Hace poco más de un año, PERFIL hizo una tapa que diarios de otras partes del mundo ya habían hecho respecto a las víctimas de la pandemia: les pusimos nombres a un drama que excede cualquier número.
En aquel momento se habían superado las primeras mil muertes en la Argentina. Y una parte de la oposición, el sector que apuesta a ensanchar la grieta, nos criticó por en teoría ser funcionales al Gobierno. Según esos grupos, hablar de los fallecimientos era meterle miedo a la población, tal como supuestamente deseaba hacerlo el oficialismo.
A esa postura delirante se sumaron ciertos medios que casualmente azuzan, o como mínimo expresan, los mismos intereses de estas posiciones ultras.
Es curioso que esta semana, al pasar la barrera de las 100 mil muertes, cambiaran los roles: clama aquella dirigencia negadora porque en este momento sí se hable de las víctimas, en función de que es funcional para la crítica opositora al Gobierno.
Ojo, una voltereta similar pero a la inversa también pegó el oficialismo y sus medios acólitos: intentaron ahora ningunear el triste récord y hacer hincapié en las vidas que se salvaron por la llegada (tardía) de las vacunas.
A los que hacemos PERFIL nos tienen sin cuidado estas elucubraciones analíticas, por lo general interesadas y desinformadas. Estudien, pero de verdad, no como parte de otra muletilla chicanera.
En nombre de eso hicimos aquella tapa de junio de 2020 y hacemos ésta de julio de 2021. Para mostrar que detrás de un número simbólico hay pérdidas reales, lazos rotos, dolores que cuestan cicatrizar, lágrimas inagotables.
Permitámonos hacer el duelo sin partidizar esta tragedia. Es lo menos que podemos hacer por quienes ya no están y extrañamos tanto.
