CULTURA
Critica

Escapando de la oscuridad

Se sabe que a temprana edad y sin tener demasiados recursos, rechazó el Premio de Literatura del gobernador general de Canadá.

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Basado en el documental titulado La balada de Leonard Cohen, de 1979 –realizado por el mismo autor de este libro, Harry Rasky–, este volumen reproduce muchos de los diálogos incluidos en esa película, además de memorias, imágenes y numerosos y antiguos poemas de Leonard Cohen.
El objetivo de Rasky es muy específico: capturar el fantasma solitario de Cohen, su impenetrable imagen, desglosar el carácter críptico de su identidad.

Aunque nada de esto sucede, en definitiva, porque en Cohen los misterios se justifican por sí solos, y cuando el poeta habla lo hace de la misma forma que en sus letras y canciones.

Así las cosas, el libro funciona muy bien para esclarecer algunos detalles de la etapa formativa de Cohen, al menos a nivel experiencial.

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Desde sus tempranos poemas, y mucho antes de llegar a la fama por medio de sus canciones, para Rasky son dos las constantes preocupaciones que aparecen en la obra del compositor: la búsqueda de su propia identidad y la búsqueda de su propia libertad.

Estas dos cosas se fusionan y multiplican, por ejemplo, en muchos de sus versos: “Me gustaría leer/ uno de los poemas/ que me llevaron a la poesía/ No logro recordar un solo verso/ Ni sé dónde buscar”; “Si otros tratan de escribir esto/ muerte a ellos/ muerte a cualquiera que rompa el sello de este poema/ en el que me visto de negro// y bendiga a tus ojos/ que huyen de esta página/ Saca al hombre de ojos verdes/ de su furia y su miseria”. Aunque Cohen, sin lugar a duda, no hubiera estado de acuerdo en abreviar su propio trabajo y experiencia.

Así, el libro transcurre en medio de anécdotas y diálogos entre Cohen y Rasky, en diversos escenarios como Hidra, Montreal, París y Montpellier, en una constante apertura y clausura del fantasma del trovador canadiense.

No podría decirse, sin embargo, que Cohen intente ocultar sus sentimientos y sus opiniones más íntimas. Todo lo contrario. Más bien se niega a rebajar el sentido de su trabajo a la estéril sombra del sentido: “Simplemente no puedo, no puedo decir nada aparte del poema en sí. Todo lo que he pensado sobre el tema está ahí y creo que el lenguaje es el apropiado. No me gustaría... no me gustaría hacer un comentario”.

En lo que respecta a su vida privada, por ejemplo, no teme levantar su voz con sus recuerdos de infancia, el bar mitzvá y la adolescencia en la secundaria Westmount, ni dar un preciso retrato de su madre y de sus viejos amigos.

Por último, hay otras facetas menos conocidas del autor. Se sabe que perdió al gran amor de su vida. Se sabe, además, que a temprana edad y sin tener demasiados recursos, rechazó el Premio de Literatura del gobernador general de Canadá. Tampoco estaba contento con el éxito de su novela Hermosos perdedores (1966), y había coqueteado con la idea de aceptar un puesto de trabajo en la revista Time, lo que para Cohen significaba la muerte de cualquier escritor serio.

Así es que un poeta escapó de la oscuridad de las pequeñas imprentas, cantando una canción en el foro comercial gratuito en Manhattan, sin invertir en vestimenta ni escenario.

El libro, por último, presenta un plus de gratificación, un apartado titulado Los diarios de Dylan. Una canción que nunca se cantó, circa 1966.

Si bien Leonard Cohen –al menos públicamente– se sintió en hermandad con Bob Dylan, declarando además que “Dylan tiene un gigantesco público a nivel mundial, yo tengo un público pequeño. Soy solamente un cantante de rincón”, Rasky narra su mala experiencia con el cantautor estadounidense, con el que había intentado hacer mucho tiempo antes un mismo documental.

No solo se trata de una diferencia de ego o respeto, sino de la falta de un discurso consecuente aparentemente radical que bebe de las botas de los grandes premios, y de lo que es aún peor, “del rechoncho presidente”.

 

La balada de Leonard Cohen. Retrato de un poeta, una amistad y una película

Autor: Harry Rasky
Género: entrevista/crónica
Otras obras del autor: Tennessee Williams. A Portrait in Laughter and Lamentation; Stratas; Nobody Swings on Sunday
Editorial: Trilce, $ 1.490
Traducción: Fanny del Río