A la medianoche del 31 de diciembre se acaba el plazo para obtener una recompensa de hasta diez millones de dólares que ofrece el Museo Isabella Stewart Gardner de Boston por la información que conduzca a recuperar 13 obras valoradas en 500 millones de dólares. La lista del más grande robo de arte en la historia de los Estados Unidos, todavía irresuelto, incluye pinturas de Degas, Manet, Rembrandt y Vermeer, robadas del museo la noche del 18 de marzo de 1990. Tanto las autoridades de la institución como el FBI habían confiado en que, a través de la recompensa, inicialmente de 5 millones de dólares, surgieran nuevas pistas para hallar las piezas, pero eso no ocurrió. De hecho, pasaron veintisiete años y los marcos dorados siguen vacíos en las paredes de exhibición del museo que alberga la colección de Isabella Stewart Gardner, unas 2.500 obras, entre ellas cuadros únicos de grandes maestros y antigüedades de Europa y Asia.
El museo ofrecía desde hacía varios años una recompensa de cinco millones de dólares. En mayo pasado, la elevó a diez millones, pero solo hasta el final de 2017. El detective holandés Arthur Brand, quien se especializa en recuperar piezas robadas de arte, declaró a Associated Press que habló con ex policías, ex miembros del Ejército Republicano de Irlanda (IRA) y otras personas, y se mostró convencido de resolver el asunto. Sin embargo, advirtió que si no se resuelve para principios de año es menos probable que se resuelva más adelante. El museo aseguró en un comunicado que hará lo posible por recuperar todas las obras, entre las que destaca El concierto (1665) de Vermeer y La tormenta del mar de Galilea (1633), de Rembrandt. También robaron dos obras más de Rembrandt, cinco de Degas, una de Manet, otra de Govert Flinck, un recipiente de bronce de la dinastía china Shang y otro bronce con forma de águila que remataba una bandera napoleónica de seda.
El 18 de marzo de 1990 dos hombres disfrazados de policías de Boston lograron entrar en el museo asegurando al personal de seguridad en recepción que respondían a un aviso de emergencia. El guardia no siguió el protocolo y les permitió entrar. Una vez adentro, los ladrones lo esposaron a él y a otro guardia, anunciándoles que estaban detenidos, y ambos fueron encerrados en el sótano sin que consiguieran accionar la alarma. Los malhechores recorrieron las galerías del museo durante 81 minutos, hasta que llegaron a la Sala de los Maestros Holandeses. Luego desactivaron las cámaras, sustrajeron el video del robo y dejaron los marcos colgados en la pared, que desde entonces permanecen allí. El FBI cree que las pinturas se trasladaron a través de circuitos mafiosos hasta Connecticut y Filadelfia, donde desaparece la pista. La fiscalía federal acusa a Robert Gentile, un mafioso de Connecticut. Los investigadores también afirmaron que Gentile habló sobre los cuadros robados a otros presos y una vez comentó a un agente encubierto del FBI que tenía dos de las pinturas y podía venderlas a 500 mil dólares cada una. En cualquier caso, el delito prescribió a los cinco años de realizarse, de modo que los ladrones no podrían ser procesados.