Ha terminado un época: la de la intolerancia, la de la Argentina del uno sin el otro, la del poder cuasi absoluto del Gobierno, la de la apropiación de los recursos del Estado, la de la confrontación, la de las cadenas nacionales a repetición, la del Indec y sus cifras de fantasía, la de la imposición como metodología de gestión, la del cepo cambiario, la del conflicto con el campo, la del doble discurso y la del “relato”.
Macri ganó con lo justo. Es un mensaje. La sociedad parece no querer más que alguien sea poseedor de una cuota de poder como la que tuvo Cristina. El nuevo presidente deberá ir a la búsqueda de un pacto de gobernabilidad. Para lograrlo hará falta mucho diálogo con las otras fuerzas políticas –incluyendo el FpV–, sindicatos y sectores empresariales. Tendrá poco tiempo para implementarlo como consecuencia de una transición breve. Su gobierno no tendrá luna de miel. Las necesidades de la hora hacen imprescindible la puesta en marcha de un plan económico bien estructurado, sólido y coherente. La idea de levantar el cepo el 11 de diciembre parece ir en vías de extinción.
La elección del FpV no fue mala en cuanto a cifras. Perdió por menos de cuatro puntos. Esta es la foto. La película, en cambio, es mala. En agosto, Scioli estaba a un paso de ganar en primera vuelta. Fueron muchos los que jugaron en contra. La primera, la Presidenta. Tras ella estuvieron varios conspicuos personajes del oficialismo, entre los que descolló Aníbal Fernández.
CFK es una de las grandes derrotadas de ayer. Scioli también. Se abre un proceso revulsivo dentro del PJ que afectará a la jefa de Estado. El peronismo enfrenta el desafío de aportar a la gobernabilidad y encontrar en la alternancia la oportunidad de la renovación de la que su presencia ininterrumpida en el poder lo privó.
La presidencia de Macri representa una oportunidad para regenerar la idea de la alternancia, ya que desde la recuperación de la democracia en 1983, ningún gobierno no peronista pudo completar su mandato. Hasta que ello no ocurra, la idea de que podemos ser gobernados sólo por el peronismo penderá como verdadera espada de Damocles sobre la democracia argentina.
