Amigo capitalista argentino, brasileño, gringo, japonés o chino, ¿no te morís por invertir acá, pero grosso y a largo plazo, hundiéndola a fondo y no en la timba de un mes después de hacer plata de la plata? ¿No te dan ganas de tomar gente, capacitarla, armar una jungla de obradores para levantar una planta o extraer un recurso, inscribirte en la AFIP, poner un cartel en la puerta y abrir?
Dale, si ahora la que ponés te la llevas sin restricciones. No hay más cepo. La entrás y te la llevás. Girás dividendos como un campeón. Si exportás un clavo o mil toneladas de soja podés quedarte los verdes para siempre. Hay retenciones pero a fin de año vuelan y además se van licuando con la devaluación.
Es cierto, hay bastantes impuestos, pero aflojá, que tenés precios libres en energía, valor internacional del petróleo reflejado en surtidores y boletas de servicios públicos y además tenés Exporta Simple y podés abrir una sociedad en veinte minutos.
Y encima el Gobierno te está firmando con las dos manos que se va a ir corriendo de la economía todo lo que pueda, que a fin de año va a haber déficit casi cero, y está el Fondo Monetario Internacional con sus dólares y la comunidad internacional nos está amando, como dijo el Presidente en el Congreso, mirá lo que fue el G20.
No te morís por invertir acá, no. Pero no porque no le des bola al discurso pro entrepreneur del Gobierno, sino porque de casualidad estuviste viendo mucho los medios justo esta semana y te dieron más ganas de salir corriendo que de otra cosa: es que tenemos la política educativa, el sistema judicial y el clima político más pianta fondos que Aníbal Fernández.
Así cayó la inversión en educación en Argentina
Fijate si no, los datos que te muestra nada más ni nada menos que el think tank de referencia del propio Gobierno, el Cippec, sobre la gestión en educación de esta administración. Hay que tener muchas ganas, muchos incentivos específicos o tener una renta garantizada muy jugosa para ponerla en un país que está rompiendo así el sistema educativo. En tres años el salario docente cayó 14% en término reales. El plan Progresar, que trataba de sacarle oferta de jóvenes al narco o a Rappi bajó de $ 16 mil millones de presupuesto en 2015 a unos $ 6 mil millones. Hablame de Silicon Valley en La Matanza: los fondos para educación digital bajaron hasta casi desaparecer. La guita para infraestructura escolar se achicó de $ 12 mil a $ $ 4 mil millones en la era Macri. Decí que las escuelas están pipí cucú y no se muere nadie por explosiones en escuelas con fallas en el gas. El Gobierno dice que bajan los fondos porque hay un ahorro en sobreprecios en las notebooks, ponele, y que Nación reduce los giros porque se reemplazan por financiamiento provincial. Pero Cippec dice que eso no está garantizado y que el ajuste fiscal castigó a las escuelas especialmente en 2018. Cippec lo dice, no Suteba ni el Polo Obrero. Qué ganas de invertir, ¿no?
Ni qué hablar si el inversor espera para definir si pone una fábrica a que haya una Justicia creíble. Si en el mayor atentado de la historia con 85 muertos, 25 años después no sabemos quién fue ni pagó nadie y los que tenían que investigar el caso terminan condenados por encubrir el delito, y en los gobiernos siguientes se investiga a autoridades por maniobras con los acusados o hay ruidos internos por aflojar la querella contra los encubridores; si la mayor causa de corrupción entre el Estado y los empresarios tiene a su fiscal estrella bajo la lupa por un extraño vínculo con un personaje border que oscila entre los servicios de inteligencia y la farándula; si el testaferro de un secretario de Estado de un gobierno revela que le pagó sobornos al primo del presidente de otra administración; ¿cómo no se mueren por invertir acá?
Tal vez el inversor argento o gringo se banca todas estas, porque en definitiva todo el mundo tiene sus pliegues y Disney está sólo en Orlando. Tal vez se muere por hacer negocios acá porque le tiran el malbec y la carne, y solo pide un clima político de unidad y diálogo entre los líderes de los principales partidos. Pero los vio en la última semana gritar a Cristina Kirchner y Mauricio Macri cada uno a su turno en el Congreso.