Aún con la gente en las casas, aún con muchas actividades suspendidas, hay un eje de solidaridad que no se detiene, que tiene un efecto dinámico y transformador sobre la sociedad en un momento en el que la economía entra en crisis y aumenta la pobreza. El filósofo australiano Peter Singer habló en PERFIL acerca de la eficacia de las contribuciones efectivas para cambiar la vida de las personas.
¿En qué consiste la efectividad de una donación? Es una suma elementos: al contenido ético indudable le corresponde un resultado real. Un cambio, precisamente, efectivo, que permita que otros vivan mejor.
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Generar valor social. El proceso que se da en lo individual, también sucede en las organizaciones. Dane Smith, de la Organización sin fines de lucro norteamericana FSG señala que las corporaciones pasaron por cuatro estadíos en su vínculo con la comunidad. El primero consistió en pensar que la cuestión social no era un tema que les pertenecía; se trataba de una cuestión que debía estar a cargo de los estados. El segundo fue la beneficencia: el aporte de los dueños a un punto de interés, apartando una parte de sus ganancias. La tercera es la instancia de la Responsabilidad Social: separar una parte de los presupuestos, para incidir en la comunidad que entra en relación con la empresa: aportar en escuelas, cambiar el entorno ambiental vecino, capacitar al personal en la ayuda.
El cuarto paso es que las empresas generen un valor social compartido. Es una instancia superior incluso a la responsabilidad social: vivimos una era global en la que las empresas deben tener un propósito. La era de las empresas éticas.
La especialista en comunicación y asesora de Empresas B, Marian Ventura definió para PERFIL cómo deber ser la estrategia de solidaridad y donaciones de las empresas en el período de aislamiento social. Señala que son cuatro las cuestiones que se deben tener en cuenta
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En primer lugar: definir el grupo de interés al que se quiere beneficiar (colectivo o geografía) y/o la temática sobre la que se quiere generar un impacto positivo. Lo más sostenible es que esta decisión esté vinculada con el propósito o razón de ser de la compañía, y que tenga continuidad con los ejes de trabajo ya definidos en el caso de contar con una gestión de responsabilidad social, adaptados a la emergencia, por supuesto.
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En segundo lugar, articular con una organización con experiencia y credenciales de trabajo en dicho terreno. Es muy importante vincularse con organizaciones con personería jurídica, que basen su trabajo en investigaciones y tengan sistemas de rendición de cuentas a disposición, para conocer qué proyectos desarrollan, cómo se financian y gestionan los fondos.
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En tercer lugar, escuchar y relevar las necesidades de las organizaciones. Nos puede parecer muy valioso donar nuestro producto, pero no siempre es relevante para quienes lo reciben, lo que puede ser contraproducente en un contexto de emergencia.
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Por último, dar seguimiento a la donación. Solicitar información acerca de los destinatarios, beneficiarios directos e indirectos, y otros detalles que rindan cuenta del alcance del estipendio. El objetivo, además de poder incorporarlo a la propia rendición de cuentas, es evaluar el impacto de la donación realizada y con esta información poder planificar acciones a futuro.
CP