COLUMNISTAS
BOCA BER ALLES, BORGHI, Y EL POBRE FABBIANI

Un gordo a la parrilla

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“Uno encuentra su estilo cuando no puede hacerlo de otra manera. Es decir, no quiere hacerlo de otra manera”
Paul Klee (1879-1940), pintor alemán nacido en Suiza; de su diario en Túnez.

En un país donde las ideas, los proyectos y el respeto a un sistema que atienda el interés común suelen subordinarse a la coyuntura, el azar o la especulación personal, toda esa falsa discusión principista sobre el esquema táctico que usa Claudio Borghi en sus equipos me aburrió primero y me indignó después. ¿Por qué digo que es falsa? Porque el problema no es la idea, ni los tres centrales, ni los dos nueve, ni nada de eso. El problema es que se perdió. Y perder, acá, es pecado mortal. Más en Boca, que es como el peronismo del fútbol. “¡Esto es Boca, eh!”, repiten allegados, hinchas y colegas, excitados y babeantes, atontados por un estrafalario dogma de fe que no respeta tiempos ni lógica. Una de dos: o ganás y te hacen póster o te destripan. Dura lex.

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Borghi, pobre, arribó a ese mundo de subnormales histéricos donde nada ser respeta y perdió su primer partido de local. Suficiente. Eso le abrió la puerta a una multitud de pelagatos con carnet que salieron a cuestionar un sistema más conocido que la injusticia. La situación es ridícula. Llega un tipo que acaba de ser campeón y al que candidatean para la Selección, le dan vuelo como para armar un equipo a su gusto, le traen a las piezas ideales para el nuevo dibujo y al rato de empezar lo atacan por… ¡su estilo! Mon dieu. Más estúpido, imposible.

El Coco Basile, un sabio de café, suele ironizar: “Yo paro muy bien a los equipos en la cancha: ¡pero resulta que cuando empieza el partido, los tipos se mueven para todos lados!”. Eso mismo sucedía, para dar un ejemplo cercano al club, con laterales como Ibarra o Arruabarrena, que pasaban al medio cada vez que el equipo salía. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Vemos el vaso medio lleno, o medio vacío? Más pícaro que Borghi, Ricardo La Volpe supo calmar las fieras cuando dijo que utilizaba una “defensa de cinco”. Listo. Santo remedio. Lo atacaron por polémico, por soberbio o porque se le escapó un campeonato que ya estaba ganado, pero nunca por blando. En fin. Mostrarse astuto, distante y conservador produce menos conflictos y resistencias que abrirse al mundo con audacia y sin dobles discursos, compatriotas. Sucede en el fútbol, y en la vida mucho más, se los aseguro.

¿De que depende la música? De sus intérpretes. Tan sencillo como eso. Y los de Boca, por ahora, no tocan tan bien. No me refiero a los dichosos tres del fondo, que por otra parte han sido de lo mejor del equipo. El problema aparece del medio hacia adelante. Todavía sin Riquelme, con Battaglia y Clemente fuera de forma, Méndez ahogado en la banda, Cañete con mucho peso en la espalda, Fierro out y dos puntas fuertes en el juego aéreo pero sin descarga por afuera, el equipo no aparece.

Confío en que Borghi, un DT que apuesta a la estética y la simpleza, lo encuentre antes que la Conjura de los Necios –esos perdonavidas que hoy mueven la cabecita y se lamentan porque “es demasiado buen tipo para este ambiente”– triunfe y terminen ejecutándolo al amanecer, como ya le pasó en Independiente. ¡Señores, es hora de desmentir a aquellos que creen que los buenos son boludos! ¡Refutemos de una vez la ridícula superstición que asegura que para “tener personalidad” hay que ser, ay, como Ruggeri! Que el Altísimo nos libre de semejante castigo, hermanos. Amén.

El partido de hoy contra All Boys es tan, pero tan fácil que, mmm… da un poco de miedo. La historia está llena de estos choques entre David y Goliat, el gigante al que voltearon de un hondazo. Ojo. Con dos líneas de cuatro bien cerradas, los invitados a la fiesta sembrarán un bosque de piernas alrededor de su área y ahí te quiero ver. Mouche, el novio de Luli, será clave para abrir la cancha y desbordar. Deberá ignorar, eso sí, las bromas pesadas de la tribuna. No será el único que las reciba.

Frente al muy robusto Borghi, veremos a otro panzón famoso: Cristian Fabbiani. ¿Se acuerdan? Un caso insólito de caída libre sin paracaídas. De River, la “ogromanía” y un casamiento mediático, al ostracismo más cruel. Seis meses sin club, un rechazo en la Segunda mexicana, sobrepeso, escándalos a la madrugada, denuncias por maltrato y cuernos en primera plana. Un horror. Alrededor de él habrá jaleo y mucho más esta semana, con su futura ex posando en Caras a los besos con otro caballero y la hinchada de Boca a full para recordárselo sin sutilezas.

No creo que esté para jugar más de quince minutos, pero a lo mejor lo ponen un rato. Y si es verdad que, como les confesó a los programas de chimentos, los insultos y las cargadas crueles lo motivan… ¡hoy estará como para un hat trick! Y bueh. Habrá bastante “show”, por llamarlo de alguna manera, como en lo de Tinelli. That’s fucking entertainment, folks!

Por lo visto, habrá mucho para masticar en el menú post partido, queridos comensales. ¿Las recomendaciones del chef? Gordo a la parrilla para unos, panqueques con mucho dulce para los otros.

Dependerá de quién gane, claro. Como siempre.