Las últimas dos declaraciones altisonantes de Macri: “Para ganar plata hay que evadir impuestos” y sobre el Gobierno tras las elecciones de 2021: “O cambian o se van” pueden tener dos interpretaciones. Ser resultado de las mismas limitaciones verbales que siempre tuvo la oratoria de Macri o de la influencia que viene teniendo en la campaña del PRO el crecimiento en intención de votos de Milei. Miguel Ángel Pichetto, más dotado de recursos orales, dijo esperar que “evadir impuestos” se tratara de una metáfora y Mario Negri aclaró que Macri “no dijo que se tienen que ir antes, sino que si siguen así no podrán ganar en 2023”.
Las retropías de los libertarios son una respuesta frente a la hegemonía progresista de partidos de centro
Más allá de los esfuerzos hermenéuticos de Pichetto y Negri, un peronista y un radical, las palabras de Macri sintonizan el sentimiento “mileísta” al que adhiere el ala más dura del PRO, con elogios explícitos de Patricia Bullrich a los libertarios a pesar de los insultos de Milei a Rodríguez Larreta.
Ayer PERFIL publicó un extenso reportaje al autor del libro ¿La rebeldía se volvió de derecha?, Pablo Stefanoni, donde se explica en detalle cómo las técnicas de comunicación de Milei replican las probadas con éxito por Vox en España, Trump en Estados Unidos y Bolsonaro en Brasil:
- Muletilla la “casta política” de Vox de España. Ejemplo, post de agosto de 2014: “El problema base es de ‘casta política’”.
- Hacerse famoso inicialmente en los programas de TV de la tarde y no en los de política, tomado de la campaña de Bolsonaro en Brasil –año 2018–, quien no fue a ninguno de los debates con los demás candidatos y recorrió los programas populares de la tarde de Rede TV y Record TV.
- Anticomunismo zombi, llamando “comunistas” (cuando casi ya no quedan en el mundo) a los demás políticos, de Bolsonaro contra Dilma Rousseff en 2016, recientemente Isabel Díaz Ayuso del PP, quien ganó en Madrid con el lema “comunismo o libertad”, y en la última elección en Estados Unidos Trump llamó comunista a la actual vicepresidenta, Kamala Harris, y lo viene haciendo desde 2014 con los integrantes del ala progresista del Partido Demócrata.
Pablo Stefanoni analiza un fenómeno más amplio, el de las derechas alternativas que “interpelan con otras estéticas a los votantes” dentro del cual podría haberse incluido al Macri de 2015, de Jaime Duran Barba, pero la existencia de Marcos Peña como traductor, adaptador y álter ego de Macri en la comunicación por entonces, filtró el discurso reaccionario del PRO alejándolo de cualquier connotación noventista en economía o tolerante con la dictadura en política. El Macri de Peña era el adecuado para trascender del PRO hacia Cambiemos, en empatía con el progresismo de la Coalición Cívica y parte del radicalismo. Por ejemplo, no se criticaba a Alfonsín. El Macri actual regresa al que fue como fundador del PRO.
Milei directamente insulta a Alfonsín, no reivindica la democracia, simpatiza con la paradoja del Teorema de Arrow (simplificadamente: “Ningún sistema de voto es justo”) y participó con Agustín Laje, autor de Cuando el relato es una farsa, donde se reivindica parte de la dictadura; en charlas junto a Cecilia Pando, presidenta de la asociación que defiende a los militares de entonces presos. Milei es antiabortista mientras que Macri apoya a Amalia Granata como precandidata a senadora por Santa Fe, también conocida antiabortista.
El espíritu de aquel Cambiemos de 2015 de Marcos Peña, cuando Jaime Duran Barba provocaba diciendo que “Macri era de izquierda”, está hoy más representado por Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, pero aun así la ex gobernadora bonaerense tuvo que correr su discurso hacia la derecha, acercándose a las posiciones de Patricia Bullrich, quien la cruzó diciendo que hubiera sacado más votos que ella y emula a Milei incorporando en su discurso la muletilla de “casta política”.
Más allá de la violencia oral por trasladar al debate público las formas de discusión típicas de la web y las redes, cuando Milei acusa a Rodríguez Larreta de zurdo o comunista se refiere al concepto de “marxismo cultural”, según el cual los liberales fueron domesticados por el soft power de la “banalidad del bien”. Así, los socialdemócratas europeos, el ala progresista del Partido Demócrata y todos los partidos de centro a la izquierda latinoamericanos son comunistas inconscientes.
El pensamiento de Milei tiene inspiración en el del fundador, en 1971, del Partido Libertario de Estados Unidos, el economista Murray Rothbard, discípulo del fundador de la escuela económica austríaca Ludwig von Mises. El Mises Institute considera comunista al propio John Maynard Keynes, un liberal modelo, por haber simpatizado con los logros iniciales de la Revolución Rusa.
La derecha conservadora de la Ucedé de los 80 se transformó, con la estética de sus hijos, en Macri, y nietos, en Milei
Rothbard fue propulsor del anarcocapitalismo y aspiraba a crear una “ciencia de la libertad” fusionando economía, política, historia y ética. A mediados del siglo XX, Rothbard mantuvo estrecho vínculo con Ayn Rand, la célebre autora del libro La rebelión de Atlas, uno de los preferidos de Macri, donde los empresarios, cansados de que los saqueadores que cobran impuestos los esquilmaran, hacen una huelga y el Estado se queda sin sus generadores de riqueza.
Ojalá Milei y Macri puedan reflexionar también sobre la Ley de Rothbard, que sostiene, paradójicamente: “Cada uno se especializa en lo que es peor”.