El nombre de Martin Scorsese remite rápidamente a películas que son obras maestras, a la renovación del cine estadounidense de los años ‘70 y a una figura esencial de la cultura en el mundo. Sin embargo, el director que este lunes cumple 83 años también ha sabido construir un legado paralelo igual de trascendental, como preservador y difusor del patrimonio cinematográfico mundial e impulsor de nuevas generaciones de cineastas.
En 1990, preocupado por el deterioro de los materiales fílmicos, Scorsese creó The Film Foundation, una organización sin fines de lucro destinada a la protección, restauración y difusión de películas de los Estados Unidos pero también de otras partes del mundo. En su misión lo acompañaron inicialmente grandes pares como Woody Allen, Francis Ford Coppola, Clint Eastwood, Stanley Kubrick y Steven Spielberg, y con el tiempo se sumaron varios otros, como Paul Thomas Anderson y Christopher Nolan.
“Matate, amor”: la novela argentina que conquistó a Martin Scorsese y a Cannes
Al mismo tiempo, el realizador de "Taxi Driver", "Buenos Muchachos" y "El Lobo de Wall Street" también suma decenas de créditos como productor de series y películas, no solo suyas, sino también de directores y directoras de otros países. Una de sus experiencias más significativas en este sentido se dio en 2008, cuando participó del programa de mentorías de Rolex y eligió como discípula a la argentina Celina Murga, con quien sigue en contacto de manera creativa en su rol de productor.
"Es alguien que tiene mucho conocimiento de cine de muy variadas cinematografías, y su manera de aportar a la historia del cine no es solamente enfocado en hacer él, sino en encontrar formas de aportar a la historia del cine mundial", le contó la realizadora entrerriana a PERFIL durante una entrevista. De esta forma, destacó la pasión y amor total del neoyorquino por el séptimo arte.
El niño que miraba con asombro: Scorsese y su amor por el cine
Antes de ser Scorsese, antes de los Oscar, los gángsters y jóvenes furiosos de Little Italy, los cortes dinámicos y el rock n' roll, hubo un niño que se quedó quieto en una butaca mirando una película que jamás iba a olvidar. Tenía ocho años cuando vio "The Magic Box" (La caja mágica, 1951), de John Boulting, película biográfica que narra la historia del pionero del cine británico William Friese-Greene.
En ella, un policía interpretado por la Laurence Olivier se asombraba frente a una imagen que cobraba vida con el movimiento por primera vez. Scorsese vio esa escena junto a su padre y algo se encendió dentro de él. "Durante mucho tiempo el cine fue un refugio para mí", afirmó.

"Debido a mi asma no me permitían practicar ningún deporte ni estar con animales, así que me llevaban al cine muy a menudo y vi muchas películas en esos años", contó en 2013 el director en una conferencia en el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas.
"La película que me causó la mayor impresión sobre el cine fue The Magic Box. Mi padre me levó a verla cuando tenía ocho, nueve años, y lo que tenía de especial era la pasión y obsesión de la gente de aquella época sobre el cine", recordó. Y añadió: "Había algo en la belleza de su obsesión con el potencial del invento en sí, la creación del celuloide, que me hizo pensar que yo también podría hacer algo así".
Una copia arruinada y su labor en la conservación
Hubo otro momento fundacional en la pasión de Scorsese por el cine, esta vez ya en su juventud, a mediados de los '60. En un programa doble que incluía "Niágara" (1953) y "La comezón del séptimo año" (1955), ambas protagonizadas por Marilyn Monroe, pasó de la admiración del technicolor brillante al "desastre técnico", según expresó en una charla con el público en el Festival de Cine de Nueva York.
La copia de la primera película fue un deleite visual, pero la decoloración de la segunda era tan mala que se debió añadir un filtro para corregir la desviación cromática. "Cuando esto sucede te perdés de la narrativa, de las actuaciones. La gente empezó a levantarse en masa y a irse enojada", contó. No era normal que una cinta tan reciente, de menos de diez años, estuviera en tan malas condiciones.
"Ver algo así fue todo un shock”, aseguró el mítico director. Esto marcó su decisión de luchar por la conservación de las películas, de manifestarse para que los estudios comenzaran a considerar al cine un arte que debía preservarse y no sólo un producto industrializado que pierde valor cuando pasa su "vida económica", ya que son estos mismos estudios quienes se encargan de guardar las copias antiguas.

Luego, mientras editaba "Buenos Muchachos" se sumergió en los libros que contaban sobre las películas realizadas por la Warner Bros. y la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), donde catalogó los archivos en categorías de importancia (A, B y C) y los llevó a los principales directivos, destacando cuando una obra pasa de un valor meramente comercial a otro dentro del terreno artístico y de la cultura. "Hay obra que importan muchísimo a la gente, que inspiran a artistas, poetas y pintores; hay que preservar todo esto", indicó.
Así tomó la decisión de crear The Film Foundation, que recauda fondos y sensibiliza sobre proyectos de conservación, además de tener programas educativos sobre el cine. La misma ha sido calificada como "la principal organización" en cuidar el patrimonio cinematográfico de Estados Unidos y con el tiempo puso el ojo en otros países. Por ejemplo, junto con UNESCO y la Federación Panafricana de Cineastas (FEPACI), lleva adelante un programa para proteger films de este continente y proyectarlos a habitantes de diferentes naciones africanas.
También tiene mecanismos de financiamiento alternativo, como el sistema “1 frame, 1 dólar” (Un fotograma, un dólar), para que cualquiera pueda contribuir a la restauración de películas.
Puentes creativos y su vínculo con Celina Murga

Dentro de su vocación por difundir e impulsar el cine en diferentes partes del mundo, Scorsese también tiene una faceta como mentor y productor. En el marco de la Iniciativa Artística Rolex, hace diecisiete años atrás, eligió a la cineasta Celina Murga después de ver el final de la edición de su segunda película, “Una semana solos” (2008).
“Desde entonces tenemos un vínculo muy cercano, una amistad creativa basada en el amor al cine. Scorsese es una persona muy generosa que tiene muy claro lo que puede aportar y cómo puede ayudar a gente que está emergiendo", le dijo la realizadora a este medio, durante un reportaje en la sexta edición del FICER (Festival Internacional de Cine de Entre Rios).
Scorsese la incluyó en el rodaje de "La Isla Siniestra" (2010) y también produjo otros largometrajes de la realizadora entrerriana, como “La tercera orilla” (2014) y "El aroma a pasto recién cortado" (2024). "Es alguien que tiene mucha conciencia respecto de qué implica el cine para para un país, o sea entiende el cine como una expresión cultural e identitaria", sostuvo Murga acerca de la labor de The Film Foundation.
"Está muy enfocado en preservar cintas que no tienen acceso a dinero, justamente porque él vive y es parte de la meca del cine y a la vez entiende que eso es irreal y que hay muchas otras cosas que son muy valiosas", agregó. Por todo esto, lo definió como "un artista único", que además de su talento en las películas que hace "tiene la enorme capacidad y sabiduría de entenderse dentro de una trama histórica".
FP/MU