Recostado sobre el suelo del Centro Municipal de Exposiciones, cubierto en parte por un interminable nylon negro y custodiado por los maestros tapiceros que le dieron vida, el nuevo telón del Teatro Colón espera.
La creación que el artista plástico Guillermo Kuitca y la escenógrafa Julieta Ascar diseñaron en una computadora a fines de 2009, finalmente será colgada antes de fin de mes, y se convertirá en el único elemento que separe la vida cotidiana del público de la magia de la ópera.
Los números son impactantes: 1.500 metros lineales de tela, un peso total de 1.800 kilográmos, 720 horas de confección y 18 meses de diseño y producción.
Pero sorprenden más si se tiene en cuenta que la mayor parte de la obra se realizó de forma artesanal. Tal es la delicadeza que requirió el trabajo, que para ensamblar cada una de las dos hojas de 14 metros de ancho por 23 de alto se utilizaron sólo dos máquinas de coser. La mayor parte fue sólo aguja, hilo y dedal.
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