El peronismo se muestra envalentonado tras el doblete en las urnas y en el llaryorismo advierten que “ya no es una preocupación” para el PJ cómo negociar los acuerdos que se deberán construir para la sanción de leyes. Hay un escenario favorable con el peso de las dos elecciones conquistadas.
El gobernador electo Martín Llaryora tendrá la suma del poder para articular la gestión en la provincia y el municipio capitalino, pero en la nueva composición de la Legislatura, a partir del 10 de diciembre, aparece una paridad muy marcada. Habrá un choque de fuerzas entre el oficialismo y Juntos por el Cambio (JxC), con 33 bancas para cada espacio.
En ese marco, el PJ mira a los potenciales aliados (el peronista K Federico Alesandri y el libertario Agustín Spaccesi) y a los departamentales de su lado y del otro (JxC), que semana a semana ponen la cara en el territorio. En ese plano, el peronismo buscará seducirlos con “obras que se bajan”, admitió un oficialista.
Con lo cual, las negociaciones cobran mayor fuerza más si se tiene en cuenta que la mayoría de esa representación opositora son exintendentes de la UCR que conocen el paño de gestionar ante el gobierno con un cuarto de siglo en el poder.
“Si ganaba (Rodrigo) De Loredo, Llaryora hubiera tenido que negociar con el evolucionista. Con su derrota en las urnas, es otra cosa”, reconoció un llaryorista de la primera hora con manejo en lograr consenso en el seno legislativo.
La misma fuente sostuvo que las dos victorias del PJ “configuró otro escenario que incidirá en la Unicameral” y observó los pases de factura entre dirigentes cambiemitas. Ese desgaste, los pone al borde de la fractura que, en el peronismo, proyectan para después de las PASO.
Otra voz oficialista que seguirá teniendo banca en la nueva Legislatura aportó la misma lógica en torno a los departamentales. Por otro lado, advirtió de las “aspiraciones naturales” de los pesos pesados electos que figuran entre los primeros 15 de la “lista sábana” de ir al gabinete de Llaryora.
En ese sentido, sostuvo que el único con peso propio es Manuel Calvo por ser vicegobernador. Se habla de que ocuparía una de las carteras estratégicas. “El resto tiene que acatar lo que defina Llaryora”, afirmó la espada parlamentaria.
De acuerdo con esa postura, desde el entorno del mandatario electo se señaló que para la definición del armado se mirará el mapa completo (provincia, municipio capitalino, y legislatura). “Es todo un mismo combo”, dijo el llaryorista, a lo que otra voz del mismo círculo sumó que “se esperará a ver cómo queda el escenario nacional”, ante un potencial acuerdo entre Juan Schiaretti y Horacio Rodríguez Larreta.
Sobre la base del otro escenario, donde el oficialismo tendrá instancias de “negociación caso por caso” al no tener mayoría en la Unicameral, la fuente llaryorista dijo que su líder podría pensar “en dejar a algunos dirigentes que tenía destino en el gabinete”.
Los radicales adelantaron su rechazo a que Myrian Prunotto sea la interlocutora del oficialismo. Por eso, en el PJ buscan los perfiles de quiénes serían los “generales” en la Legislatura con “buena muñeca y un buen vínculo con Martín”. Entre los cuales se destacan: el propio Calvo, Miguel Siciliano, Pablo Cassinerio, Nadia Fernández y Facundo Torres.
No obstante, el actual vicegobernador desembarcaría en un ministerio de peso. Los confirmados son dos: Sergio Busso y Julián López. A ellos se sumaría Guillermo Acosta en Finanzas.
Oposición. Entre “los 33 mineros”, así se llama el grupo de WhatsApp que crearon, prometen “un pacto de sangre” en torno a la representación opositora, sobre todo, llegado el caso de configurarse cuatro bloques (UCR, PRO, juecismo y CC-ARI), articulando en un interbloque de JxC.
La posición de mantenerse unidos en una sola bancada es la posición con menos fuerza. Legisladores electos y referentes de los distintos partidos ven un escenario de interbloque (una figura política), aunque esa definición llegará cuando el panorama nacional arroje claridad.
Entre los cambiemitas de cúpula hablan de “una discusión de trámite administrativo”, pero en la práctica está en juego el poder de la “caja” y los cargos asignados al funcionamiento de un bloque. “No es lo mismo una sola torta para repartir entre 33”, advirtió una voz que conoce el paño.
El peronismo fogonea la división en bloques de JxC para negociar de otra forma. Por lo pronto, en el radicalismo ya se anotan para conducir la bancada: Miguel Nicolás y Dante Rossi. Los intendentes quieren poner a un par en la jefatura. Hay dos nombres que pugnan por ese rol: Gustavo Bottasso (deloredista) y Oscar Saliba (actual titular del Foro que los agrupa).
Por su parte, el PRO reclama mayor protagonismo, apalancado por, según confían, en que el próximo presidente será un referente amarillo. “Eso también ordena hacia abajo”, dijo un dirigente de ese espacio con poder de lapicera.
En medio de una especie de “guerra fría” entre Juez y De Loredo por el liderazgo de la oposición, el amarillo de la cúpula del PRO advirtió “tensiones” por el armado de poder, llegado el momento, sin ánimo rupturista.
Tablero de control. Sin embargo, un boina blanca con manejo parlamentario, que tendrá banca en la Unicameral que viene, adelantó que por la paridad de fuerzas demandarán “la parte del tablero de control que les corresponde”. Eso se traduce, a nivel autoridades de cámara y en las presidencias de comisiones relevantes.
“Hoy, de las 22 comisiones, 18 las maneja el PJ y las otras cuatro son para la oposición, pero tiene mayoría el peronismo”, se quejó el radical, al tiempo que resaltó: “Se acabó el predominio del PJ”.
Respecto al futuro armado opositor en los espacios de poder, un correligionario al máximo nivel de conducción partidaria afirmó que entiende “las aspiraciones y ansiedades” de los cambiemitas, por caso, la definición de los “generales” opositores en la Unicameral. No obstante, señaló que “hay que ver cómo queda lo nacional”.
Ante el principio de gobernabilidad, el radical aseguró que JxC “no va a poner trabas, pero si va a ser consecuente con lo que ha venido planteando hasta ahora”. Y enfatizó que la oposición tendrá “agenda propia” para debatir.