A falta de una vacuna para el coronavirus, que podría llegar a fin de año según los pronósticos más optimistas, la esperanza está puesta en la eficacia de los posibles tratamientos para combatir la enfermedad. Uno de los más prometedores es el uso de "plasma convaleciente", que generó un "efecto milagroso" en pacientes de Estados Unidos.
Este tratamiento consiste en el uso de plasma sanguíneo de una persona recuperada como terapia para un nuevo paciente infectado. Es la misma técnica que utilizó el argentino Julio Maiztegui en los 70 para reducir la mortalidad por fiebre hemorrágica argentina, y la que antes ya se había probado durante la epidemia de gripe de 1918, el brote de polio y, más cerca en el tiempo, contra el ébola
Varios países en el mundo ya emplearon el plasma convaleciente, como Italia, el Reino Unido, Francia, España, Panamá y también Argentina. En Estados Unidos se aplicó de momento a 5.400 pacientes con resultados auspiciosos en el Hospital Johns Hopkins y en otros centros de referencia.
“Puedo decirles que fue seguro y no hubo problemas detectables”, dijo a Infobae el científico de la Johns Hopkins University, Arturo Casadevall. El inmunólogo y microbiólogo aclaró que los riesgos ante esta terapia fueron los comunes del plasma en pacientes intubados.
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“Uno de los temas que emergen son los continuos reportes de ‘respuesta tipo Lázaro’, de personas que mejoran en 24 horas", indicó el especialista. Es decir, que reaccionaron de forma milagrosa a la terapia. Sin embargo, Casadevall precisó que los resultados obtenidos por la nación europea no representan un universo de referencia por el momento.
El principal obstáculo de este tratamiento es la obtención del plasma, que es la porción líquida de la sangre que se obtiene luego de extraer los glóbulos rojos y las plaquetas. Es en él donde se almacenan los anticuerpos que genera el organismo al contraer una infección. Puede obtenerse de donantes por plasmaféresis y se obtiene por prácticas estándar de transfusión.
En Estados Unidos se requiere que la persona donante sea mayor de edad, que haya dado positivo en las pruebas de COVID-19 y que no haya presentado síntomas por un mínimo de 28 días y con un determinado anticuerpo. Estar embarazada o haber sido madre en el último mes y medio es un parámetro excluyente, así como haber donado sangre en el último año. Cumplir todos esos requisitos reduce el espectro y hace que se complique la obtención del plasma para esta terapia.
B.D.N./FeL