CULTURA

Lo fantástico y lo queer

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El mercado, Walsh lo sabe, reconoce dos variedades de ficción: la category fiction, opuesta a la literary fiction. Esa separación orienta fuertemente tanto la producción industrial como la “literatura alta”, y en esa separación se debate algo a propósito del lugar de la literatura en el contexto general de la cultura. Habría algo de la literatura que escapa a las poéticas de los géneros y, en el siglo XX, ese algo es sencillamente lo que se reconoce como la literatura.
 Como el fantasy o la literatura fantástica trabajan a partir de o en relación con terrores colectivos, la “literatura alta” –y sus autores– aparece como demasiado subjetivada y, por lo tanto, refractaria a una conexión inmediata con esos fantasmas, temores y temblores que son propios del género y los que garantizan su eficacia (la literatura cuenta, antes que un estado de la realidad, un estado de la imaginación). (…)
  La distancia entre la “literatura fantástica” de Borges, Silvina Ocampo y Bioy Casares y el “cuento extraño” de Walsh es muy grande aunque no sea sistemática. Walsh dirá, en casi todas las notas biográficas a cada uno de los autores, “fantástico” y “fantástica”, lo que hace sospechar que el (afortunado) cambio de título fue antes una decisión editorial que un cambio de rumbo teórico. Con todo, la compilación de Walsh incluye sólo cuentos (textos completos) y no fragmentos. Además, al poner el conjunto bajo el amable título de lo extraño (lo queer), permite imaginar una serie donde los fantasmas van necesariamente a convivir con imágenes del mundo y de la vida imprevistas en la consideración canónica del género. En ese sentido, podría decirse que “un fusilado que vive” será el tipo de fantasma o de historia siniestra que Walsh comenzará a urdir en el momento mismo en que entrega a imprenta esta antología de 912 páginas y cuatro tomos

Extractos de “Palabras preliminares”, Antología del cuento extraño, compilado por Rodolfo Walsh, El Cuenco de Plata, 2014.