Tras el resultado del domingo en la Provincia de Buenos Aires, Liliana Montero —ministra de Desarrollo Humano de Córdoba— plantea que el electorado envió un mensaje doble: ordenar la economía sin retroceder en derechos como salud, discapacidad y universidad pública.
En sus redes, Montero se pronunció contra los vetos de Javier Milei a las leyes de Financiamiento Universitario y Emergencia Pediátrica. Calificó el primero como “un golpe directo al corazón de nuestro desarrollo humano” y defendió a la universidad pública como “columna vertebral de la sociedad”, donde se forman médicos, ingenieros, artistas y científicos. Advirtió que la decisión implica desfinanciar becas, precarizar a los docentes, poner en riesgo la investigación y quebrar el trabajo territorial de las universidades en los barrios.
Ministro de Llaryora: “La Argentina necesita salir del odio al Estado que plantea el mileísmo”
En diálogo con Punto y Aparte (90.7 FM), Montero sostuvo que “es la economía y también la política” y que el contacto cara a cara volvió a pesar más que el ruido en redes.
La campaña territorial recupera valor frente al ruido en redes
— ¿Cómo leés el mensaje del electorado bonaerense del domingo?
— Estamos en una situación altamente compleja y, a la vez, contradictoria. Es como decir: ‘voy a cambiar, pero no cambio nada’; ‘entendí el mensaje, pero hago oídos sordos’. El gobierno tiene dificultades para decodificar lo que la ciudadanía expresó: sí, ordenar el déficit y bajar la inflación, pero sin retroceder en salud pública ni discapacidad. La Provincia de Buenos Aires encendió una alerta fuerte. Aquello de ‘es la economía, estúpido’ hoy es las dos cosas: es la economía y es la política.
— Planteás una mirada desde la psicología de la política. ¿Qué cambió en campaña?
— Durante años nos dijeron —y fue así— que las redes sociales podían suplir el contacto humano. Las campañas se apoyaron en segmentación en Facebook, lo que pasaba en Instagram o TikTok. Hoy ese bombardeo, sumado al odio que circula, ‘escrolea’ tan rápido que pierde valor. El humano necesita del humano, del cara a cara. Por eso crecen los gobiernos locales y los intendentes: estructuras de personas al lado de personas, preguntando qué te pasa, qué necesitás, cómo ayudamos. La política es un acto humano y eso el Gobierno no termina de comprender.
— Mencionaste límites: universidad y discapacidad. ¿Por qué?
— El tema discapacidad estaba fuera de la agenda pública y este Gobierno, por torpeza o por creer que todo es economía, logró que toda la Argentina hablara del 3%, de si es prioridad o no proteger a las personas con discapacidad. En el siglo XXI eso no se discute: los países con desarrollo humano serio tienen altos niveles de protección; a nadie se le ocurriría decirle a una familia ‘arréglense como puedan’. Con la universidad pasa lo mismo. Muchos somos primera generación de universitarios gracias a la universidad pública. Yo me venía a dedo desde Carlos Paz para estudiar: hubiera sido imposible sin la UNC.
Provincias Unidas busca proyectar “una Argentina sensata y federal”
— ¿Hay autocrítica de la dirigencia?
— Sí. Si Milei es presidente, hay responsabilidad de la dirigencia política, y en particular del gobierno de Alberto Fernández, por no haber respondido. Tenemos que proponer alternativas sensatas: una Argentina productiva, con cuentas equilibradas, salud y educación sostenidas, integrada al mundo. Es posible construir una Argentina sensata.
— ¿Cómo ves la campaña en Córdoba y el armado de Provincias Unidas?
— Muy bien. Provincias Unidas es una construcción plural: distintas expresiones políticas, con Schiaretti a la cabeza, y fuerzas que nos sumamos —en mi caso, Córdoba Futura, desde que Llaryora es intendente—. Traducimos una Argentina federal, plural y sensata, con equilibrio fiscal y la gente adentro. Mientras el Gobierno nacional convoca a gobernadores y, en paralelo, veta el Garrahan, el financiamiento universitario o recortes de ATN, varias provincias de distintos signos están confluyendo en un proyecto nacional. Lo distintivo es esa convergencia que mira hacia dónde vamos más que de dónde venimos. Córdoba, el 26 de octubre, va a marcar ese camino.
Juez se corre de la campaña libertaria y su entorno asegura que sólo hará “mímica”
— ¿Natalia de la Sota complica a alguien?
— No lo creo. No es un problema para Provincias Unidas. Y no me animo a hablar por el peronismo porque no integro ese espacio.
— ¿Qué te preocupa de la lista de La Libertad Avanza en Córdoba?
— No es que haya ‘desconocidos’, sino las ideas que albergan. No se puede improvisar en un momento tan complejo. El Parlamento fue clave y necesitamos gente que conozca la cosa pública. Si el responsable del PAMI Córdoba recortó prestaciones —desde pañales que no llegan a medicamentos—, ¿con qué cara va a representar a las personas mayores? Me preocupa que varios no muestren interés por mayores, discapacidad, universidad ni salud. Frente a eso, Provincias Unidas exhibe experiencia de gestión y conocimiento de lo que sí y no se puede hacer en la Argentina.
— Hubo episodios muy bajos en la discusión pública, como el caso Juez. ¿Un límite?
— Lo conozco a Luis y a su familia. Me solidaricé de inmediato. Lo que pasó fue de una bajeza ética y moral. Si el agravio fue público, las disculpas deben ser públicas. La discusión política tiene un límite: no todo vale en la Argentina ni en la vida.