Ocho editores de editoriales independientes, con diferentes orientaciones de catálogo, respondieron a tres interrogantes: los primeros títulos que publicarán este año, el libro que les hubiera gustado publicar en 2015 y una sugerencia de mesa de saldos. De la primera respuesta se puede concluir que el arranque de 2016 será un año dedicado a la no ficción y al rescate o reedición: parece que todas las editoriales sacarán un libro de ensayo o una reedición: El píxel de Cézanne, de Wim Wenders, La comunidad revocada, de Jean-Luc Nancy, Las tres vanguardias: Walsh, Puig y Saer, de Ricardo Piglia, Niño enterrado, de Edgardo Cozarinsky y la correspondencia completa de Néstor Perlongher son una muestra del impulso que tendrán el ensayo y la no ficción, mientras que Diario argentino, de Witold Gombrowicz, Literatura de izquierda, de Damián Tabarovsky y El estereoscopio de los solitarios, de J.R. Wilcock, son una demostración de cuánta importancia tendrá la reedición.
En otras palabras, lo nuevo es no ficción y la ficción, salvo la excepción de las nuevas novelas de Romina Paula y Sylvia Molloy, hay que buscarla en la reedición. Esto no debería llamar tanto la atención: el mejor libro del año pasado, elegido en una votación organizada por la Fundación El Libro y con muy buenas ventas, ya había sido otro de no ficción: Las clases de Hebe Uhart, de Liliana Villanueva. Y no sólo éste, sino también otros, como Escritura no-creativa, de Kenneth Goldsmith, o El sentido olvidado, de Pablo Maurette, habían marcado una tendencia por la no ficción; eso sin contar los títulos del año electoral, como Código Stiuso, de Gerardo Young, Mundo PRO, de Vommaro, Morresi y Bellotti, y Massa, de Diego Genoud.
En el caso de qué libros les hubiera gustado publicar, las respuestas de los editores fueron más variadas: libros de poesía, como ¡Párense derecho!, de Eduardo Ainbinder; de relatos, como No puedo ni quiero, de Lydia Davis, y nuevamente de no ficción, como 24/7: el capitalismo tardío y el fin del sueño, de Jonathan Crary. Si tenemos en cuenta la opinión de los libreros [ver recuadro], las opciones se abren hacia la ficción con predilección por la narrativa argentina: Siete casas vacías, de Samanta Schweblin, y La invención del tren fantasma, de César Aira. Finalmente en cuanto a las recomendaciones de mesa de saldos, la variedad es aún mayor: desde Suave es la noche, de F. Scott Fitzgerald, hasta Dificultades con las chicas, de Kingsley Amis. Mención especial cabe en este recuento-proyección el trabajo que está haciendo la joven editorial Fiordo: tres de sus títulos fueron mencionados por libreros y editores.
Mardulce
Damián Tabarovsky, editor de este sello, adelanta que en marzo arrancan con un libro de su colección de ensayo, La comunidad revocada, de Jean-Luc Nancy, publicado hace unos meses en Francia: “Es un libro en el que vuelve a sus discusiones e intercambios con Maurice Blanchot y Giorgio Agamben en torno a la noción de ‘comunismo literario’ y a la posibilidad de ‘vivir en común’, como pregunta tanto estética como política”. En abril continúan con esta misma colección, con los ensayos reunidos de Cynthia Ozick: “Ozick es muy reconocida como una de las grandes –si no la más grande– narradoras norteamericanas actuales, pero menos conocido era que es una igualmente extraordinaria ensayista”. Este volumen en particular reúne sus mejores ensayos sobre Henry James, Kafka, Susan Sontag, la literatura moderna, el feminismo en la literatura, en un volumen de 450 páginas. “Debería ser uno de los acontecimientos del año”, apuesta Tabarovsky.
En cuanto a los libros que le hubiera gustado publicar: si Mardulce editara poesía, habría editado ¡Párense derecho!, de Eduardo Ainbinder (Gog & Magog), y Los contrarios, de Fernando Molle (Zindo & Gafuri). Como recomendación de mesa de saldo, Tabarovsky advierte: “Antes que un libro, yo recomendaría una película: Forrest Gump, ideal para comprender nuestra actualidad política”.
