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CóRDOBA
MIGUEL KIGUEL

"Massa puede ser el Cavallo del 91, pero también el del 2001"

El economista y consultor dio su mirada sobre los escenarios que enfrenta Massa. "En el equipo falta un macroeconomista, una mirada amplia de todo", apuntó. Y aseguró que hay condiciones para pensar que se puede "evitar el abismo".

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COMPONENTE POLÍTICO. "Hay muchas restricciones políticas, pero Massa tiene todos los incentivos para hacer bien las cosas". | Cedoc

El economista Miguel Kiguel pasó por Córdoba en el marco de un desayuno de trabajo organizado por las firmas Locativa Garantías y Rosental Inversiones. Allí, el también investigador, consultor, docente y asesor del Banco Mundial analizó la compleja coyuntura y puso foco en el duro panorama que enfrenta el flamante ministro de Economía Sergio Massa. 

A la hora de pensar en qué se puede esperar de un Massa al frente de una cartera tan caliente y tan delicada como Economía, planteó: “No sabemos qué puede pasar, ni Massa sabe qué puede pasar. Llega con mucho apoyo y energía. Casi planteando que puede ser el Cavallo del ‘91, que estabilizó la economía. Puede ser eso. Pero también puede no estabilizar ni cambiar ni corregir nada y ser el Cavallo del 2001”.

Sobre el equipo planteó: “Hay gente muy seria. Su jefe de asesores es bueno –Leonardo Madcur– y para el seguimiento de la deuda Daniel Marx es el mejor. Tiene buena gente en distintas áreas. Lo que no veo es alguien que le aporte una visión general a todo. Y eso es un problema, porque todo lo que hay que revisar y tocar está conectado. Si tocás una variable se te dispara otra, si solucionás una distorsión podés generar otra. Falta un macroeconomista y no lo veo”, apuntó. 

Como se sabe, desde las primeras horas del viernes se instaló que se nombraría a Gabriel Rubinstein, de GRA Consultora, al frente de la Secretaría de Programación Económica, con foco en la relación con el FMI y organismos internacionales de crédito. Un virtual viceministro de Economía. La versión se consolidó y se dio por confirmada, pero con el correr de las horas perdió fuerza y hasta hubo desmentidas de fuentes massistas. Rubinstein está en el exterior hasta el martes. Al cierre de esta edición aún no se había confirmado su llegada al gobierno. 

“Para ser claros, la economía argentina está en terapia intensiva. Y yo cuando estoy en terapia quiero un buen médico. Acá tenemos un abogado. Nos falta el médico, nos falta el macroeconomista”, señaló. 

Problema global. Antes de entrar de lleno con el panorama doméstico, Kiguel se detuvo unos minutos en el plano global, que tiene fuerte impacto también localmente. Según su visión, el problema de la inflación que están experimentando las economías centrales no debe ser subestimado: “Leo analistas que opinan que se resuelve en poco tiempo y se estabiliza. En Estados Unidos y países de Europa Central estamos viendo niveles muy altos de inflación, del 9 al 10%. Pienso que eso se va a mantener un tiempo y no coincido en una resolución y estabilización muy baja en el corto plazo. Creo que se puede estabilizar en torno al 5% durante mucho tiempo. Eso es un problema grave para economías emergentes como las de Argentina. Puntualmente, porque para bajar la inflación la herramienta principal es la suba de tasas. Si EEUU sigue subiendo la tasa los flujos de inversión van a ir a tasa y no van a estar disponibles para proyectos de inversión en países como Argentina. Puede ser un problema”.

Los frentes de Massa. Dos grandes bloques de dificultades ve Kiguel: falta de reservas y distorsiones en el tipo de cambio y, por otro lado, inflación. 

De la primera conferencia de prensa que hizo Massa se desprende que al menos el primero de los obstáculos está en el radar “urgente” de su gestión. De hecho anunció negociaciones para inyectar más de US$ 5.000 millones a las reservas del Banco Central vía adelanto de exportaciones de complejos importantes como el agroindustrial. También habló de un trabajo coordinado y permanente con el Central para monitorear eso y la evolución del tipo de cambio. Pero dio a entender que no evalúan un salto en el tipo de cambio oficial, al punto de afirmar: “Un shock devaluatorio solo produce pobreza”. 

