Cómics online, webcomics, e-comics..., llámelos como quiera. Al fin y al cabo, todas esas expresiones sirven para hacer referencia a la nueva realidad que desde hace unos años vive el mundo de la historieta, gracias a la irrupción en la web de miles de trabajos originales que en muchos casos sólo pueden ser vistos allí; es decir, en forma virtual.
Basta con introducir cualquiera de esas expresiones en un buscador como Google, de hecho, para perderse en una increíble profusión de páginas, capaz de trastornar al más avezado fanático. Sin embargo, no todo en este universo es lo que parece ni expresa realmente esta nueva movida, que pese a su gran crecimiento sigue un poco oculta entre otro tipo de material.
Para entender bien de qué se trata este fenómeno, justamente, es necesario diferenciar entre un verdadero webcomic y aquellos archivos o escaneos que, si bien permiten leer historietas enteras a través de la PC, son sólo versiones digitales de revistas o libros, hechas exclusivamente con el fin de reproducir lo ya publicado en papel.
En el caso de los cómics hechos específicamente para la web, el desafío es mucho mayor. Sus creadores tienen ante sí la posibilidad no sólo de adaptar sus obras al soporte en que serán leídas, sino también de sumar nuevas herramientas tecnológicas para lograr efectos muy novedosos e interesantes como la tridimensionalidad y la interactividad con el lector.
Hacia ello va el futuro de esta disciplina que, sin tener muy en cuenta aún esas consignas para “reinventar” la actividad que propone el norteamericano Scott McCloud, hoy ya representa claramente un nuevo medio de expresión, que permite darse a conocer a muchos artistas que de otra manera no tendrían la posibilidad de hacerlo.
Industria Nacional. En la Argentina, los altos costos para la publicación de un cómic en papel generan que prácticamente todos quienes trabajan en el rubro tengan sus propias webs, en las que por lo general dan a conocer sus trabajos en el formato de “tiras” que se actualizan periódicamente.
Algunos historietistas, incluso, comienzan a asociarse en proyectos conjuntos, o bien a formar parte de distintos rings y blogs que nuclean a quienes escriben cómics en español como WEE, Historietas Reales, Semana Onírica y la española A.W.C.I.
Otro muy buen ejemplo en este sentido es La Productora, una editorial independiente que desde hace nueve años funciona en Morón también como escuela de Historieta, y que a principios de julio estrenó un blog (El Circo Ambulante de Néstor y sus amigos) en el que cada día puede encontrarse una nueva página de un cómic de uno de sus integrantes.
Uno de los responsables del sitio, Cristian Mallea, define a la web como “un medio más experimental”, y agrega: “Nos deja experimentar más, porque no es tan riesgoso en términos económicos como publicar algo en papel”.
Esa, sin embargo, es apenas una de las ventajas que para quienes trabajan en La Productora tiene difundir lo suyo a través de Internet, lo que a su vez les ha permitido participar de distintas muestras en Latinoamérica y colocar varios trabajos en Europa. Una de sus historietas, por ejemplo, llegó a ser comprada en España como contenido para bajar a celulares.
Como desventaja, Mallea no duda en mencionar que, habiendo tanta oferta gratuita, por lo ofrecido en la web “no se puede cobrar”, aunque aclara que no sólo debido a esto el cómic online seguirá coexistiendo con el cómic en papel: “Son dos formatos diferentes -explica-. Antes se decía que el papel iba a derivar en una lectura virtual, y son cosas distintas”.
(*): Redactor de Perfil.com.