CULTURA
destruyendo mitos

Jugando a las escondidas con el lector argentino

La encuesta “Cómo leemos” permite visibilizar con mayor claridad y no en base a supuestos cómo se conforma el universo del lector argentino. Un eslabón fundamental para entender cómo se conforma la intrincada cadena del libro.

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Artefacto. Los resultados se obtienen de casi 7 mil encuestados sobre 30 millones de usuarios argentinos y en base a cuarenta preguntas. | cedoc

Entre diciembre de 2019 y marzo de este año, la empresa asesora en recursos editoriales Proyecto 451 realizó la encuesta “Cómo leemos” (www.comoleemos.com.ar). El pasado miércoles, Daniel Gigena, colaborador de PERFIL, publicó la novedad en el diario La Nación con algunos datos. En la dirección web indicada se encuentran disponibles los resultados en formato PDF. En este artículo tratamos de analizarlos en función del complejo artefacto que conforma la cadena del libro.

Con un poco más de 7 mil encuestados sobre 30 millones de usuarios argentinos de las redes Facebook e Instagram, en base a cuarenta preguntas, el tipo de lector obtenido se divide en analógico (solo libros), digital (únicamente en pantallas) e híbrido (ambos soportes); este último representa el 62% del total. Los lectores analógicos constituyen un 34% de la muestra, y los caracteriza la mayor edad como una educación terciaria. Llama la atención que no exista una subdivisión por poder adquisitivo.

Cómo leen: respecto a las ventajas de lectura digital, tanto lectores híbridos como digitales expresan respectivamente (66% y 76%) que los libros digitales son más baratos que los de papel. Otra ventaja: la portabilidad del libro digital, 59% y 72%. Mientras que la mitad lee en su smartphone sin salir de casa, y un 30% en casa en PC o notebook, el resto lo hace a través de tablets o e-readers, lo que muestra la poca presencia de esta tecnología. En cuanto a otra dificultad del libro digital es la falta de oferta en catálogos disponibles en internet.

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Entre los lectores de 13 a 17 años, el 85% utiliza smartphone y el 70% también PC/notebook. Estos serán los lectores de la próxima generación: en cinco años tendrán nuevos hábitos que plantearán otras problemáticas al ámbito editorial, ya por la forma de compra de libros (vía internet), ya por la forma de conocer qué libros comprar. La lectura digital en smartphone se utiliza 95% en casa y 50% en tiempos de espera o en viaje. 

Las preferencias de lectura según el soporte reflejan los siguiente: para el papel: 76% novela, 57% cuento, 42% ciencia ficción, 28% historia y 38% policial. Para lectura digital, los mismos rubros en porcentajes de 53%, 39%, 32%, 32% y 23%. A esto sigue cómo llegan al libro: el 68% de lectores analógicos e híbridos manifiesta que concurre a librerías a explorar las novedades. El 53% comparte inquietudes y se presta libros con familiares/amigos (boca a boca). Pero también el 39% “googlea” esa información y también sigue a escritores en redes sociales. Mientras el 30% también sigue a librerías y editoriales en la web, y un 28% lo hace con blogs que recomiendan libros. En el caso de lectores formados, mayores y con educación superior, el boca a boca y seguir a los autores en redes es la forma de acceder a la información.

Aquí aparece la importancia de la lectura crítica. El 39% de indexación por los buscadores para llegar a un libro exige que las reseñas literarias publicadas en los medios estén disponibles en la web, no solo para informar con mayor amplitud y con ello ganar prestigio entre los lectores, sino para mantener su posición en la difusión cultural. También impulsa a que autores y editoriales refuercen la presencia en redes sociales.

El 81% de todos los lectores compra libros físicos en librerías y el 42% en ferias del libro. De ahí la importancia de preservar las librerías, protegerlas para que perduren. Respecto de pagar por libros digitales, el 73% de los lectores híbridos dicen no a esta opción, mientras que los lectores digitales la niegan en un 59%. A su vez, ambos grupos reconocen acceder gratis a los libros digitales, respectivamente en 74% y 63%, por distintas formas de circulación (esto subraya la piratería en todos los rubros de la cultura como datos comerciables). Entre los 18 y los 24 años, la mitad reconoce que baja el libro en digital y luego lo compra en papel. También el 10% realiza compra de libros digitales argentinos. La estimación de lo que debería ser un precio accesible en formato digital es de 208 pesos promedio. 

Respecto de una Netflix de libros, streaming de una diversidad de títulos, las respuestas establecen como precio justo 300 pesos. Ejemplo de esto es la plataforma de lectura en línea Leamos. Esta forma comercial irrumpe en la encuesta y se “ofrece” como un modo novedoso para la venta de libros. En un escenario de crisis y devaluación, con la cadena de pagos interrumpida, ¿la cadena del libro puede soportar la aparición de un nuevo predador sobre los recursos de sus consumidores/lectores?.