Esta edición ampliada de “Operación Traviata, ¿quién mató a Rucci?” contiene nuevos datos y precisiones sobre el asesinato del secretario general de la Confederación General del Trabajo, José Rucci, ocurrido el 25 de septiembre de 1973, apenas dos días después del tercer triunfo electoral del general Juan Domingo Perón.
Incluye más información sobre los autores de la emboscada, un pelotón de Montoneros, la guerrilla peronista que competía por el liderazgo del Movimiento y del gobierno con el propio Perón, quien acababa de retornar a la Argentina luego de un exilio de casi 18 años.
Con ese ataque, en un contexto de violencia política, donde un asesinato valía tanto como un acto o una solicitada, los montoneros buscaron “apretar” a Perón, mostrarle que sin ellos no podría gobernar, y que, por lo tanto, le convenía acordar el reparto del poder.
El comando fue encabezado por el mejor cuadro militar de Montoneros, Julio Roqué, más conocido como “Lino”, “Iván” o “Uno”, en aquel momento el número 6 de la Conducción Nacional.
Según una fuente, dos de los atacantes aún están vivos y uno de ellos es “un próspero empresario que está totalmente ajeno a todo esto”. El informante no quiso revelar sus nombres por “una cuestión de códigos”.
Rucci era el alfil de Perón en los sindicatos y una pieza clave en su diseño político porque le garantizaba el control de los gremios, que constituían una de las patas en las que se asentaba el Pacto Social.
Ese Pacto Social, formado por el Estado, los empresarios y los sindicatos, era el núcleo del plan de gobierno de Perón. El asesinato de Rucci se convirtió en una de las causas del fracaso de la llamada “Patria Peronista”.
En realidad, en los 70 fracasaron tres proyectos de país: la “Patria Peronista”, la “Patria Socialista” y la “Patria Militar”, según señalo en el Prólogo agregado a esta nueva edición, que fue escrito para explicar por qué los 70 nos siguen interesando tanto a los argentinos.
Hay varias causas: una de ellas es que aún no hemos superado los fracasos sucesivos de esos tres proyectos colectivos, que habían ilusionado a diversos sectores sociales.
Otro capítulo nuevo es el Apéndice, en el cual, a partir de un dato erróneo incluido en la versión original del libro, describo la trama secreta de la investigación judicial del asesinato, que fue reabierta el año pasado tras casi 20 años de estar archivada, luego de la publicación de “Operación Traviata”.
Ninguna de las partes involucradas, ni el juez, ni los abogados de la familia Rucci, ni el gobierno, ni los ex montoneros, quieren acelerar esta investigación, cada uno por motivos diferentes.
Pero, si la investigación continúa por el camino ya iniciado, que hurga en los vínculos entre el grupo atacante y algunos funcionarios del gobernador de Buenos Aires, Oscar Bidegain, un aliado de Montoneros, el Caso Rucci puede terminar desbaratando la política de Derechos Humanos de los Kirchner, que deja fuera de la Justicia a los delitos de los grupos guerrilleros.
Es que la doctrina kirchnerista sostiene que los delitos de lessa humanidad, que son imprescriptibles, son sólo aquéllos cometidos con ayuda del aparato estatal. Algo que no ha podido probarse en el caso de los ataques del Ejército Revolucionario del Pueblo, una guerrilla trotskista, pero que aún está por verse en el caso del asesinato de Rucci.
*Editor jefe del diario PERFIL.