OPINIóN
Comunicación en tiempos de pandemia

Libertad de expresión, posverdad, discurso del odio y otras amenazas en la era de la información

Hay tanta información disponible que muchas personas tienden a creer y confiar en cualquier cosa y las noticias falsas se difunden sin control.

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Una palabra que la mayoría de nosotros desconocía en diciembre, en abril se convirtió en líder del ciberespacio. | Engin_Akyurt / Pixabay

La Posverdad

La problemática de la posverdad es un fenómemo que preocupa a la sociedad desde hace años y que puede abordarse diferentes perspectivas. En un artículo de divulgación recientemente publicado en el Diario El País, el profesor Víctor Javier Vázquez, catedrático de la Universidad de Sevilla, lo hace a partir de preguntarse por el problema constitucional de la falsedad. Allí discurre sobre los efectos de la nueva realidad tecnológica a la hora de pensarnos como sociedad democrática. Las ‘fake news’ o “que, de forma intencional, se difunden a través de la red con la pericia suficiente para que muchos tengan dificultad a la hora de distinguir lo cierto de lo verdadero” y la  posverdad, definida como “..uno de los eventuales resultados de esta confusión…” donde los hechos objetivos influyen poco en la formación de la opinión pública y en cambio, son preponderantes las apelaciones a la emoción y a la creencia personal promoviendo así “…un contexto donde la verdad deja de ser un valor en la discusión pública.” Asimismo, la fatal inclinación a la búsqueda de aquella “verdad” que resulte del sesgo de opinión previo que tengamos y que contribuye a la conformación de ‘cámaras de eco’ provocando que “… la vulnerabilidad frente a la información falsa [sea] también superior…”.

En efecto, hay tanta información disponible que muchas personas tienden a creer y confiar en cualquier cosa, y la información falsa y las noticias falsas se difunden sin control. Algunos ejemplos recientes son el movimiento antivacunas, las teorías de la negación del calentamiento global y de la tierra plana. Así también, somos testigos de además de una pandemia sin precedentes de una infodemia de noticias falsas todos los días respecto al Covid-19.

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Fake news, la otra pandemia

Desde el mundo dela filosofía política y el derecho, la cuestión central pasa a ser cómo sostener la lógica del debate de ideas propio de una democracia deliberativa si ella se desarrolla sobre la base de la construcción de premisas fácticas falsas. Ahí el profesor Vázquez, con su reconocida pluma literarea, se pregunta cuál debe ser la defensa legítima frente a la mentira. Por supuesto que no debería ser la determinación de una única “verdad”que sea aquella que establece el Estado (ni aún a través de las mentadas “fuentes oficiales”, algo que los argentinos hemos conocido muy bien de primera mano en las últimas décadas). Podemos coincidir que las fuentes oficiales y las del estado son las que deben guiarnos, como ocurre con la presente pandemia en la cual tomamos a la OMS y al  gobiernos nacionales como mayores referentes.
Sin embargo, vemos que el problema resulta sumamente complejo e incluso puede ocurrir que sean fuentes oficiales que difundan información falsa que afecten a la población. Esto sucedió recientemente en EE.UU. donde hubo varias muertes por intoxicación luego de que el Presidente Trump sugiera el uso de desinfectantes.

En rigor, la lucha contra una “única voz” establecida por el Estado ha sido la base para el establecimiento de una sociedad abierta y democrática,tanto frente al absolutismo monárquico en el Siglo XVIII como los totalitarismos en el Siglo XX.

Infodemia y alfabetismo en salud

El Discurso Discriminador

También hay otros aspectos a considerar. Cómo todo ello ha impactado en el santuario de la libertad de expresión tiene múltiples aristas. La tecnología de redes sociales virtuales ha permitido la proliferación de voces que de otro modo podrían carecer de “espacio”. En algún caso hasta desafiando en la celeridad y eficacia al rol de la expresiones minoritarias o de oposición que normalmente eran el patrimonio de los legisladores o aún de la prensa independiente. Pero también ha sido el canal para la divulgación del discurso del odio, el racismo o, por ejemplo, el acoso sexual o la pedofilia. También, la falta de control legal alguno puede dar lugar a la justicia express directa en lugar de la justicia legal del debido proceso. La dinámica del desarrollo de un “juicio express” basados en los ‘me gusta’ a través de la tecnología está claramente representada en el episodio "Hatred in The Nation" de la serie de ciencia ficción “Black Mirror” (6to. capítulo de la 3era. temporada). En este episodio, un twitero anónimo promueve a sus seguidores a votar qué celebridades deberían ser asesinadas por decir frases poco populares  y luego ellas aparecen asesinadas misteriosamente.

La libertad de expresión engloba el derecho a informar y el derecho a informarse; y el primero refiere tanto a la información como a la opinión.

El Control de la Data

Durante siglos las formas autoritarias de gobierno han limitado la libertad de expresión para mantener su poder. Hoy en día los datos y la información se han convertido en el activo más esencial para el control político como explica el pensador Yuval Noah Harari. Es por eso que el gobierno chino ha prohibido Facebook y WhatsApp y lo reemplazó con WeChat. El desarrollo chino de Tik Tok, y su capacidad de almacenar datos, es considerado por algunos como una amenaza para la seguridad en EE.UU.

Entonces, qué hacer frente a la mentira, el discurso del odio o el efecto del juicio express de redes virtuales. Con ingenio el profesor Vazquez articula algunas sugerencias interesantes para trabajar. Así propone que “… la propia arquitectura de las redes sociales se perfeccione para impedir –o en su caso, poner en evidencia– las maniobras tecnológicas de desinformación que puedan llevarse a cabo...” junto con “… la profundización en la obligación de transparencia de todas las instituciones públicas…” y siempre dentro del marco de garantizar el pleno ejercicio de la prensa libre propone la revisión de los mecanismos de subvención pública y publicidad institucional.

El Papa Francisco dedicó unas palabras al trabajo de los periodistas

La tecnología de redes de comunicación, los microdatos y el interés de los Estados por controlarlos es una señal clara del desafío de la sociedad abierta en el Siglo XXI. No debemos ser ingenuos ni permanecer inertes. Una sociedad abierta que promueva el fortalecimiento de la democracia deliberativa y que cultive el valor de la libertad de expresión como elemento constitutivo de la misma debe estar preparada para encontrar los mecanismos de regulación y de protección adecuada de si misma ante sus nuevas amenazas.

Agradezco a Martin M. De Dios por las ideas y revisión del texto de esta nota.

 

* Profesor titular de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad del Salvador.