Antes que otros periodistas y medios colegas, PERFIL anticipó que un sector de peso en el Gobierno impulsaba ante CFK la licencia de Amado Boudou si fuera procesado. También leyó antes, el mismo día del llamado a indagatoria del juez Lijo, que el vice va hacia el procesamiento. Ayer revelamos su amague de renuncia. Hoy, la posibilidad de que agraven la tipificación del delito que se le imputa y, por tanto, su pena.
No es sólo un repaso vanidoso de lo que este diario ofrece a sus lectores, por más que otros luego se cuelguen medallas ajenas. Es sobre todo un racconto que expresa las crecientes complicaciones de Boudou, políticas y judiciales.
Lo que nadie ha podido descifrar son las razones reales por las que la Presidenta sigue respaldando a su segundo en la línea sucesoria, aunque su peso práctico sea menor a cero.
Cristina habló esta semana con él, lo que según allegados al vice lo hizo frenar en su calentura renunciatoria. Y aunque no pronunció en público una palabra sobre él, volvió a sentarlo en primera fila en un acto oficial por cadena nacional. Son señales.
Estos guiños presidenciales han tolerado, como mínimo, las impúdicas ofensas de quien ejerce el máximo cargo del Senado contra otro poder del Estado, como el Judicial, en los ataques hacia Ariel Lijo, que incluyeron ayer unos tuits luego borrados donde ejerció como un agente berreta de inteligencia. Sus antecedentes no dejan lugar a dudas: ya se cargó a un fiscal, a un juez federal y hasta a un procurador. No parece que vaya a retroceder en esas actitudes.
¿Por qué lo banca Cristina? Oficialmente, la explicación es que esta ofensiva contra Boudou busca esmerilarla y hasta complicarla a ella también. Esta hipótesis tiene sus adeptos y detractores dentro de la mesa chica que rodea a la Presidenta. Esa misma grieta divide a los que creen en el oficialismo que el vice debe pedir o no licencia.
Extraoficialmente, no son pocos los que intentan desentrañar el vínculo entre ambos, que en el pasado ya atravesó por mayores cercanías. Políticas, claro, qué otra cosa. Ellas son las que alumbrarán la continuidad del apoyo. O no.