CORONAVIRUS
Delirio de los antivacunas

"Plandemic", el documental de los conspiranoicos sobre el coronavirus

Nanovirus implantados bajo la piel, enfermedades creadas en laboratorios militares de Estados Unidos o China, la mano oculta de Bill Gates tras la pandemia. Todo es posible para los negadores de la ciencia.

0522_plandemic
Judy Mikovits, la bióloga que desgrana mentira tras mentira sobre el origen del Covid-19. | Cedoc

Antes era todo mucho más fácil. Por ejemplo, durante la Peste Negra del siglo XIV, cuando la población de alguna ciudad o aldea europea se sentía demasiado abrumada por tanta muerte, al borde del abismo a causa de la pestilencia, arreaban unos cuantos judíos y les prendían fuego.

En la oscuridad de la Edad Media no era fácil entender las razones de la enfermedad y las explicaciones disparatadas estaban a la orden del día, desde la ira de Dios al alineamiento de los planetas o la presencia de "extraños" judíos o gitanos.

Solamente en el 1349, alrededor de dos mil judíos fueron asesinados en Estrasburgo por las muchedumbres que querían creer que el fuego y los cadáveres los salvarían de la Peste. Ese mismo año los judíos de Mainz y Colonia fueron eliminados por completo.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Ahora es más complicado. La sobreabundancia de información hace difícil presentarse con teorías simplistas tipo "quemen al judío". En tiempos de coronavirus hacen falta teorías complejas y bien presentadas, como el pseudo-documental "Plandemic", la estrella de los medios sociales en los últimos días.

Los argumentos y la construcción científica de "Plandemic" no merece demasiada atención. Está basado en el testimonio de una científica caída en desgracia y repite las teorías conspirativas que apuntan contra la industria farmacéutica y contra el creador de Microsoft, Bill Gates.

En cambio, es sorprendente el impacto que viene teniendo el video. Tan grande que el New York Times le dedicó un amplio artículo con gráficos y todo.

Según el diario, apenas una semana después de haber sido subido el 4 de mayo a Facebook, YouTube, Vimeo y un website propio, "Plandemic" había marcado las ocho millones de visitas. Más aún, impulsado por los grupos dedicados a teorías conspirativas, la película, de 26 minutos, había sido compartida o comentada 2,5 millones de veces.

Número muy por arriba de otros relámpagos virales de las redes sociales como una reunión online del elenco de la serie "The Office" o la difusión por parte del Pentágono de unos videos de "fenómenos aéreos no identificados".

En Twitter, #Plandemic sigue siendo un hashtag potente y muchos mensajes redirigen a posibles sitios donde ver el video, pero el documental es prácticamente imposible de encontrar en Facebook o en YouTube, ya que los gigantes accionaron rápidamente sus herramientas anti-fake news para desterrarlo.

Por supuesto, esta acción conjunta de las principales redes sociales brindó más argumentos a los sostenedores de las teorías conspirativas y a los anarquistas de las redes.

Las pandemias que vivió Argentina y cómo cambiaron los hábitos en la sociedad

En YouTube, por ejemplo, no se puede ver este documental, pero sí un video en español del blogger Dross Rotzank, titulado "Plandemic: el video más censurado de Internet". Rotzank, nombre artístico del venezolano Ángel David Revilla, no se pone del lado del video pero sí critica la censura a la que fue sometido.

Relatando en un tono teatral que combina las voces de Narciso Ibañez Menta y el Capitán Black de la serie de marionetas El Capitán Escarlata, Rotzank califica la prohibición del documental como un "obsceno despliegue de poder" y, de paso, levanta más de cuatro millones de reproducciones para su "Plandemic: el video más censurado de Internet".

Rebuscando un poco más, "Plandemic" vuelve a emerger en uno de los sitios campeones de la ultraderecha estadounidense, InfoWars, el portal creado por el conductor radial Alex Jones, habitual vocero de los grupos que afirman que los atentados del 11 de setiembre del 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York o el bombazo de Oklahoma City de 1995 fueron obra del propio gobierno norteamericano.

Al igual que "Plandemic", InfoWars es un producto estilizado y de mensaje potente, prolijo y en una primera mirada de tono muy profesional. Hasta que empiezan a hablar sus conductores. 

En uno de los videos de los programas subidos al website, Jones habla -por ejemplo- de los "virus de nanotecnología" escondidos en vacunas patrocinadas por Bill Gates que "pueden apoderarse de cada célula del cuerpo humano".

