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Momento Minsky bis

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Hyman Minsky. El economista que mejor explicó las crisis financieras mundiales volvió a ser estudiado. | cedoc

Los 49 años de decadencia acumulada en la Argentina no nos permiten separar nuestra propia crisis de la crisis mundial. Hablar de las consecuencias económicas a nivel internacional que dejó la pandemia, con aumento de endeudamiento, de emisión y de posterior inflación en todos los países, pareciera en nuestro localismo provinciano ser una defensa de Alberto Fernández. La guerra en Ucrania es un golpe de gracia así como la crisis de las hipotecas en 2008 fue una de las tantas condiciones previas de fragilidad prepandemia, otro síntoma más del agotamiento de este ciclo del capitalismo, pero haber estado casi un año sin producir fue algo inédito en la historia de la humanidad que, mientras lo atravesamos e incluso mientras dejábamos atrás la pandemia, parecía poder superarse sin grandes consecuencias económicas hasta que en este 2023 el pasado vino a pasarle factura al presente.

El crecimiento mundial previsto en 2023 es el más bajo de las últimas décadas:   1,9%, casi la mitad de 2022, que fue 3%, y casi un cuarto de 2021, que fue 5,8%. Los organismos internacionales prevén que el estancamiento del crecimiento económico global se extenderá hasta 2030 en lo que sería la primera década completa perdida a nivel planetario desde las guerras mundiales. A China, el gran motor del crecimiento económico mundial de las primeras dos décadas del siglo XXI, se le agrega su problema poblacional: como consecuencia de limitar durante medio siglo los nacimientos a un solo hijo por matrimonio, por más que haya levantado esa prohibición y hasta promovido tres hijos por familia, los chinos siguen teniendo solo uno y la población comenzó a decrecer simultáneamente con envejecer, ralentizando su economía. Hoy es India la esperanza mundial de convertirse en locomotora del crecimiento económico global tras haber pasado a China en cantidad de habitantes. 

Rusia, que ya viene perdiendo habitantes año tras año hace décadas, perdió su brújula y su invasión a Ucrania es un síntoma de su crisis de identidad. Japón, que siendo una isla sin inmigrantes, viene padeciendo los problemas demográficos de China hace medio siglo, dejó de ser el modelo económico inspirador de los 90 y viene acumulando recesiones sostenidas todo este siglo. Un síntoma de su crisis es el asesinato en julio pasado del ex primer ministro Shinzo Abe en plena campaña: el asesino creía que Abe tenía relación con una organización que había llevado a la bancarrota a su madre.

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Desde los millonarios de Forbes hasta los asalariados del primer mundo ven reducir sus recursos

Inglaterra es otro ejemplo, tras su salida de la Unión Europea parece no acertar su rumbo, y el mejor síntoma fue que la primera ministra Liz Truss duró solo 44 días en el gobierno –menos que una lechuga, titulaban los diarios británicos– después de haber anunciado un plan de recortes de gastos públicos. Algunas notas de tapa de los diarios ingleses de la semana pasada: “Cierran cientos de pubs por aumento de la luz, que llega a dos mil libras mensuales por local”; “Por la inflación un tercio de los maestros salta una comida al día para llegar a fin de mes”.

Alemania, el tractor económico de la Unión Europea, enfrenta el mayor paro de todo tipo de transporte en años porque los sindicatos piden compensar el 10,5% de inflación con un aumento igual de salarios.

En Suiza los problemas financieros mundiales terminaron arrastrando en la debacle al Credite Suisse, uno de los treinta mayores bancos del mundo y una marca insignia de las finanzas suizas equivalente a Rolex y relojes. Previamente, en Estados Unidos, dos bancos especializados en el sector tecnológico, el Silicon Valley Bank y Signature Bank, tuvieron que ser rescatados y durante varios días se temió que fueran el equivalente a Lehman Brothers de 2007, el banco que inició la crisis de las hipotecas.

Las propias empresas tecnológicas están pasando un mal momento: desde Google (Alphabet) hasta Facebook (Meta) pasando por Disney y Netflix, todas están produciendo despidos de decenas de miles de sus empleados.

El premio Nobel de Economía Paul Krugman tituló una conferencia muy comentada  sobre la última crisis financiera: “La noche que releyeron a Minsky”. Hyman Minsky fue un economista norteamericano que falleció en 1996, especializado en el estudio de las crisis, muy citado por la secretaria del Tesoro norteamericano, Janet Yellen, cuando era presidenta de la Reserva Federal. Estabilizando una economía inestable es un canónico libro donde Minsky  escribió: “El sistema financiero oscila entre la robustez y la fragilidad, y esa oscilación es parte integrante del proceso que genera los ciclos económicos”.

Su teoría acuñó la frase: “Momento Minsky” para cuando los mercados pasan de la euforia al pesimismo e inversores sobreendeudados se ven obligados a vender incluso sus inversiones más sólidas para poder pagar sus préstamos.

Minsky no creía que para desatar una crisis financiera exclusivamente fuera necesario un elemento externo como obviamente lo genera una pandemia, la invención de internet, una guerra, la masificación de inteligencia artificial o cualquier otro evento significativo. “La propia estabilidad conduce también a la inestabilidad” –escribió–, cuando se relajan los cuidados: por ejemplo, en 2020 decía que “la inflación era transitoria”, después la Reserva Federal se asustó, subió las tasas de interés abruptamente y generó otros efectos negativos. 

El reciente testimonio de una joven argentina doctorada en Ciencias Políticas que se fue a vivir a Estados Unidos relata cómo con un sueldo de tres mil dólares mensuales y a pesar de compartir su vivienda con una compañera, el aumento de hasta 30% de los alquileres hace que le queden solo 80 dólares para alimentos. Como muchos jóvenes argentinos que se fueron a vivir a Europa antes de la pandemia y pasaron a integrar el colectivo de los llamados “mileuristas” porque ese es el salario mensual promedio, y hoy enfrentan con los mismos mil euros el aumento del precio de la energía y de los alimentos que reduce un quinto su capacidad de compra.

No solo el grupo de menos recursos está sufriendo la recesión, por primera vez la lista de los millonarios de la revista Forbes redujo la cantidad de personas de todo el mundo con un patrimonio registrado de más de mil millones de dólares, así como se redujo la suma de los patrimonios de todos los existentes.

Que el mundo atraviese una fase recesiva y la globalización una crisis importante no necesariamente perjudica a todos, siempre hay ganadores, y la economía argentina  podría resultar favorecida en la medida en que se aprovechen las oportunidades que se generaron casualmente por aquello que es uno de los grandes problemas de la economía mundial: el aumento del precio de los alimentos y de la energía en lo que Argentina es superavitaria y exportadora.