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Milei, el "león" de derecha que habla con sus perros, sedujo a los jóvenes y venció al peronismo y al Papa

¿Su desafío? Gobernar Argentina con una oposición derrotada pero bien organizada como el peronismo. El nuevo presidente está claramente en minoría en el Congreso y no puede contar con ningún gobernador provincial.

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Exultante. Javier Milei, la noche de su consagración en la segunda vuelta. | Ernesto Pagés

Un economista ultraliberal, de pelo largo y desalineado, expresión criolla de la derecha anti-política, que cruzó agravios con el Papa Francisco durante toda la campaña electoral y se referencia en el norteamericano Donald Trump y el brasileño Jair Bolsonaro, será el presidente de la Argentina a partir del 10 de diciembre.

Se trata de Javier Gerardo Milei, un porteño de 53 años, soltero, que vive con sus perros y se hizo conocido como un irascible panelista de programas de televisión. En la campaña apeló a las redes sociales fantasiado como un rugiente "león" que llegaba para deglutir  a la aborrecida "casta política" que viene gestionando en beneficio propio un insaciable aparato estatal.

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Como si fuera un superhéroe, se mostraba con una motosierra con la que prometía podar el Estado. Así, el "león" Milei logró captar el enojo de la mayoría del electorado y protagonizó una revolución cultural al convencer a sus votantes de que la raíz de la inflación espeluznante -este año cerraría en el 150%- se debe a la emisión irresponsable de dinero para enfrentar ese gasto público, siempre en aumento.

Algunos lo vinculan a la primer ministra italiana Giorgia Meloni, seguramente porque consideran, apresuradamente, que pertenece a la misma familia política, pero yo lo veo más parecido en el estilo -que suele ser muy difícil de cambiar a Beppe Grillo; sería el hermano menor de Grillo, aunque no solo inspira su criatura política sino que también gobierna el país.

 

Dolarizar para eliminar la inflación

Su receta para acabar con la inflación fue una palabra casi mágica: la dolarización; el reemplazo de la devaluada moneda local, el peso argentino, por el dólar. Nunca ha explicado muy bien en qué consistiría y es posible que no logre aplicarla, al menos en un primer momento, simplemente por la falta de dólares para absorber los pesos circulantes

Es una revolución en la cultura política porque en Argentina los dos partidos tradicionales, especialmente el peronismo pero también buena parte del radicalismo, han sido conquistados por liderazgos más bien populistas y refractarios al mercado, Estados Unidos y la globalización; a Estados Unidos y a la globalización; enamorados de la plantilla estatal, los subsidios públicos, las regulaciones y las corporaciones.

En el caso del peronismo, ese populismo estatista se acentuó durante el llamado "kirchnerismo", una corriente interna fundada por el presidente Néstor Kirchner en 2003 y llevada adelante por su viuda, la ex Presidenta y actual vicepresidenta Cristina Kirchner.

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Hay cifras que hablan por sí mismas: por ejemplo, en estos veinte años el gasto público saltó el equivalente a entre 18 y 20 puntos porcentuales del PBI, al 42%, un número que no se condice con la calidad de los servicios públicos como seguridad, salud y educación. Menos aún en jubilaciones y pensiones.

En el balotaje del 19 de noviembre, Milei, líder de La Libertad Avanza, obtuvo el 56% de los votos, superando por casi doce puntos al candidato oficialista, el ministro de Economía, Sergio Massa.

El núcleo principal de sus votantes son los jóvenes de todas las clases sociales, incluidos los sectores populares, "clientes" habituales del peronismo.

Su triunfo es el más disruptivo desde 1946, hace casi ochenta años, cuando un militar, Juan Domingo Perón, llegó a la Casa Rosada tras una breve carrera política, de dos años y medio. Aunque sus ideologías son opuestas, ambos enfrentaron una amplísima coalición; en el caso de Milei, integrado por políticos, sindicalistas, empresarios, sacerdotes, periodistas, intelectuales y líderes de los Derechos Humanos.

 

El enemigo número 1 de Francisco y apasionado lector de la Torá

En este sentido, el triunfo de Milei fue una derrota para la Iglesia católica local y para el Papa Francisco, que en marzo lo había criticado en algunas entrevistas, sin nombrarlo explícitamente, recordando cómo Adolf Hitler había logrado seducir al electorado al presentarse como un outsider que venía a regenerar la política y solucionar la crisis en Alemania.

Antes y después de esas entrevistas, Milei lo había insultado gravemente; lo calificó como  "representante del maligno", una palabra que habrá molestado muchísimo a Bergoglio quien cree en la presencia maligna del diablo y suele llamarlo así.

En la campaña, los curas villeros, que atienden a los barrios más pobres y son discípulos dilectos de Francisco, oficiaron incluso una misa de desagravio del Papa y llamaron  a votar en contra Milei.

Papa Francisco - Javier Milei

En la campaña, Milei vinculó también al Papa con las "dictaduras" y los "comunistas", que, en su visión, abarcan desde el líder chino Xi Jinping hasta el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, pasando por el venezolano Nicolás Maduro, la nomenclatura cubana y el nicaragüense Daniel Ortega.

Sin embargo, una vez abiertas las urnas, Francesco y Milei se comunicaron por teléfono; el nuevo presidente argentino lo invitó a visitar la Argentina en 2024 y le aseguró que será recibido con los más altos honores. En sus más de diez años de pontificado, el Papá nunca visitó su país.

