El lunes pasado, el fiscal de Instrucción de Río Cuarto Pablo Jávega anunció el hallazgo del perfil genético del supuesto homicida de Nora Dalmasso, en un nuevo giro de 180 grados de la causa, a 18 años del crimen. En conferencia de prensa, señaló que se había encontrado coincidencia entre el ADN presente en un vello púbico que quedó en el cuerpo de la víctima y en el cinto de la bata con el cual fue estrangulada hasta darle muerte. No nombró al sospechoso pero confirmó su nombre cuando los periodistas presentes lo mencionaron: Roberto Bárzola (45).
En el momento del asesinato Bárzola tenía 27 años y trabajaba como pulidor de parquet. Había declarado como testigo durante el juicio al viudo, Marcelo Macarrón, en 2022, del que resultó absuelto por falta de acusación del fiscal de Cámara, Julio Rivero. En ese momento dijo que el 26 de noviembre del 2006 –día en que encontraron muerta a Nora– fue a la casa pero no ingresó porque nadie lo atendió.

El fracaso abrumador de cinco fiscales que, a lo largo de casi dos décadas, pasaron por diferentes teorías, desde un crimen causado por un amante, otro por un sicario, por Facundo –hijo de la víctima–, hasta llegar al viudo, tuvo su broche de oro en la prescripción de la causa. El paso del tiempo hace que hoy sea difícil imputar, detener y juzgar al responsable del crimen; salvo que al sospechoso le encuentren algún antecedente penal desde el 2006 al presente. En esa tarea está ahora el fiscal Jávega.
Los volantazos de la investigación hacen hoy difícil de creer la nueva hipótesis, aunque ésta sea irrefutable por ser una prueba científica. Perfil Córdoba entrevistó a uno de los primeros peritos forenses que intervino en la investigación, el médico Ricardo Cacciaguerra. Jamás se movió de su hipótesis inicial: Nora fue atacada sexualmente por un depredador sexual quien, tras abusar de ella, la asesinó porque lo conocía.
—¿Qué opina de este nuevo hallazgo?
—Coincidimos con el criminólogo Raúl Torre y el forense Osvaldo Raffo, quienes intervinieron en la investigación como peritos de control. Ambos son eminencias. Se había convocado a tres fiscales: estaban Javier Di Santo y de Córdoba, Marcelo Hidalgo. Mi hipótesis coincidía con la investigación que había hecho el comisario Rafael Sosa. Es la que se conoce ahora. Siempre dije que fue un ataque de un depredador sexual. Nora Dalmasso no estaba esperando un amante. Estaba descansando en la pieza de su hija. Una mujer que espera un amante está mínimamente producida. En el cesto de la basura del baño estaban los algodones con los que se había retirado el maquillaje. Encontraron una revista en el piso, anteojos de lectura. Ella se había acostado a leer, después de la cena con sus amigas y sufrió el ataque.
—¿Para usted cómo ejecutó el crimen?
—Después de años del homicidio de Nora surgió la figura del femicidio y la violencia de género. En aquella época no existía, hubiera sido un homicidio criminis cause. Es matar para ocultar otro delito. La muerte de Nora fue así: la estranguló por mecanismo doble. Primero la sofoca, la deja inconsciente y la somete sexualmente. Después el o los agresores, la asesinaron. Puede haber más de uno, creo que el fiscal Jávega tomará ese punto.

—¿O sea que la asfixió, abusó y luego la mató?
—Sí. Hay dos o tres signos de lucha. La región parietal derecha de la cabeza de Nora pegó contra la pared y hay otras lesiones en el abdomen. En ese momento, ella lo reconoció. Si es el pulidor de piso, lo conocía porque estaba dentro de la casa. Todo esto está en el expediente
—¿Por qué cree que no lo investigaron si los datos están desde el minuto uno de la causa?
—Al agresor lo tuvieron delante de sus narices. Es como usted dice: lo tenían desde el minuto uno y es indubitable. El ADN del vello púbico y el estudio en la bata se hicieron en el Ceprocor y en el laboratorio de Estados Unidos. Coincidieron en el mismo perfil genético. Como dijo el fiscal Rivero en su alegato en el juicio, la huella genética del asesino de Nora Dalmasso está en la bata. Si yo la toco a usted quedarán restos de mi piel en sus prendas y aparecerá mi ADN ahí. Acá pasó lo mismo. Hizo tanta fuerza este hombre, que la bata quedó impregnada de sus células epiteliales. La mamá de Nora, Nené, mediante sus abogados pidió al año de la muerte hacer un ADN a todo el personal de obranza, que trabajaba en la casa. Se analizó al pintor, al capataz, a otros albañiles, a un jardinero. No puedo responder por qué el fiscal Di Santo no le hizo el ADN a Bárzola en aquel momento.
— Apelo a su memoria respecto a la hipótesis del amante que usted descartó siempre, ¿recuerda quién la instaló? ¿Fue el viudo, Marcelo Macarrón?
—Fue un error que cometieron todos. Se dedicaron a buscarle amantes a Nora. Cuando se les cayó esa teoría, lo imputaron a Facundo y después a Marcelo Macarrón. Observando el cadáver y el lugar del hecho, yo nunca encontré que eso lo haya producido un amante. Lo dije en el juicio y en el informe que elaboré: el que comete el delito es un depredador sexual. Sea sicario o no, eso es otra cosa. Por las características de la autopsia es un depredador sexual que la somete y la mata porque lo conoce. Nora tenía un problema con él. Eso también está en el expediente. Ella iba a almorzar con las amigas y el tipo estaba puliendo. Habla o discute con él para que le dé un espacio para estar tranquila. Él no le responde. Nora habla con el capataz pidiendo lo mismo. Estaba dentro de la casa y ahí conoció todos sus movimientos, sabía que su hijo estaba en Córdoba, que su hija estaba en EE UU, que su marido se iba a Punta del Este.
—¿Un depredador sexual actúa una sola vez o es factible que haya cometido hechos similares?
—El depredador sexual debe haber cometido otros delitos semejantes. Por eso están buscando antecedentes. Hay un dato muy importante. En el juicio dije que este señor con el doble nudo que hace en la bata es alguien que tiene conocimiento de trabajo de campo, así se maniatan los animales.
—En síntesis, no le sorprendió esta nueva hipótesis del caso.
—No. Todo estaba en el expediente. Lo nuevo del fiscal Jávega fue determinar a quiénes, de todo el círculo cercano a Nora, no se les había tomado la muestra de A DN. En ese todo estaba Bárzola. Sólo faltaba constatar la coincidencia.