La que hoy termina podría definirse como la semana en la que comenzó a vislumbrarse un bosquejo preliminar de la fórmula que el justicialismo presentará para la ciudad de Córdoba. Finalizado el efecto espuma tras la obtención de la Copa del Mundo, los partidos políticos vuelven de a poco a emplear todas sus energías en el diseño de la campaña electoral.
Con Martín Llaryora totalmente lanzado luego de sus problemas de salud, resta ver qué harán sus competidores de Juntos por el Cambio, aunque por lo que se puede saber, la oposición no cambia de postura: solo difundirá el nombre de sus candidatos cuando el gobernador Juan Schiaretti ponga las fechas de las elecciones. Esa disputa para ver quién tiene más poder y quién cede menos será de largo aliento y tanto juecistas como deloredistas consideran que recién en febrero habría novedades sobre el punto.
En cambio, el peronismo de la capital provincial juega en otro tablero y ya mueve sus fichas. Según tres fuentes de la Municipalidad de Córdoba, Daniel Passerini (actual viceintendente) corre con alguna ventaja.
Por un lado, hay que mirar lo que dicen las encuestas y en este sentido hay que decir que casi todos los sondeos le dan ventajas al viceintendente sobre Oscar Campana, Miguel Siciliano y Marcelo Rodio.
En reunión privada, Llaryora insistió con que todos los anotados para la Intendencia pueden hacer su juego con total libertad hasta febrero. “Tienen que muscular”, dice el intendente porque imagina que el crecimiento de todos los aspirantes traerá agua para su molino. Al hablar de Passerini, analiza los pro y los contra del actual titular del Concejo Deliberante y también los puntos que pueden beneficiar a sus contrincantes en la interna. Esto último puede resumirse del siguiente modo: Passerini completará un mandato en 2023 como viceintendente, con lo cual si gana y es elegido intendente, solo podrá estar al frente del Ejecutivo municipal en el período 23-27, ya que en ese lapso completaría su segundo mandato. Y no puede presentarse a un tercero consecutivo.
Compañera y compañeros. En el Palacio 6 de Julio y en el Centro Cívico imaginan la boleta municipal de Hacemos por Córdoba con Passerini al frente. Los oferentes para completar el binomio se multiplican, pero hay favoritas y favoritos.
En lugar de privilegio para integrar esa nómina está la titular del Coys, Victoria Flores, que ha desarrollado una gestión que las autoridades municipales consideran “importante” al frente de ese organismo. “Es como la madre porque es una máquina de laburar, pero con perfil bajo”, comentaba, medio en broma, medio en serio, un dirigente peronista capitalino para referirse a la hija de Olga Riutort, actual titular de la delegación Córdoba del Pami.
Esta elección, si se concretara, haría que Miguel Siciliano, secretario de Gobierno y precandidato a intendente, no se queje en voz alta. La razón es una sola: es el esposo de ‘Tori’ Flores. Sin embargo, el secretario de Gobierno poco a poco viene levantando su perfil, tras el duro golpe que recibió por el escándalo de la frustrada contratación de Ulises Bueno para el lanzamiento de la temporada de invierno en la ciudad de Córdoba.
Dejando de lado parentescos y cuestiones maritales, Flores es una dirigente que es respetada por todo el peronismo y su designación no generaría reacciones negativas, según la interpretación que hacen en el Palacio 6 de Julio.
Otro de los precandidatos, el secretario de Transporte Marcelo Rodio, mandó a decir que no se baja y que si tiene que hacerlo porque Passerini mide mejor, él luchará por ser candidato a viceintendente de la Capital provincial.
Habría que ver cuál es el pensamiento de Campana, que se mantiene prácticamente en silencio y no da grandes pistas, más allá de afirmar, cada vez que puede, que anhela ser candidato al Palacio 6 de Julio.
¿Intendentes acorralados?
En las últimas horas, corrió una versión que fue tajantemente negada por el peronismo de la Legislatura de Córdoba. Según datos de un vocero de Juntos por el Cambio, el Gobierno provincial analiza un proyecto de ley que dice que los municipios que no tengan carta orgánica municipal deberán elegir sus autoridades en la misma fecha que los comicios de gobernador y vice.
El argumento central de esta iniciativa sería de tipo económico, porque se indicaría que el proyecto tiene por objetivo primordial evitar “gastos innecesarios”. Si esto se concreta, los intendentes podrían quedar acorralados porque su mayor presión sobre Schiaretti pasaba por amagar con llamar a votar autoridades locales en fecha diferenciada a las elecciones de gobernador y vice.
Con este eje, los intendentes y jefes comunales, que no pueden ser reelegidos por ley, se aprestaban a repetir la presión sobre el Poder Ejecutivo y sobre los principales legisladores del peronismo, para sacar una norma que autorice la re-re en la última sesión del año, que tendrá lugar el próximo miércoles.
Schiaretti ya dijo y reiteró que sin el acuerdo de los bloques de Juntos por el Cambio y el radicalismo no habrá debate legislativo sobre la reelección de los intendentes.
Los representantes de Juntos por el Cambio están listos para convalidar un proyecto de este tipo, pero los radicales volvieron a decir esta semana que no votarán la re-re. Los nueve legisladores de la UCR se mantienen en sus trece y no se mueven un centímetro de la posición inicial que exhibieron hace unos meses cuando comenzó a debatirse este tema.
De todas maneras, hay que ser claros: en la Legislatura, el PJ dice que no hay ningún proyecto para crear una nueva ley que obligue a los intendentes sin carta orgánica a votar junto con la compulsa para gobernador. Y en El Panal hacen mutis por el foro.