Milei es católico. Todavía lo es, porque es un lector apasionado de la Torá y varias veces sugirió que le gustaría convertirse al judaísmo. Además, los dos países en los que se referencia son Estados Unidos e Israel, tanto que quería trasladar la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén.

 

Crítica de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo

Por su parte, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y toda la vasta y aceitada red de organismos de Derechos Humanos, son enemigos naturales de Milei, quien no solo critica la polémica cifra de los 30 mil desaparecidos durante la dictadura de 1976-1983 sino que considera que no hubo allí terrorismo de Estado sino una "guerra contra la subversión" en la que los militares cometieron sólo "excesos". 

Milei ya prometió recortar drásticamente los subsidios estatales de los organismos de Derechos Humanos, reconvertidos en una pieza importante del kirchnerismo, como señalaba la fallecida líder de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.

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Baluarte principal de La Libertad Avanza en ese terreno es la vicepresidenta electa, Victoria Villaruel, abogada de las víctimas de las guerrillas y o del terrorismo, como ella misma declara.

Es que la fuerza política con vértice en Milei es una alianza entre libertarios y ultraliberales, inspirados por la Escuela Austriaca de Economía, y conservadores que están en contra de las leyes que permiten el aborto y el matrimonio homosexual.

 

El apoyo decisivo del expresidente Macri

En realidad, tras la primera vuelta electoral, el 22 de octubre, Milei quedó al borde de la derrota: sacó el 30% de los votos, siete puntos menos que Sergio Massa; parecía, incluso que, con escasos recursos, no se presentaría al balotaje para luchar contra el extendido aparato estatal, pero tuvo la suerte de que el expresidente Mauricio Macri, de centroderecha, corriera rápido en su auxilio, junto con su candidata presidencial Patricia Bullrich, que había salido tercerea.

El apoyo a Macri y Bullrich fue decisivo para aglutinar detrás de Milei a todos los votantes descontentos con el kirchnerismo y sus recetas no sólo económicas sino también sociales, basadas en una maraña de planes y subsidios in eternum a los sectores populares, en un país que ha alcanzado casi el 41% de pobres.

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La sorpresa para el peronismo fue que una parte considerable de los beneficiarios de esos planes votaron en su contra. Es que la inflación ha aumentado tanto que también ha afectado al poder adquisitivo de las prestaciones sociales.

La crisis es tan fuerte que se ha tragado el ingreso real de todos los argentinos; en el caso de los asalariados privados formalizados -en blanco- se calcula que en los últimos cinco años cayó un 25%. Para los informales la caída fue mayor, un 40%.

 

Hereda una tremenda crisis

En este sentido, el triunfo de Milei podría implicar un cambio de modelo, siempre y cuando tenga éxito, lo cual no es un hecho ni mucho menos. Porque ahora, pasados los festejos, debe gobernar. Y comienzan a aparecer los primeros desafíos en medio de una crisis fenomenal, que incluye un déficit fiscal primario del 3% del PIB, un Banco Central sin reservas, un país sin crédito externo y varios tipos de cambio en un intento de evitar devaluaciones bruscas.

"Soy el único presidente que fue elegido prometiendo un ajuste", se vanaglorió Milei, quien sigue teniendo gran facilidad para conseguir títulos periodísticos. Eso es cierto, pero también lo es que afirmó que la motosierra sólo se utilizaría contra el gasto de los políticos y "los lugares donde los políticos roban, como la obra pública".

En consecuencia, sus votantes esperan que el drástico ajuste que planea -habló del equivalente al 15 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto- no les afecte. Seria algo nunca antes visto, al menos en estas tierras, donde los desenlaces de estas crisis implican saltos en los tipos de cambio y en el costo de vida y, por lo tanto, son pagados, al menos en parte, por los asalariados.

 

El desafío de la gobernanza

En este contexto tan crítico surge el principal desafío para Milei: gobernar Argentina con una oposición derrotada pero muy bien organizada como el peronismo. El nuevo presidente y sus libertarios son francamente minoritarios en el Congreso, no cuentan con ningún gobernador provincial y sólo conducen tres intendencias de localidades muy pequeñas.

Argentina es un país presidencialista y la Casa Rosada es una poderosa herramienta para construir consensos que aseguren la gobernabilidad, pero esto requiere un gran templanza y una capacidad para crear alianzas que Milei aún tiene que demostrar.

Javier Milei

Es muy difícil explicar la decadencia de Argentina a los extranjeros, que mencionan los recursos naturales y humanos del país. Debido a la propia magnitud de la crisis, en Argentina existe consenso en que el gasto público se ha vuelto insostenible y que esto limita la inversión, la producción y el empleo.

Algunos podrían considerar que, siendo un outsider, Milei es el personaje ideal para hacer un ajuste que ningún político profesional, incluido obviamente su aliado Macri, ha podido o ha querido hacer. Y que, en consecuencia, las élites deberían estar a favor de estos recortes, siempre que no sean descabellados.

Pero, esa disposición buena e inteligente está lejos de estar asegurada, al igual que la capacidad y la capacidad de Milei para gobernar una crisis tan enorme.

Todo está envuelto en incertidumbre, excepto una cosa: el éxito o el fracaso del nuevo gobierno se revelará con relativa rapidez.