Otros titulares de InfoWars afirman que el gobierno federal estadounidense "está usando la pandemia para desviar poder hacia Wall Street" o que "Bill Gates controla el relato global y la censura para impulsar las vacunas".

En medio de la colección de artículos aparece el video del momento, "Plandemic", el documental producido y dirigido por un tal Mikki Willis, un exmodelo publicitario estadounidense que en el documental se presenta como "padre/cineasta".

La irresponsable entrevista de Nicole Neumann: antivacunas y coronavirus

Willis le hizo una larga entrevista a la bióloga molecular Judy Mikovits, una científica que dice haber participado en las investigaciones que descubrieron el HIV/Sida. Mikovits también asegura que fue encarcelada por no haber cedido a manipulaciones del mundo de la política y las grandes farmacéuticas.

"Ninguna de estas afirmaciones es cierta", afirmó rotundamente la revista Science Magazine al realizar un "fact-checking" de las declaraciones de la bióloga.

En "Plandemic", Mikovits también asegura que el coronavirus "se activa" con las máscaras o barbijos. Y cuando Willis le habla de los "remedios naturales" que estarían disponibles para combatir la pandemia, la bióloga responde: "el juego es prevenir las terapias hasta que todos estén infectados y ahí impulsar la vacuna". 

Mikovits también afirma que es una "locura" cerrar las playas durante la cuarentena porque hay "microbios curadores" en el océano que podrían servir contra el coronavirus y asegura que el Covid-19 fue "manipulado" -antes de convertirse en epidemia- en laboratorios militares de Estados Unidos y en China.

Viendo los millones de "likes" y reproducciones de este tipo de materiales, en todos los idiomas posibles y en todas las redes sociales, la pregunta es qué lleva a tantas personas a buscar semejantes respuestas a una enfermedad.

 "Siempre en situaciones de gran incertidumbre, las teorías conspirativas emergen masivamente", afirmó el escritor israelí Manfred Gerstenfeld. En una entrevista por email, Gerstenfeld, del Centro BESA de la Universidad Bar-Ilan, le explicó a PERFIL que, "cuando hay situaciones enormes e imprevistas", como la actual pandemia, "uno puede hacer creer a la gente que hay poderes misteriosos actuando detrás, con objetivos oscuros".

Libertad de expresión, posverdad, discurso del odio y otras amenazas en la era de la información

Si no fueran tan peligrosas, estas teorías conspirativas podrían ser divertidas. Pero no lo son, porque afectan no solamente a fanáticos sino a "personas que perdieron sus empleos, gente que de repente se encuentra en casa teniendo que atender a los hijos" que no van a la escuela "y debe manejar un montón de asuntos a los que no están acostumbrados", señala la profesora Joanne Miller, de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Delaware.

Miller dice que, con la pandemia, mucha gente siente que "perdió el control" sobre sus vidas y se ahoga en "la ansiedad que acompaña este tipo de situaciones". Se trata de un sector de la población que, ante la avalancha de problemas y dudas, aceptará las teorías conspirativas "como una forma de recuperar el control".

El peligro real en estos casos, concluyó Miller, es "la posibilidad de que las personas se resistan, a medida que avanzamos, a recibir la vacuna" contra el coronavirus, cuando llegue.

Desde un punto de vista más político, el profesor Brian Levin, director del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo en la California State University, San Bernardino, destaca que las restricciones impuestas a causa de la pandemia "permiten a aquellos con viejos relatos no solamente superponerlos en discusiones legítimas sobre esas restricciones, sino también extenderlos a nuevas quejas contra varios de sus 'enemigos', como Bill Gates".

En ese sentido, Levin le recordó a PERFIL que no es casualidad que de las manifestaciones contra la cuarentena en Estados Unidos participó una colección de personas "que va desde libertarios a promotores de las teorías conspirativas, pasando por escépticos médicos, personajes de la derecha y partidarios del presidente Trump".

Un "ejército de bots" chinos podría estar detrás de una campaña de desinformación

Gerstenfeld, que es un experto en antisemitismo, agrega por su lado otro nivel a estas preocupaciones. En estos momentos, dice, las teorías conspirativas ya no se concentran en un único blanco, como podían ser los judíos en la época de la peste.

"Vivimos en tiempos post- modernos en los cuales muchas ideas se fragmentan, y las teorías son algunas de esas ideas", señala. Como consecuencia, completa, "los blancos a los que se culpan por el coronavirus, son muy diversos".

Lo que vendría a explicar cómo un relato que pretende ser "científico" combina "nanovacunas" con "bacterias sanadoras en el océano", Bill Gates, máscaras que activan enfermedades y microchips implantados en los niños.

CP