En un acto cargado de emoción, recuerdos y homenajes, la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) celebró sus primeros 30 años de vida. Entre otros logros que se destacan de esta casa de estudios, uno de los más salientes es que más del 85% de sus estudiantes son primera generación de universitarios dentro de sus familias.
Muchas de las personas que impulsaron la creación de la UNLaM estuvieron presentes, como el expresidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Alberto Pierri, quien desde el Congreso promovió el proyecto para su creación, y el primer rector normalizador de la institución, Mario Pinelli.
Además, asistieron también el actual ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro; la intendenta de La Matanza, Verónica Magario; los exgobernadores de Buenos Aires Daniel Scioli y Felipe Solá; el CEO de Perfil Networks, Jorge Fontevecchia; el exdiputado nacional Julián Domínguez, y el exjefe comunal de La Matanza Fernando Espinoza.
"A veces en la sociedad argentina hay muchos prejuicios y uno de ellos era, ‘¿cómo La Matanza va a tener una universidad?’ Y cuando un profesor venía a dar clases le decían 'no vayas ahí, no tiene futuro’”, rememoró el actual rector, Daniel Martínez. Por otra parte, el académico destacó que, en sus tiempos como “estudiante matancero”, tenía que viajar dos horas de ida y dos horas de vuelta para estudiar en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Muchos de los que formaron parte de los inicios de la UNLaM, sea como docentes o directivos, recordaron los esfuerzos que debieron hacer allá por abril de 1991, cuando llegó la primera camada de estudiantes, integrada por 1.200 personas, y aún no había un edificio oficial y las clases se dictaban en escuelas primarias de la zona. Hacia fines de ese año la institución tomó posesión de la ex planta automotriz Chrysler, donde aún se ubica el predio. “Empezamos a dar clases con las chapas que habían quedado del taller mecánico. Y hacía frío”, reseñó Martínez.
Más allá de estos comienzos sencillos, hoy el campus es uno de los más modernos del país.
Quien también viajó imaginariamente a los inicios fue Pinelli, el primer rector, que mencionó: “Era la primera universidad pública que se fundaba en 15 años. Cuando se decidió la creación no había una orientación académica, una partida presupuestaria, ni nada. Pero teníamos la tranquilidad del tiempo -dado que en la ley fundacional la universidad iba a empezar a funcionar en cuatro años-".
"Ni bien la comunidad se enteró de la creación de la universidad, empezaron a llamar los medios locales para saber dónde se podía inscribir la gente", recordó Pinelli. "Y cuando decíamos que no había fecha, los medios nos decían estafadores. Tomamos la decisión de empezar de cualquier manera y en cualquier lugar. No teníamos personal, ni siquiera teníamos para la tiza. A esa aventura nos mandamos”.
En esa misma línea, Pianelli recordó a los “400 docentes que convocamos para enseñar, pero gratis. Porque no teníamos presupuesto, pero tenían la promesa de que alguna vez, normalizado todo, podían llegar a cobrar. Y ninguno dijo que no”. Muchos de los primeros profesores fueron condecorados en el acto.
Uno de los momentos más fuertes de la tarde se dio cuando subió a hablar, en nombre de los graduados, Gabriel Cóppola, un hombre que a los 11 años tuvo un accidente que lo dejó en silla de ruedas y que se egresó como licenciado en Educación Física en la UNLaM y, además, es campeón panamericano de tenis sobre mesa adaptado. “Supe lo que era la inclusión antes de enseñarla”, agradeció Cóppola, además de repetir en distintos tramos de su discurso la frase “y la UNLaM estuvo ahí”.
A lo largo de la ceremonia se mencionaron distintos logros alcanzados por la institución, por ejemplo, tener el mayor índice de graduados de la Argentina. Además, se puso énfasis en su modernidad edilicia -cuenta con centros deportivos, un polo tecnológico, centro de simulación para estudiantes de medicina, área de medios para estudiantes de comunicación, entre otros conceptos innovadores- y en el compromiso docente.
Una de las características en la que más foco hicieron los oradores es en la forma en que cambió la vida a miles de jóvenes del Conurbano a partir de la llega de la Universidad. Para ejemplificar, el rector Martínez relató que le había llegado durante el día el WhatsApp de una egresada que le contó que, durante su adolescencia, asistía esporádicamente a un comedor del barrio, junto a dos amigos, dada las carencias económicas de sus familias. Hoy, tanto la joven como aquellos chicos son profesionales: ella es licenciada en Relaciones Públicas y ellos son médicos egresados de La Matanza.
Por otro lado, Martínez advirtió que la UNLaM es una de las universidades a la que menor presupuesto por alumno se le asigna desde Nación. Sin embargo, se refirió a la forma en que los directivos cuidan los recursos teniendo como regla autoimpuesta que haya un empleado por cada 100 alumnos. “Algunas universidades tienen un empleado por cada 20 estudiantes”, diferenció. En la actualidad, la Universidad Nacional de La Matanza cuenta con 60 mil alumnos y más de 60 carreras, dos doctorados, doce maestrìas y nueve especializaciones.
(Fotos: Sergio Piemonte)
