“Los empresarios tecnológicos hemos participado en muchas misiones comerciales y estamos acostumbrados a ver lo que mostró en Israel. Sin embargo, en este caso fue diferente porque participaron todos los sectores involucrados en la Córdoba productiva”.
La frase pertenece a Diego Casali, flamante titular de la Agencia Córdoba Innovar, pero y hasta fines del año pasado presidente del Córdoba Technology Cluster. Justamente, la experiencia de Casali como empresario del sector tecnológico le permite reflexionar sobre la articulación necesaria entre el sector público y el privado con la educación: “Es el camino que hay que seguir para que Córdoba pegue el salto”, señala.
La misión sectorial, organizada por el gobierno de la Provincia, buscó explorar el modelo que ha llevado a Israel a convertirse en Startup Nation, uno de los primeros países a nivel mundial como productor de tecnología de punta, sede de innovación para grandes multinacionales y uno de los mejores estados para emprender.
Marcelo Olmedo, presidente de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba, va en la misma línea: “En Israel la economía del conocimiento se ve aplicada a casi todo y cuando vas a las universidades o a las empresas, con el nivel de innovación que aplican, te das cuenta que el resto pierde el tiempo”.
El empresario, titular de Promedon, una de las empresas más “globales” de Córdoba (tiene presencia en más de 50 mercados en todo el mundo), le pone números a una transformación que debe aplicarse a largo plazo. “Hace 30 años esta gente tenía un 450% de inflación anual y hoy todas las grandes compañías del mundo tecnológico y de innovación están en Israel, donde el salario per cápita ya supera los US$40 mil. Este es el camino”, señala.
Olmedo también se encarga de destacar la heterogeneidad de la comitiva que participó la semana pasada en Israel. Y considera clave que los rectores de la UNC y la UTN participaran, lo mismo que el ministro de Educación: “Las universidades no son solo fuente de conocimiento. Acá, sin perder de vista ese objetivo, son muy fuertes en el desarrollo económico: de las universidades surgieron más de 1.500 stratups, algunas de las cuales se han vendido en cifras millonarias. Eso hay que replicar”, dice.
Los industriales, presentes. Con un presente asfixiante (caída en la actividad e incremento permanente en la capacidad productiva de las empresas), de la comitiva también participaron los presidentes de la Unión Industrial de Córdoba y de la Cámara de Industriales Metalúrgicos.
“Sorprende todo, pero se detectan rápidamente oportunidades que nos permitan salir de la coyuntura y pensar un poco más allá, integrados con todos los sectores, incluido el tecnológico, que no para de crecer”, le dice a PERFIL CORDOBA Marcelo Uribarren, presidente de la entidad fabril, quien viajó acompañado por Eduardo Borri, de los metalúrgicos, otro sector que está a la búsqueda de oportunidades.
“Hay que fortalecer lo que se armó en Israel”, acota Uribarren, añadiendo “puede llegar a ser un nuevo comienzo para la industria de Córdoba si trabajamos todos juntos”.
El modelo tecnológico cordobés. En diálogo con este medio, Pablo Gigy, secretario del Córdoba Technology Cluster y al frente de la empresa Macena, destaca el hecho de capitalizar el consolidado ecosistema tecnológico cordobés. “Se viene trabajando desde hace mucho tiempo y hay que profundizar el camino. Por eso es importante destacar que las políticas que se deben adoptar son a mediano y largo plazo”, sostiene.
Y agrega: “Israel es un muy buen espejo para mirarnos si queremos competir en el primer mundo de la economía del conocimiento: en menos de tres décadas se convirtieron en una potencia mundial en el sector tecnológico. Lo hicieron todos juntos: los mismos sectores que llegamos desde Córdoba, pero apuntalados por proyectos a largo plazo”.
¿Cómo se ‘baja’ esto a Córdoba? Casali hace referencia a los centros de transferencia tecnológicos, que serán “todo un desafío para Córdoba. Hay que ver cómo transferimos las investigaciones de las universidades al sector productivo”.
Del otro lado del mostrador en la actualidad, Casali mantiene el discurso: “Lo dije cuando era presidente del cluster: hay mucho para mejorar en los programas educativos actuales porque siguen faltando recursos humanos para el sector tecnológico. En el caso de Israel el aprendizaje es que hay que articular lo público con lo privado y con la educación”.
Cómo hizo Israel para ser una Startup Nation
Israel es considerada Startup Nation por el gran desarrollo de empresas tecnológicas y la alta producción de ingenieros, científicos y técnicos, lo que se ve acompañada por una muy fuerte inversión en innovación civil: 4,3% del PBI está destinado a investigación y desarrollo. Con 8,5 millones de habitantes, hay más de 5.000 startups registradas.
¿Cuál es la clave del éxito? La existencia de un ecosistema sólido integrado por el gobierno, las universidades, las multinacionales, el ejército y los inversores. El impulso del Israel como Startup Nation se inició en 1992, cuando el gobierno dio un paso fundamental hacia la consagración del país como nación emprendedora.
En ese sentido, creó Yozma (que, traducido del hebreo, significa iniciativa), un esquema de fondos de capital público-privado que apostaba por startups a las que, en ese momento, les era muy difícil acceder al capital de riesgo. Así, se crearon 24 incubadoras tecnológicas que dieron apoyo a empresas en su fase inicial a través de capital, instalaciones y apoyo gerencial. Lejos de frenarse, el proceso de innovación continúa, y uno de sus resultados más visibles es que Israel es el segundo país, sin incluir a Estados Unidos, en cantidad de empresas que cotizan en el Nasdaq: se ubica atrás de China, con 75 compañías.