Caja Negra
Una de las primeras novedades del año será El píxel de Cézanne, de Wim Wenders, que se publicó recientemente en Alemania a raíz de su cumpleaños número setenta. Wenders aquí escribe sobre Bergman, Antonioni, Hopper, Pina Bausch, personalidades que tuvieron una influencia decisiva en su vida y en su obra. El otro título pertenece a la colección dedicada al cine y se trata del nuevo libro de Harun Farocki, muerto en 2014, sobre la filmografía completa de Jean-Luc Godard. Desde Caja Negra cuentan que “es un libro de lectura muy dinámica, porque está organizado por medio de conversaciones de Farocki con la crítica y teórica Katja Silverman”.
Ezequiel Fanego, uno de los editores de este sello, dice que el libro que le hubiera gustado publicar en su catálogo fue 24/7: el capitalismo tardío y el fin del sueño, de Jonathan Crary, que editó Paidós y que en varias listas de los mejores títulos del año está presente, mientras que el libro de mesa de saldos que se llevaría de viaje y “de hecho que me estoy llevando es Suave es la noche, de Fitzgerald”. Suave es la noche tiene dos ediciones distintas, una lineal y otra no, una que fue cambiada por el editor y otra que es tal cual como la presentó Fitzgerald, y es la última novela que publicó en vida. En librerías argentinas cuesta ubicarla, aunque en Mercado Libre está a menos de $ 300.
Eterna Cadencia
Leonora Djament, directora editorial del sello y editora del año, anuncia tres títulos a partir de abril. El primero, y quizá el más importante, es Las tres vanguardias: Walsh, Puig y Saer, de Ricardo Piglia: “Se trata de un libro en el que Piglia viene trabajando hace muchos años a partir de su ya mítico seminario en la carrera de Letras de la UBA en 1990. Lo fantástico del libro es que a partir de una reflexión sobre qué es la vanguardia y sobre el caso puntual de los tres escritores que analiza, el libro termina siendo el manual de Ricardo Piglia sobre literatura argentina y una nueva reflexión sobre la relación entre narración y política que, leídos a mitad de esta segunda década de siglo xxi, cobra asombrosas resonancias”. Otro título es Vivir entre lenguas, de Sylvia Molloy, donde una mujer construye una vida en la modulación de los idiomas, y el tercero es la correspondencia entre Gershom Scholem y Theodor Adorno que, según Djament, promete ser “todo un acontecimiento”.
El Cuenco de Plata
Este sello fue fundado por Edgardo Russo, uno de los editores que marcó una época y que señaló un camino a muchos de los editores que fundaron editoriales independientes en los últimos diez años. Pero Edgardo, que fue editor de Adriana Hidalgo y de Interzona, ya no está: murió hace unos meses, aunque su legado continúa. De ahí que como señala Emilio García, a cargo del área comercial, el año arrancará con El tiempo, de Clarice Lispector, y Diario argentino, de Gombrowicz, dos autores “que a estas alturas son bien de la casa”. Russo consiguió los derechos de toda la obra de Gombrowicz en 2014, y a esta altura ya han publicado cuatro títulos, por lo que la publicación de toda la biblioteca Gombrowicz es “algo a largo plazo”.
Hay un título que hubiera calzado perfectamente con El Cuenco de Plata, No puedo ni quiero, de Lydia Davis, que sacó Eterna Cadencia, que “además es editorial amiga con la que compartimos gustos”. Mientras que el título de mesa de saldos que recomendarían sería La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina, que en una edición de bolsillo puede encontrarse por $ 100.
Entropía
La colección de ensayos Apostillas de esta editorial es una de las mejores. A los últimos títulos publicados aquí (Música prosaica, de Marcelo Cohen, y Ultimas noticias de la escritura, de Sergio Chejfec) se une ahora Niño enterrado, de Edgardo Cozarinsky que, según Juan Naldini, uno de los editores de esta editorial, es “un volumen de textos breves con armazón ficcional pero con una fortísima impronta autobiográfica”. Otro título que publicarán es Todavía acá, la nueva novela de Romina Paula que retoma sus ejes temáticos: “El amor, la identidad sexual, las relaciones familiares (y en este caso también la enfermedad y agonía de un padre)”.
