CULTURA
escándalo

Michel Foucault, entre la pedofilia y la guerra cultural

El ensayista Guy Sorman lanzó en un programa de la televisión francesa una confesión: El filósofo francés fallecido en 1984, durante su estancia en Túnez, abusaba de niños en el cementerio de Sidi Bou Said.

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Denuncia. A comienzos de marzo, el politólogo y economista Guy Sorman habló de los abusos de niños de su compatriota Michel Foucaul, muerto en 1984. | cedoc

Se ha dado difusión a una denuncia pública del politólogo y economista Guy Sorman que realizó a principios de marzo en un programa de televisión francés del Canal TV5. En realidad, Sorman extendió sus conceptos vertidos en un artículo que publicó en enero de 2020 en  la revista France-Amerique, titulado “El talento ya no excusa los delitos”. Allí escribía: “Gabriel Matzneff se jactaba de su pedofilia en televisión y hacía libros autobiográficos, muy mediocres. El filósofo Michel Foucault, estrella intelectual de los años setenta, fue aún más lejos: consideró que cualquier ley, cualquier norma era una forma de opresión del Estado y de la burguesía. En nombre de la liberación total, que primero se aplicó a sí mismo, se compró niños pequeños en Túnez, con el pretexto de que tenían derecho al disfrute.” 

De Gabriel Matzneff, PERFIL dio cuenta en estas páginas de la denuncia por abuso que realizó Vanessa Springora en su libro El consentimiento, que produjo repudio y el cuestionamiento al statu quo intelectual francés por festejarlo como transgresor. Pero Sorman fue más allá: no es una víctima como Springora y en televisión sus declaraciones tomaron un tinte siniestro. Dijo que en 1969 visitó a Foucault con un grupo de amigos en Sidi Bou Said, Túnez, y allí “los niños pequeños corrieron detrás de Foucault diciendo ‘¿y yo? tómame, tómame’ (…) Tenían ocho, nueve, diez años, les tiraba dinero y les decía: ‘Nos vemos a las 10 de la noche en el lugar habitual’ (el cementerio). Allí los abusaba sexualmente; hacía el amor en las lápidas con los muchachos.” Vale decir, un año después del artículo citado, Foucault ascendió a pedófilo profanando un lugar sagrado. ¿Algo más? Sí, ante las cámaras Sorman se recriminó no haberlo denunciado, pero también dijo que todos sabían lo que hacía (incluyendo a la prensa). Entonces, ¿todos los franceses encubrieron al filósofo?

A 37 años de la muerte de Foucault, quien padeció HIV, alguien dice ser testigo, ningún otro confirma sus dichos, ninguna víctima. 

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¿Quién es Sorman? Economista, profesor, autor de libros como La solución liberal (1984), Inmigrantes y drogadictos (1993), Made in USA (2004), y el motivo de la entrevista referida: Mi diccionario de mierda. Defensor del capitalismo, liberal clásico, francés y norteamericano, un hombre del stablishment. Columnista en Le Figaro y The Wall Street Journal Europe; formó parte del equipo de campaña de Jacques Chirac y fue asesor del Primer Ministro francés Alain Jupp. En Made in USA escribió: “En Estados Unidos, se desconfía de los ‘intelectuales’, especialmente en el terreno político. De ellos se sospecha que sus contactos con la realidad son exiguos y que el entusiasmo que muestran por las ideologías arruina a las naciones.” Además de adherir a estas nociones, Sorman es un propagador del negacionismo de la crítica, por eso afirmó que la exaltación por la libertad que hacía Foucault fue coartada para sus depravaciones. Cuestión ideológica, tal vez personal, o no tanto.

Hace casi cuatro años la CIA desclasificó un documento de la Guerra Fría, Francia: la defección de los intelectuales de izquierda. Allí se narra cómo influenciar en los intelectuales en torno a la revista Annales, la École des Hautes Études y los cercanos a Foucault, Jacques Derrida y Jacques Lacan. La resonancia mundial de lo francés siempre deslumbró al academicismo privado norteamericano, también al británico, y mucho más a su clase política. ¿Cómo igualar el prestigio crítico de París? A fuerza de operaciones económicas, difusión e influencias. Como convertir en best-seller a un ignoto útil con la compra de miles de libros; también promoviendo desde fundaciones grupos de estudio a nivel universitario. Sobre este tema existe un libro de Frances Stonor Saunders, La CIA y la guerra fría cultural (Debate).

Esta difamación de un muerto fue propagada por un medio británico conservador post Brexit. También post Trump y, pandemia mediante, post Bolsonaro. Boris Johnson está solo, presumiendo un rearme nuclear, especulando con vacunas a espaldas de Europa. ¿Acaso este ataque al filósofo anti capitalista es porque su obra crítica señala esas desastrosas políticas neoliberales? Afirmar que a la homosexualidad sigue la pedofilia es también degradar con falsedades a la diversidad humana, algo peligroso, que habilita una Inquisición, también verdugos. Esta barbarie antisocial, subrayada por Foucault, también refleja que aquella guerra cultural era más que antisoviética y hoy está con vida porque la violencia, en todo espacio, es la forma de posponer la inevitable caída de sistemas basados en la miseria planetaria. Lean a Foucault, no causa daño alguno.