En los últimos días asistimos a una inédita ofensiva del Gobierno sobre Javier Milei, el candidato opositor derechista que más mide con vistas a la elección presidencial. A simple vista, pareciera ser un cruce con trasfondo ideológico. Pero, como decía Néstor Kirchner, “no oigan lo que digo, vean lo que hago”.
Con los desaguisados en la gestión gubernamental y, sobre todo, por el desinfle de las chances de Sergio Massa como posible candidato, el oficialismo tiene hoy en Milei el mejor arma para volverse competitivo electoralmente.
Aunque estudios serios de opinión pública reflejan que el libertario también le saca votos al FdT, la mayor parte de quienes dicen que lo votarán eligieron a JxC en 2019 y 2021.
Para decirlo más claro: ese 15 o 20% que tiene el economista para la Presidencia, según números en poder de oficialistas y opositores, es lo que por ahora impide que Juntos gane en primera vuelta en octubre.
De esto ha tomado nota el FdT, en medio de sus internas sin fin. Y por eso hay que preguntarse si los dardos lanzados hacia Milei no buscan en especial subirlo al ring como el opositor favorito. “En un ballottage, tenemos más chances contra él que contra un candidato de JxC, no lo dudes”, admite un armador frentetodista transversal y pragmático.
Semejante funcionalidad del líder libertario excede lo retórico. En ciertas provincias donde se anticipan los comicios locales, se detectaron llamativos aportes –políticos, se entiende– peronistas. Uno fue en Tucumán, donde Milei lleva como gobernador a Bussi, hombre clave para que el PJ siga históricamente en el poder al quedar dividido el voto opositor. Y en Salta un sector del kirchnerismo azuzó que iba con Milei, quien debió salir a aclarar que no llevaba candidato propio.
El respaldo es particularmente sensible en la provincia de Buenos Aires, donde no hay segunda vuelta y la gobernación se gana con un voto de diferencia. Allí Milei anunció que elegirá una candidatura que lo represente, que no sería la del liberal Espert que mantendrá la suya.
Para entusiasmo de Kicillof y del FdT, Milei promete llevar una boleta que lo empuje en un territorio central, donde necesita 40 mil fiscales de mesa. Acaso reciba para ese control una contribución interesada. Y anticasta, claro.