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economía y elecciones

¿Vuelven los gemelos?

El superávit comercial ya está. El fiscal, difícil en un año electoral y con Cristina marcando la cancha.

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‘Nunca te prometí un jardín de rosas...’ Kristalina georgieva y martín guzmán. | PABLO TEMES

Argentina viene teniendo superávit comercial. El nivel de actividad industrial se encuentra al mismo nivel que en abril de 2018, momento previo a la crisis del sector externo. Para la construcción este marzo pasado fue el mejor de los últimos tres años. El déficit fiscal en el primer trimestre fue del 0,5% del PBI, el más bajo en 6 años. Si no se hubiera verificado un deslizamiento hacia un mayor gasto en marzo, el balance hubiese sido de equilibrio. 

Después del golpazo del año pasado, en cualquier país relativamente normal estos datos serían un buen augurio para la economía y para el gobierno de turno, sobre todo frente a una negociación con el FMI. En Argentina no: estos indicadores positivos son fuente de un conflicto político. Ya se sabe: ajuste pre elecciones o post elecciones. Guzmán dice: aprovechemos ahora que nos estamos recuperando. El cristinismo dice: olvidate del superávit por ahora, ya habrá tiempo después de la legislativa. Hay varios estudios que indican que en los años electorales se relajan las exigencias fiscales en los países con elecciones democráticas. Viendo eso, el pedido de la vicepresidenta no sería tan descabellado… en un país con la macro ordenada. No es el caso argentino, otra vez.

Como la cancha la marca CFK en las cosas que más importan, entonces la Argentina parturienta deberá esperar para alumbrar nuevamente a los gemelos que aparecen en la ecografía. Porque el hilo se corta por lo más fino. ¿Guzmán se quiso ir y el presidente lo frenó? Es muy creíble la anécdota. El punto es el nivel de descoordinación política entre el presidente y su ministro, sabiendo el rol que ocupa la vicepresidenta. ¿Para qué pagar un costo innecesario? ¿O acaso Guzmán no imaginó que Ella se iba a imponer en la discusión? ¿Por qué ahora se disparó por el tema tarifas? ¿Por qué no ocurrió cuando el Senado le cercenó el ajuste a los jubilados? ¿Acaso el ministro produjo el conflicto para irse? Si el presidente le habría admitido a Guzmán que se vaya Basualdo ¿no coordinaron los detalles? ¿el jefe de gabinete no debería haber cuidado los aspectos tácticos de semejante decisión? Demasiadas preguntas sin respuestas, las cuales indican que el funcionamiento del proceso decisorio en la Casa Rosada es curioso.  

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Alberto tiene muchos problemas. Ya nunca sabremos qué hubiera sido de su gobierno sin pandemia, lamentablemente. Pasará a los libros de historia aunque más no sea por esa atipicidad que le costó vivir. Algo de eso flota en parte de la opinión pública: es imposible de comparar con Macri, porque a éste no le tocó esta megacrisis mundial e inédita. En esa compresión, se registra algo de dispensa. No total y no eterna. Algo no está funcionando en él, más allá de la presión que ejerzan Cristina y sus leales. Una cosa es atravesar una tormenta y otra distinta no mostrar el carácter adecuado para el desafío. Esto es lo que se está verificando en la calle: falta firmeza, liderazgo, no calma las incertidumbres, está tibio. 

Evidentemente el presidente no está adecuando su estrategia de supervivencia a las condiciones del terreno, como aconseja Sun Tzú. ¿No sabe, no puede o no quiere? Está todo el tiempo como un ejército asediado en una geografía desfavorable. Para no dar la impresión de que va perdiendo sistemáticamente, algún éxito tiene que aflorar aunque sea parcial. En estos últimos días parece que el gobierno de los EE.UU. y el FMI podrían ser sus mejores aliados. Algo es algo. Alberto “le tiró onda” al enviado de Joe Biden y el hermano mayor correspondió con un par de gestos: 

Acto 1: el congresista Gregory Meeks –presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes– dijo esta semana que el presidente Biden “debería hacer más para encontrar una solución a largo plazo para Argentina en las conversaciones de reestructuración de deuda”. Dudo que haya formado parte de una mera iniciativa personal. 

Acto 2: el vocero del FMI este jueves indicó respecto a Guzmán que “Es nuestro interlocutor en esas conversaciones… Estamos plenamente implicados con él en estos momentos”. Rice tampoco es un libre pensador. Pasando en limpio: preferible Alberto + Guzmán que Cristina + Kicillof.

Ahora le toca al presidente mover de vuelta. Seguramente aprovechará la próxima gira europea para convencer de algo distinto a lo que perciben los embajadores en Argentina de los países que visitará. Pero el mundo tiene demasiados problemas ahora como para que nuestro país se sume a la lista de dolores de cabeza. Entre las movilizaciones en Colombia y Brasil, el caos venezolano y el riesgo de que en Perú se corra muy a la izquierda, el horno no está para bollos. Como diría el personaje de un viejo sketch cómico, hay que tomárselo “con la santa paciencia”. 

Esta “santa paciencia” de algunos actores en el mundo es lo que puede promover un efecto contraproducente. El cristinismo reflexionaría: “si nos van a tener paciencia entonces tiremos de la cuerda lo máximo posible, con algo nos vamos a quedar. Por ejemplo con los Derechos de Giro del FMI. No es que había viento de cola? También explotemos eso. El ajuste es macrista”.

En el medio de esos conflictos internos del oficialismo, Horacio Rodríguez Larreta bajó el perfil habiéndose llevado un triunfo en la Suprema Corte. No es tiempo para festejos ni euforias. La polémica sobre las clases presenciales también lo desgastó un poco. Lo obligó a salir de su perfil moderado y apolítico. Fue un buen laboratorio de qué pasa con la parte persuadible del electorado cuando tuvo que subir el volumen. 

Por eso decidió sentarse a negociar con el gobierno nacional por la quita de fondos que le hicieron el año pasado. Encontrar el matiz perfecto le va a costar, sobre todo cuando está obligado a salir a jugar todos los días.

En la Argentina todo se pospone, desde las PASO hasta el parto de los superávits gemelos. Con uno solo no alcanza. Hacen falta los dos, aunque haya que recurrir a cesárea.  

*Consultor político.  Ex presidente de AsACoP.