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Cine

Miradas cordobesas sobre la película El Potro

Qué opinan los especialistas.

Potro Avant Cba
PROTAGONISTAS: El jueves estuvieron presentes en Córdoba para la Avant Premiere | Federico Rodríguez

Sin lo mejor del amor

Por Lucas Moreno (Crítico de cine)

La segunda película de Lorena Muñoz tiene miedo. Miedo de disgustar al fan y a los involucrados en el relato. Esta sumatoria de temores acorrala al filme en una mediocridad mimética en donde lo único que interesa es la fidelidad de la morisqueta y el rigor cronológico. ¿Hay algún tipo de apropiación por parte de la directora? En absoluto, el Potro Rodrigo es una traslación desalmada de lo que existe como material de archivo, una recreación ficcional para acompañar documentales. El clasicismo de Muñoz, adecuado para convertir a Gilda en heroína trágica, no encaja con este personaje. Una figura c omo Ro d r i go Bueno demanda travesura y osadía; rupturas for - males para contagiar la espontaneidad emocional y creativa. Aquí todo se desarrolla con obviedad y un espectador ajeno al imaginario popular se enfrentará a una biopic que sigue a rajatabla la fórmula del género: artista de ascenso precoz que ama, se droga y se redime con una toma cenital que lo asemeja a Cristo. Tanto es el miedo a faltar el respeto que los componentes jugosos del cantante, como los amoríos o las adicciones, son derivados a personajes secundarios para quitarle responsabilidad al protagonista. Este vaciamiento psicológico jamás estuvo presente en Gilda. Con El Potro sucede lo inverso, el relato jamás evoluciona, simplemente secuencia viñetas de una vida pasteurizada, sin lo mejor del amor: la capacidad de traicionar y subvertir.

 

Más hombre que Potro

Por Cheche Caudana (Editora Revista OCIO, periodista de Teleocho)

La directora Lorena Muñoz no le teme a los riesgos y una vez más decide meterse de lleno en las fibras íntimas de un ídolo popular. Y aunque el guión pierde a veces la consistencia argumental y en algunos momentos se torna lento, El Potro, lo mejor del amor logra transmitir la esencia de uno de nuestros más preciados mitos y emociona. El amor por su familia, la generosidad hacia sus músicos, su incontenible tentación hacia el "poliamor" y hasta la oscuridad de las drogas y el alcohol, se hacen presentes sin caer en golpes bajos ni desteñir la imagen de nuestro amado Ro-Ro-Ro Rodrigo. El reparto está a la altura y la inclusión del debutante Rodrigo Romero es un verdadero hallazgo. Elegido entre 500 postulantes, este joven riocuartense, albañil de de profesión, va de a poco fundiéndose con el personaje hasta lograr, en algunas escenas, (gracias a su parecido físico y calidad vocal) una similitud que impresiona. Y aunque a este potro le falta curtirse y tiene más de inocente que de salvaje, su trabajo es destacable. La película sobre Rodrigo ya está en los cines y ahora somos nosotros quienes podemos dar el veredicto. Quizás no descubramos nada nuevo, o nada que no hubiésemos imaginado. Aquí tal vez no encontremos ni dioses ni demonios sino simplemente seres humanos. Y ahí radica su magia: en humanizar al ídolo, no a endiosarlo.