” (donde en una realidad alternativa un partido musulmán llega al poder en Francia), “Serotonina” y la última, “Aniquiliación”, entre otras obras, aceptó una entrevista con un diario israelí y no dejó nada en el tintero. “Los israelíes están haciendo lo que tienen que hacer. No veo cómo se podría operar de otra manera”, dice.

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Enfant terrible. Izq., cuatro tomas de una sesión de fotos. Der., dos imágenes de la guerra en Medio Oriente: un soldado israelí observa los destrozos en Gaza; militantes palestinos. | cedoc

Emulando a Juan Carlos Onetti, Michel Houellebecq –con una obra traducida a 42 idiomas y varias veces candidato al Premio Nobel de Literatura– recibió a su entrevistador en la cama. Ironía que Tamar Sebok, periodista del diario israelí Yedioth Ahronoth, cotejó a lo largo de la misma. El departamento parisino está en un edificio cuyo ascensor es inseguro, cuestión que el escritor de 68 años zanja con humor: “Te convenía subir por las escaleras”. A principios de diciembre pasado, el frío otoñal también justifica la horizontalidad para el diálogo, acompañado con oporto y fumando hasta desbordar el cenicero apoyado sobre la mesa de luz.

“Estaba seguro de que hasta los peores izquierdistas, los que apoyan sin reservas a los palestinos y siempre critican la política israelí, dirían que no pueden respaldar lo que pasó esta vez. Estaba seguro de que habría una ola de simpatía y solidaridad hacia los judíos. Sucedió todo lo contrario: los ataques antisemitas se dispararon. Han pasado dos meses y todavía me cuesta creer que haya sucedido.” Houellebecq abre el fuego contra la reacción ante el ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre pasado. 

“Hay sectores enteros de la población francesa a los que ya no entiendo. Cuando era más joven, sentía cierto cariño por algunos de los izquierdistas que conocía. Los líderes históricos de izquierda de cuando estaba en la escuela secundaria nunca habrían apoyado a Hamas. Si lo hubieran hecho, los izquierdistas de mi clase no los habrían avalado. La extrema izquierda ha sufrido una mutación irreparable.” 

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Fiel a su estilo, nadie queda bien parado y agrega: “Lo que dice Macron ya no significa nada. Nos hemos acostumbrado a los ataques terroristas. Ya nadie se sorprende cuando le cortan el cuello a un sacerdote. La mejor metáfora de la cuestión judía –y no sé a quién se le ocurrió– es el canario en la mina de carbón. Cuando un judío es perseguido por ser judío, un cristiano debería preocuparse. Él es el siguiente en la fila.”

Desafiante, Houellebecq enfoca su análisis sobre Jean-Luc Mélenchon (candidato presidencial de izquierda en 2022 por Francia Insumisa), al que acusa de apoyar políticamente a los palestinos en manifestaciones que no cuentan con la participación del electorado joven de los suburbios. “Parecían izquierdistas de clase media, de esos que se ven en las manifestaciones extremistas sobre el medio ambiente”.

“El antisemitismo de la izquierda está floreciendo como resultado de una monstruosa mutación. Es irritante ver que al llegar a la segunda vuelta de las elecciones en Francia y todo el mundo siente que el partido Frente Nacional de Le Pen está a punto de ganar, alguien del gobierno se hace un tiempo para visitar Yad Vashem (Museo Histórico del Holocausto en Jerusalem), completando el tour con el lugar de alguna otra masacre de la Segunda Guerra”.

Ante la pregunta si lo incomoda estar de acuerdo con Marine Le Pen, redefine a esa “nueva derecha” que ya no añora al gobierno de Vichy, sino que ve “con nostalgia el dominio francés en Argelia. Esa guerra de independencia es la fuente de la extrema derecha moderna. Cuando los argelinos dijeron a los colonialistas franceses que tenían que elegir entre “la maleta o el ataúd”, también se dirigían a los judíos franceses. Por desagradable que fuera para ambas partes, la extrema derecha y la izquierda judía se encontraron en el mismo campo. A veces el enemigo te elige a ti, no lo eliges tú. Tenemos que ser honestos: el Frente Nacional se basa mucho más en un sentimiento antiárabe y antimusulmán que en el antisemitismo”.

El periodista Tamar Sebok señala un detalle llamativo en eso de que el enemigo elige: el 7 de enero de 2015, día en que la novela Sumisión llegó a las librerías (donde en una realidad alternativa el partido de los Hermanos Musulmanes llega al poder en Francia), ocurre el ataque terrorista al tabloide satírico Charlie Hebdo. De hecho, para Houellebecq apoyar la acción militar israelí en la Franja de Gaza “no quiere decir que apoyo todo lo que hace Netanyahu. Continuar con los asentamientos en Cisjordania es una mala idea. No tengo nada contra los colonos, pero esto tiene que parar. ¿Cómo se pueden llevar a cabo negociaciones de paz sin fronteras seguras?”. Y agrega: “Esta es claramente la cuestión central en este momento. Los países que rodean a Israel deben comprender que Israel existe y seguirá existiendo.”

El escritor francés hasta lució profético sobre el destino de Saleh al-Arouri, fundador del brazo armado de Hamas, muerto junto a cinco miembros más de la organización el martes pasado en territorio del Líbano por el ataque con drones adjudicados a Israel: “Los israelíes son conocidos por ser expertos en ataques de precisión, pero aquí la tarea es súper complicada. Ha habido daños y muchas víctimas civiles inocentes. Creo que están haciendo lo que tienen que hacer. No veo cómo se podría operar de otra manera”.

Respecto al silencio mundial de las organizaciones feministas frente a la violación y abuso sexual que sufrieron mujeres israelíes el 7 de octubre. “Esto ya sucedió en Europa. La famosa y sintomática historia de la violación en Colonia, Alemania (donde noventa mujeres fueron agredidas, asaltadas o amenazadas en Año Nuevo de 2016 por hombres con apariencia de Medio Oriente y Norte de África). En Francia y en toda Europa, la violación está claramente clasificada como delito.” Luego, remarca dicha actitud como hipócrita: “Mucha gente de origen no europeo viola mujeres en Colonia, pero luego, como no son europeas, se les perdona un poco. Lo mismo ocurre con los palestinos”.