CULTURA
Bienal Homo Novus

Encantos del arte in situ

Representando a distintos países de los cinco continentes, se llevó a cabo en Resistencia, Chaco, una edición más de la mítica bienal, en donde diez artistas compitieron a cielo abierto y en público realizando una obra original para concurso. Paralelamente, hubo muestras de arte efímero, intervenciones y diversas instalaciones cronicadas para Cultura de PERFIL.

Acero. Las obras pasan a pertenecer al patrimonio de las hoy 600 esculturas que posee Resistencia.
| Gentileza Bienal de Escultura 2014

El saludo entre extraños viene acompañado de un brazo que se estira y una mano ofrece un mate. Decenas de veces se repite este intercambio en Resistencia y la sorpresa inicial se va lavando en cada cebada. Hay que acostumbrarse mucho, si uno no es del lugar, a convivir por unos días, los que dura la Bienal de Escultura 2014, con esta clase de anfitriones. Tan amables, tan dedicados. No son sólo los que integran la Fundación Urunday, uno de los organizadores junto al Gobierno del Chaco de esta edición, sino el común de la gente.

Después de varios días de trabajo, los escultores que fueron seleccionados para realizar sus obras en acero inoxidable están cansados y contentos. Llegaron el 11 de julio a la ciudad y desde ese momento hasta el 19 de julio, a cielo abierto y sin importar las inclemencias del tiempo, golpearon, soldaron, doblaron, pulieron, lustraron e hicieron que esas dos piezas de chapa se transformaran en algo único. Así lo explicitó la convocatoria, y esas obras pasan a pertenecer al conjunto patrimonial de las hoy 600 esculturas que posee la urbe.

De eso se jactan los que viven allí: de la cantidad y de la convivencia pacífica entre el vecino y la obra de arte. Nadie las daña, y aunque nadie las reclama, las hace suyas a fuerza de verlas todos los días. No sabemos si los habitantes de Resistencia saben más de arte que el resto de los ciudadanos del país.

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Lo evidente es que la Bienal Homo Novus, la de este año, superó en público a la del año pasado. Que una multitud se dio cita en el predio del Bicentenario para mirar el trabajo de los artistas durante una semana, que paseó por sus otras atracciones: la feria de los artesanos y otra que no tenía nada de artesanal y dudoso gusto made in China. Fueron muchos los que pudieron ver el Encuentro de escultores fuera de competencia, con obras de Paulina Webb y Quique Gurevich, entre otros, escuchar los conciertos, bailar chamamé y pericón, hacer gimnasia en el puesto de PAMI, comer deliciosos chipás (los mejores del mundo, los de Chaco) y tomar mate, cada uno con su termo bajo el brazo. Convidarlos. Otro de los motivos de orgullo es el perro Fernando. El ciudadano ilustre con estatua y todo. Dos a falta de una: en la vereda del Fogón de los Arrieros, la casa museo que Aldo Boglietti fundó en la década del 40 como templo de una retrovanguardia, y otra en la plaza principal. Al pasar el mate, los juglares de Resistencia le adhieren la leyenda canina: que tomaba café con leche y medialunas sentado a la mesa, que si el perro se quedaba a escuchar a las orquestas la gente lo imitaba y si se iba, todos se retiraban. Al igual que los juglares, tienen su método: una y más veces la cuentan, la condimentan con proezas, epítetos que sirven de reglas mnemotécnicas para que la historia adquiera dimensiones épicas y trágicas. Un sitio digno del escritor Fernando Vallejo, con su conocido amor por esos animales, directamente proporcional a su misantropía.

Nuevamente, la multitud ahora espera el veredicto del jurado internacional, integrado por Eva Lootz y Luis Fernando Peláez, de España, y Cristina Pizarro, de Chile. “Y el ganador del premio es/the winner of the award is” se escucha cada vez, con traducción consecutiva en vivo, desde el escenario enorme con pantalla gigante. Pájaro Gómez se acerca tres veces al centro porque son esos los premios que ganó: el de los niños, el de los escultores y el del público. Luego vendrán el cuarto para Ilker Yardimci, de Turquía; el tercero para Josef Baier, de Austria; el segundo para Hugo Maciel, de Portugal, y Thierry Ferreira, de Francia, se llevó “el primer premio/the first award” y los diez mil dólares. Los fuegos artificiales modelan el cierre a todo color para que la Orquesta Sinfónica de Chaco interprete Música para los reales fuegos de artificio, de Händel. Pero antes se anuncia la venidera Equilibrium, que es el leitmotiv para la Bienal 2016. Eso sí que es todo un  desafío.