Una serie de mujeres en distintas posiciones amatorias son la clave para entender de qué va esta flamante muestra de Auguste Rodin. Es que su figura, históricamente asociada a la escultura, no sólo trascendió ese arte sino que también dedicó parte de su prolífica obra al dibujo.
En el arte del lápiz y el papel, Rodin tuvo un tema central que lo desvelaba: el desnudo femenino, con una carácter decididamente erótico ocupó un lugar preponderante en la trama que eligió para darle cariz a sus dibujos.
Por ese motivo, los curadores de la exposición “Rodin. Las figuras de Eros. Dibujos y acuarelas 1890-1917”, decidieron darle un marco a ese aspecto poco conocido de la obra del genial artista –considerado el padre de la escultura moderna– e inauguraron en el Museo Rodin de París esta serie de gráficos que a menudo han sido ignorados.
La exposición fue inaugurada hoy y permancerá abierta hasta el 18 de marzo próximo y presenta cinco esculturas y 140 dibujos y acuarelas realizados por Rodin a lo largo de casi treinta años, hasta su muerte en 1917.
“Unos 9 mil dibujos de Rodin están catalogados en el mundo”, destacó Dominique Viéville, director del Museo Rodin. “El museo conserva 7 mil de ellos, 6 mil de los cuales son dibujos tardíos, hechos cuando Rodin tenía ya sesenta años. Y son esencialmente desnudos femeninos. Es un tema predominante en su obra, no necesitamos rebuscar en los fondos de los cajones para encontrarlos”, agregó sonriente.
Entre esculturas y dibujos. En 1880, el artista dibujaba pero para darle vida a sus esculturas. Diez años después, ya reconocido por su labor en toda Europa, “desarrolla su obra gráfica como una actividad específica, haciendo posar modelos vivas –explica Viéville–. Fija entonces rápidamente los temas de una iconografía erótica”.
De hecho, la exposición muestra que ya en 1890 los dibujos dejaban de lado los temas que serán recurrentes hasta la muerte del artista: La mayoría de las veces la mujer está desnuda y sola, sin decorado, adoptando poses cada vez más acrobáticas, sobre todo la de “una suerte de pórtico formado por las piernas separadas. Estamos ante la forma pura”, explica Christina Buley-Uribe, una de las dos comisarías de la exposición.
Los desnudos en la historia del arte. “Desde el Renacimiento, el arte representó el mundo con el desnudo. Pero en la segunda mitad del siglo XIX se produjo un cambio. Se pasó de un desnudo académico e idealizado a un desnudo más natural, más próximo de la realidad”, acota Viéville.
“Son cuerpos sensuales, escenas sexuales, pero el trabajo del artista no se limita a eso, los elabora estéticamente”, precisa el director del museo.
Rodin “no cesa de estudiar el cuerpo humano”, explicó Buley-Uribe, quien al mismo tiempo reconoció que el artista tenía una mala reputación que pesaba sobre cada oportunidad en la que se acercaba a sus modelos: el caso es que las seducía constantemente y, en una oportunidad, hizo huir de su atellier a la mismísima bailarina Isadora Duncan.
Ya con el comienzo del siglo XX, Rodin expuso sus dibujos como parte integrante de su obra, y nadie se sintió escandalizado en la época, salvo un crítico que denunció “un impudor capaz de hacer sonrojar a un mono”.