El libro que les hubiera gustado publicar es muy simple para Naldini: Las clases de Hebe Uhart, de Liliana Villanueva (Blatt & Ríos). Mientras que como recomendaciones de verano se queda con Cartas a mi madre, de Sylvia Plath, y Cartas de cumpleaños, de Ted Hughes: “Para quien no sepa, Hughes y Plath fueron pareja durante varios años. Ella se suicidó en 1963, en Londres”.
Beatriz Viterbo
En 2016 esta editorial cumplirá 25 años. Adriana Astuti y Sandra Contreras la fundaron en Rosario y fue la primera editorial que publicó los libros de César Aira de manera continua, partiendo por el ensayo Copi y siguiendo con El volante y El llanto para terminar con veinte títulos entre ensayos, cuentos, novelas y teatro, de ahí que para Adriana Astuti sea tan importante festejar con Aira este aniversario: “La idea es reeditar durante el año varios de los títulos agotados. Vamos a empezar por Copi”. Sin embargo el año arrancará en febrero con Todos los mundos posibles. Una geografía de Daniel Guebel, de Brigitte Adriaensen y Gonzalo Maier, que reúne textos críticos sobre la obra de Guebel de Alan Pauls, Héctor Libertella, Luis Chitarroni y un informe de lectura de Nina, de César Aira. Abril continuará con dos reediciones muy singulares: una serie de ediciones ilustradas de la obra de Silvina Ocampo, empezando con La liebre dorada, y Literatura de izquierda, de Damián Tabarovsky. Como se ve, en un año de festejos, Beatriz Viterbo apostará por las reediciones.
Astuti, que desde hace unos años está sola al frente de la editorial, se la juega nuevamente por César Aira a la hora de señalar un título que le hubiera gustado publicar, aun a riesgo de sonar redundante: “De todos los títulos que leí hubiera querido publicar Artforum, de Aira [Blatt & Ríos]. Me pareció un libro extraordinario por muchos motivos: como diario, como ensayo, como reflexión sobre el paso del tiempo. Es lo que más me gustó en mucho tiempo y además me parece que es un nuevo giro (otro) en la obra de Aira”.
Mansalva
La editorial que dirige desde hace casi diez años Francisco Garamona tiene más de cien títulos, su colección más extensa es Poesía y Ficción Latinoamericana, y este año empieza con tres poetas, y sólo uno es de poesía. El primero es la correspondencia completa de Néstor Perlongher, investigación en la que Cecilia Palmeiro lleva trabajando varios años, y le siguen dos reediciones: Poesía del futuro, de Juan L. Ortiz, compilada y prologada por Osvaldo Aguirre, y las Reescrituras, de Leónidas Lamborghini, que es un rescate del poeta Gerardo Jorge. Garamona añade como desafío a futuro que “me gustaría publicar las memorias sexuales de Sergio Bizzio”.
En cuanto al libro que le hubiera gustado publicar, responde sin dudas que Padres e hijos, del escritor chileno Roberto Merino (Hueders), a quien define como “uno de los escritores más geniales que hay en Latinoamérica”. Pese a que odia las vacaciones, si tuviera que llevarse un libro para leer se llevaría Recuerdos y opiniones, de Robert Crumb: “Son dibujos y una larga entrevista en torno a una pregunta, pero reitero, odio las vacaciones”.
La Bestia Equilátera
Aquí adelantan que los primeros títulos de 2016 serán de autores de la casa: Kurt Vonnegut y Julio Rodolfo Wilcock. Del primero publicarán Madre noche, “una obra maestra de la sátira en la que se parodia a toda la humanidad”, y del autor argentino, El estereoscopio de los solitarios, que “la elegimos porque junto con La sinagoga de los iconoclastas es de los libros que mejor representa al estilo de Wilcock”.
En el libro que les hubiera gustado publicar se ubica otro título de Fiordo, la editorial joven más mencionada en este artículo: se trata de Stoner, de John Williams, que saldrá a comienzos de año. Y Luis Chitarroni, emblemático editor de Sudamericana y de LBE, recomienda para estas vacaciones, si lo encuentran, Dificultades con las chicas, de Kingsley Amis.