Kiguel fue tajante: “Todo lo que el gobierno hizo hasta ahora para aumentar las reservas no funcionó. El plan era esperar, esperar hasta que pase agosto cuando hay que pagar fuertes desembolsos por la energía importada. Y llegar a septiembre. Pero antes llegaron las corridas. Está claro que la cronoterapia de Fernández no funcionó”.

Del otro grave problema, la inflación, hasta el momento no hubo ni comentarios, ni anuncios concretos. Todo un dato, teniendo en cuenta que la semana que viene se comunicaría la inflación de julio y que rondaría el 7% a 8%. 

“Massa tiene que hacer todo lo que hasta ahora Cristina no quiso. Devaluar, bajar el gasto público, quitar subsidios. Y todo eso hay que hacerlo en un contexto de confianza muy bajo. El nivel de confianza del gobierno ronda el 22%, similar a los niveles de 2001 o de la crisis de 2008”.

Volviendo a las reservas, Kiguel repasó algunos números: “Para que la economía de Argentina esté bien necesita un nivel de reservas de US$ 40.000 millones. Tenemos US$ 1.900 millones. Massa puede conseguir unos US$ 700 de organismos internacionales y de la gira por Qatar, en el mejor de los casos, puede venir un apoyo estilo swap de China, fondos que no son líquidos y no se pueden tocar. El grueso está en el agro que necesita estímulos reales para liquidar. Con lo que tienen ahora pueden adelantar algo, US$ 2.000, US$ 3.000 millones, pero no mucho más. El campo no está convencido de tener pesos o títulos argentinos porque cualquier título, aunque sea en dólar Linked genera miedo porque está el Estado argentino dentro”. 

Tipo de cambio.  Un aspecto en el que no hubo novedades hasta ahora fue el de la política cambiaria. Las especulaciones en torno a una devaluación o a incorporar algún esquema de desdoblamiento de tipo de cambio no se cumplieron.

Para Kiguel, es difícil seguir con el tipo de cambio oficial a $130, $135 actual:  “El gobierno quiere devaluar, sin devaluar. Una forma es un desdoblamiento, un dólar para el mercado financiero, otro para el comercial. No hay que escribir nada, está todo en los archivos de la década del ´80 del Banco Central. Con el desdoblamiento el problema es que la gente siempre encuentra la vuelta, la forma de operar con el dólar que más le conviene. Yo pensaría en un mix de acciones, algo de desdoblamiento y algo de devaluación. Una devaluación del 30%, 40%. Nada es sencillo, todo lo que se haga va a tener un costo. Una devaluación del 30% no implica una inflación del 30%, pero tiene un costo, el pase a precios puede ser del 7%, 8%, 9% más o menos. Devaluar potencia la inflación, pero no devaluar también tiene fuertes costos”.

Déficit. Para enfrentar a “la madre de todas las batallas”, Massa anunció algunos ejes: afirmó que no van a seguir pidiendo asistencia al Banco Central para financiar el Tesoro, se pondría coto a la emisión monetaria y entre lo más concreto remarcó que se avanzará con la quita de subsidios energéticos para quienes no se inscribieron y dentro de los que se inscribieron abra cupos de consumo que, de superarse, no tendrán subsidios. 

“Si no se van a subir impuestos hay que tocar las vacas sagradas. Hay que recortar fuerte subsidios, bajar gasto público o aumentar el tipo de cambio. Otra opción es recortar obra pública. Todo tiene costo, por eso repito: hace falta un macroeconomista porque todo está conectado y habrá costos”. 

 

Escenario descartado
Con todo, el desembarco de Massa tiene, para Kiguel, un costado positivo que sería el de generar las condiciones para evitar un escenario catastrófico. “Estábamos yendo al abismo sin frenos y pensando en escenarios de híper, apocalípticos. Creo que ese escenario hoy se puede descartar, pueden empezar a funcionar algunos frenos del auto. Difícilmente tengamos un rebote, pero podemos empezar a salir del miedo a la híper. El componente político es importante. Hay muchas restricciones políticas, pero Massa tiene todos los incentivos para hacer bien las cosas y pensar en el 2023”, concluyó.