Ignacio Mohn Giaccaglia tiene 19 años, es hincha de Belgrano y está lleno de ilusiones. Se entusiasma porque este año podrá cursar en forma presencial el segundo año de Ingeniería Agronómica en la Universidad Católica, donde obtuvo una beca completa, y también por la chance de jugar un Mundial.
Es integrante del seleccionado argentino de Powerchair Football (fútbol en silla de ruedas motorizada) que se prepara para su segunda participación en el máximo torneo de la especialidad, que se disputará del 16 al 22 de octubre en la ciudad australiana de Sidney.
“Nacho” tiene una discapacidad motriz que se conoce como Distrofia Muscular de Duchenne y desde hace cinco años forma parte de “Titanes”, el equipo cordobés que ganó tres ediciones de la Copa Argentina y un campeonato de Liga Nacional en el deporte que agrupa a más de 120 competidores en todo el país.
“Desde chico me gustó el fútbol y me imaginaba haciendo goles, aunque no era tan fanático. Después del Mundial 2014 lo empecé a seguir más de cerca y hasta me animé a ir a la cancha”, cuenta.
Y recuerda su primera experiencia como jugador: “En 2017 me invitaron a un entrenamiento en la cancha de básquetbol del Estadio Kempes y la verdad es que no estaba muy convencido, no me sentía seguro". "Me prestaron una silla para que pudiera jugar y apenas entré a la cancha quedé impactado”, añade.
"Me prestaron una silla para que pudiera jugar y apenas entré a la cancha quedé impactado”, cuenta el delantero del equipo cordobés "Titanes" sobre su primera en la cancha../// FOTO: IGNACIO MOHN GIACCAGLIA
En celeste y blanco
Hace tres años Ignacio recibió su primera convocatoria al representativo nacional. “Trabajamos en el Cenard y debuté en un amistoso ante Uruguay con la selección de reserva”, recuerda. Desde octubre del año pasado forma parte del grupo que se prepara para competir en Australia:
“Este fin de mes vamos a hacer un entrenamiento en Buenos Aires y allí se conocerá la lista de los ocho jugadores que irán al Mundial”. Entre los 11 preseleccionados figuran otros dos cordobeses: Lisandro Uretti y Agustín Zanoli.
En Sidney, Argentina competirá con otros nueve países: Australia, Estados Unidos, Uruguay, Japón, Inglaterra, Francia, Irlanda, Irlanda del Norte y Dinamarca. Será su segunda experiencia mundialista luego del séptimo puesto en el torneo que se disputó en 2017 en Florida y que ganó Francia.
“El nuestro es un deporte caro. A todos los gastos los bancamos nosotros y se hace un poco difícil. Yo pude comprarme una silla de ruedas usada, pero una nueva cuesta 7 mil dólares y los repuestos también son caros, porque se fabrican sólo en Estados Unidos”, cuenta Ignacio. “Sin la ayuda económica de mis familiares, no podría haberme metido en esto”, puntualiza.
En el caso del Mundial, la Fundación Powerchair Argentina paga los pasajes y algunos gastos de la delegación, pero no se hace cargo de los acompañantes, que son esenciales. “Son casi 5 mil dólares por jugador y para ello vamos a necesitar sí o sí de donaciones o sponsors”, explica.
“El deporte que practico implica mucha participación familiar”, destaca “Nacho”, quien señala como “fundamentales” a su mamá Elena, su papá Pablo y su hermana Candelaria.
Ignacio es aficionado a la escritura y cuenta que le gustaría escribir un libro algún día. Reconoce como su jugador de Belgrano preferido a Pablo Vegetti, delantero como él, y al final de la nota saca otro As del mazo de sus ilusiones: “Ojalá que este año se nos dé y volvamos a Primera”.
FUNDAMENTAL. Así define “Nacho” el rol que cumplen su mamá Elena, su papá Pablo y su hermana Candelaria en su desarrollo personal y deportivo. /// FOTO: IGNACIO MOHN GIACCAGLIA
Fútbol adaptado
El fútbol en silla de ruedas a motor se juega en una cancha de 28 metros de largo y 15 metros de ancho, con cuatro jugadores por equipo (un arquero, un defensor, un mediocampista y un delantero). Cada partido tiene una duración de dos tiempos de 20 minutos y gana el elenco que convierte más goles.
Las sillas de ruedas se adaptan con un protector especial que sirve para sostener el equilibrio e impulsar la pelota, que está confeccionada con el mismo material que la del fútbol convencional, pero tiene mayor diámetro (33 centímetros) y también menor presión para evitar los rebotes. Existen el córner, el saque lateral y el penal, y los cambios son ilimitados.
Hay dos reglas especiales en el Powerchair Football: el “Dos contra uno”, que establece que en un radio de tres metros no pueden haber dos jugadores de un mismo equipo contra uno del equipo rival; y el “Tres en el área”, que impide que haya más de dos jugadores de un mismo equipo defendiendo en el sector que delimita la cercanía del propio arco.