El 17 de octubre el santoral católico honra la memoria de San Ignacio de Antioquía (c. 35 - c. 107), obispo, teólogo y mártir, cuya importancia radica en ser un Padre Apostólico y el primero en dejar constancia escrita del término "Iglesia Católica".
Vida, Martirio y Devoción de San Ignacio
Ignacio, cuyo nombre significa "lleno de fuego", fue el tercer obispo de Antioquía, sucediendo, según la tradición, al mismo San Pedro. Fue discípulo de los apóstoles San Pedro y San Juan, lo que lo sitúa como un eslabón fundamental en la sucesión apostólica de la Iglesia primitiva. Era conocido como Theóphoros, que significa "Portador de Dios" o "el que lleva a Dios".
Durante la persecución del emperador Trajano, Ignacio fue arrestado en Antioquía. Fue sentenciado a ser transportado a Roma para ser devorado por las fieras en el Coliseo, un viaje largo y lleno de sufrimiento que él abrazó con un fervor y gozo inauditos, anhelando el martirio.
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En su camino hacia Roma, encadenado y bajo la custodia de diez guardias a los que llamó "diez leopardos", San Ignacio escribió siete cartas a las comunidades cristianas de Asia Menor. Estos escritos son una fuente teológica invaluable, abordando temas como la unidad de la Iglesia, la autoridad del obispo y la primacía de la Eucaristía como "medicina de inmortalidad".
El aspecto más trascendental de sus cartas es su ardiente deseo de morir por Cristo. En su epístola a los Romanos, suplica a los cristianos que no intercedan por su vida, temiendo que le impidieran el martirio. "Permitidme ser la comida de las fieras, por las cuales me es posible alcanzar a Dios. Soy el trigo de Dios, y he de ser molido por los dientes de las fieras para ser hallado pan puro de Cristo".

El martirio de Ignacio se consumó en el Anfiteatro Flavio (Coliseo) de Roma, donde fue destrozado por leones. Su sacrificio lo convirtió en un héroe de la fe y un testigo fundamental de la unión con Cristo a través del sufrimiento. Solo quedaron de él algunos de sus huesos más duros, que fueron recogidos y venerados.
San Ignacio de Antioquía es venerado como patrón de la diócesis de Antioquía y de todos aquellos que buscan la unidad de la Iglesia. Su fiesta se celebra con especial solemnidad por ser una de las voces más antiguas de la fe.
Una oración que refleja su espíritu de entrega es: "¡Cielo y tierra, cruz y fuego, fieras y demonios! Vengan a mí para que obtenga a Jesucristo. Dejad que me muelan los dientes de las fieras para que me convierta en pan puro de Cristo".
Es importante notar que la iglesia más antigua de la Ciudad de Buenos Aires, la Iglesia de San Ignacio de Loyola (en la calle Bolívar), está dedicada a su homónimo, San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. No obstante, en la capital argentina existe una gran devoción por ambos "San Ignacios".
Otros santos que se celebran el 17 de octubre son el profeta Oseas y el Beato Contardo Ferrini. Dentro de la misma semana, se destacan Santa Teresa de Ávila (15) y San Lucas Evangelista (18).