CULTURA
Lo ficticio tambin puede tener rigor histrico

Enfrentaron a Sarmiento con todos sus fantasmas

Diálogos de ficción del prócer sanjuanino con Rosas, San Martín, José Hernández y Facundo Quiroga, entre otros. “A veces los fantasmas sirven para develar lo que la realidad oculta”, sostiene Félix Luna.

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| Cedoc

Los próceres argentinos ya no son aquellos inmaculados, virtuosos e intocables personajes de los manuales escolares. Hoy, sus biografías se animan a descubrir cuestiones íntimas y anécdotas que contribuyen a humanizarlos, aunque en algunos casos no aporten demasiado al análisis histórico. Polémicas al margen, cada día se editan más libros sobre nuestros orígenes como Nación e, incluso, ya son varios los programas televisivos y radiales que se dedican a esta temática. El revisionismo histórico avanza y, en este incipiente siglo XXI, hasta se animan a votar por internet un “ranking genético” de nuestras máximas personalidades.

La intención es, según explican, promover un mayor conocimiento de nuestro pasado, comprender los mecanismos que desencadenaron el surgimiento de la Argentina y desmitificar algunos nombres que fueron protagonistas de este proceso. Con estos objetivos, Félix Luna propone en su último libro “Sarmiento y sus fantasmas” un encuentro imaginario del educador sanjuanino con personajes de la talla de Juan Manuel de Rosas, San Martín, José Hernández y Facundo Quiroga, entre otros.

El escenario es ficticio – explica Félix Luna - pero todo lo demás es rigurosamente histórico y ayuda a entender mejor la compleja personalidad del gran sanjuanino, sus sueños, sus luchas, sus amigos y enemigos y, sobre todo, su carnadura humana. A veces los fantasmas sirven para develar lo que la realidad oculta”.

Por ejemplo, en un imperdible diálogo con San Martín aprovecha para echarle en cara el haberle legado su sable corvo a Juan Manuel de Rosas, “ El gobierno de Rosas, al que usted honró con esa manda, no decretó luto, no le hizo funerales, no hizo absolutamente nada. Y en esos días el tirano mandaba guardar luto por el fallecimiento del presidente norteamericano Taylor, a quien nadie le importaba un ardite”, argumenta Sarmiento.

A José Hernández, autor del “Martín Fierro”, lo acusa de haber idealizado “a un gaucho matrero, desertor y asesino", aunque admite que "lo hizo con versos tan compuestos, tan fáciles de recordar, que uno se olvida de la condición criminal de su héroe”. Desde la pluma de Félix Luna, Sarmiento le explica al escritor que “no es positivo que transmute a esos pobres criollos, ignorantes y sin espíritu de trabajo, en héroes o mártires”.

En el diálogo de ficción con su gran enemigo Juan Manuel de Rosas, Sarmiento distingue los diferentes conceptos de patria que los separan y le recuerda sus años de exilio en Chile: “ Porqué usted me puso el cartel de traidor, prohibió la circulación de mis libros, es decir, de mi pensamiento; y con sólo pisar el suelo patrio yo quedaba expuesto a degüello. En esos años mi patria, sépalo, fue Chile, donde yo era respetado y gozaba de todas las garantías. Entienda, entonces, que tenemos dos conceptos de patria muy diferentes”.

Luego, Sarmiento aprovecha un encuentro con Facundo Quiroga para referirse a su obra “Civilización y barbarie”: “Es un libro contra Rosas, no tanto contra usted”, le aclara.”Este será un gran país, Quiroga, y usted y otros caudillos como usted sólo serán un recuerdo: tal vez un recuerdo pintoresco sobre el cual se dirá y escribirá mucho, pero sólo eso”, concluye.

Como dice Félix Luna, “a veces los fantasmas sirven para develar lo que la realidad oculta”.