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DISCURSOS DE ODIO EN DEMOCRACIA

EZEQUIEL RIVERO: “Los discursos de odio son parte de una acción política sobre adversarios”

El intento de magnicidio a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner potenció la discusión sobre los mensajes de odio instalados en la sociedad y la grieta de opiniones entre adversarios que se expresan con el único fin de descalificar al contrincante.

Ezequiel Rivero
EZEQUIEL RIVERO. Doctor en Ciencias Sociales y becario de Conicet. | Cedoc Perfil

—¿Qué son los discursos de odio?

—No son parte de una estrategia informativa, sino de una acción política. No buscan confundir sino provocar acciones políticas concretas sobre adversarios políticos. Generan movilizaciones, llegando a casos extremos.

—¿Cuándo la crítica se convierte en discurso de odio?

—El límite de la libertad de expresión y el discurso de odio se discute en todo el mundo. Hay una mirada maximalista de la libertad de expresión. No es un hecho individual; es también social y colectivo en la medida que tiene consecuencias en las personas que reciben los mensajes. Yo fijaría el límite ahí, por ejemplo si tiene consecuencia sobre la salud. Tomar un trago de cloro podría ser un límite a la libertad de expresión.

—¿Quién traza ese límite?

—Es un punto problemático. Si das esa potestad al Estado únicamente, puede caer en manos de gobiernos que la usa con otros fines. Durante la pandemia, en Nicaragua se sancionó una ley que imponía pena de cárcel a personas que difundieran mensajes falsos sobre coronavirus. Esta herramienta, en el contexto de un gobierno no democrático, fue utilizada para poner presos a activistas y a dirigentes políticos. Es peligroso que un único actor tenga la potestad de decidir. Se puede pensar en una gobernanza de múltiples partes interesadas incluyendo a las plataformas de internet que están desreguladas. Sería interesante instalar un debate sobre la responsabilidad de las plataformas y la ineficiente autorregulación.

—¿Cómo actúa la suma de discursos en los medios que genera estados de ánimo en la opinión pública que la convierten en una olla a presión?

—Hay falta de diversidad interna en algunos medios de comunicación. Solo tocan una tecla de todas las posibles. Los medios de tal grupo opinan esto y otros opinan aquello. Sería saludable que se den prácticas de diversidad interna, que en sus agendas convivan diferentes puntos de vista. Esto se vincula con el alto nivel de concentración del sistema de medios en Argentina, donde es difícil escapar a cuatro o cinco propietarios de medios.

—¿Cómo se sale de este ecosistema?

—Si los seres humanos vivimos en un entorno real, digital y mediático podemos modificar los tres, así como transformamos el entorno urbano y natural bajando un edificio y construyendo otro, o talando un bosque. Los medios y las redes sociales no son definitivas, también se pueden transformar. Los usuarios con nuestras propias prácticas podemos modificar espacios que hoy sirven como aceleradores de odio y violencia organizada para que sirvan para la conversación democrática. Hace falta más alfabetización en cómo exponernos a los discursos mediáticos y a la información que circula en las redes sociales.